ir al contenido

Un avión qatarí, pero ¿a qué costo?

Foto: David Lusvardi / Unplash

El presidente Donald Trump ahora tiene un nuevo juguete de 400 millones de dólares: un lujoso Boeing 747-8, cortesía de la familia real de Qatar.

Según confirmó este miércoles el Pentágono, el avión –anteriormente usado por la realeza qatarí para sus traslados sin clase turista– fue oficialmente aceptado para servir como una suerte de Air Force One provisional. Porque cuando la flota presidencial envejece, nada como recurrir al viejo método de aceptar regalos de estados extranjeros.

“La aceptación del avión cumple con todas las reglas federales”, aseguró el portavoz del Departamento de Defensa, Sean Parnell, como si los reglamentos federales estuvieran diseñados con la generosidad qatarí en mente.

¿Y el costo?

El jet será adaptado con sistemas de defensa, comunicaciones seguras y –presumiblemente– espacio para los sombreros de campaña. Todo legal, todo transparente, según Doha. ¿Qué podría salir mal? Mucho, reparar este estilo de avión y convertirlo en un Air Force One, podría costar una fortuna.

El presidente Trump, por su parte, desestimó cualquier crítica como una “historia de la izquierda radical” durante una entrevista en Abu Dhabi, donde, en medio de un viaje diplomático, encontró tiempo para explicar que le estaban “haciendo pagar mil millones” por un avión nuevo.

Así que, frente a tan desproporcionada injusticia, lo razonable era aceptar uno de regalo. Puro sentido común.

El "obsequio" más grande jamás aceptado

El avión, uno de los obsequios extranjeros más grandes jamás aceptados por un presidente estadounidense, ha encendido las alarmas tanto en demócratas como republicanos.

Algunos temen que recibir un jet de un gobierno extranjero, en especial uno con intereses estratégicos en el Golfo, pueda suponer un “ligero” riesgo de seguridad nacional. Nada grave, solo la posibilidad de que una potencia extranjera tenga conocimiento del cableado que permite hablar con el Pentágono desde el cielo.

Senadores como Adam Schiff y Jack Reed han pedido al inspector general del Pentágono que investigue el asunto, cuestionando no solo el origen del avión, sino el proceso mediante el cual fue incorporado a la flota presidencial.

Reed advirtió que usar el avión implicaría “enormes riesgos de contrainteligencia”. Pero al parecer, para el expresidente, lo que realmente representa un riesgo es perder una ganga aérea.

Así luce la "transparencia total"

El primer ministro qatarí, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman al-Thani, describió la donación como un acto de “transparencia total”. Nada dice transparencia como regalarle un avión a un candidato presidencial en año electoral. Claridad absoluta.

Por ahora, el jet aún debe pasar por una compleja remodelación para cumplir los estándares de seguridad de Air Force One. Un proceso largo, caro, y –como todo en esta historia– perfectamente normal.

Porque cuando un Boeing cae del cielo, lo lógico es subirte sin hacer muchas preguntas.

Últimas Noticias