Coca-Cola ha levantado el telón sobre una nueva bebida que pisará el escenario estadounidense con un toque de azúcar de caña. Según el informe original, la compañía hizo este anuncio mientras reportaba ganancias del segundo trimestre; todo esto en medio de un ajetreado escenario público liderado por Trump.
La semana pasada, Trump reavivó el fervor en redes sociales, afirmando que había convencido a Coca-Cola de embarcarse en este movimiento refrescante hacia el uso de azúcar de caña. Aseguró a todos sus seguidores en Truth Social que había "estado hablando con Coca-Cola" y que lograron un acuerdo que promete endulzar el paladar estadounidense con un toque más natural.
La decisión de Coca-Cola viene acompañada de un compromiso de utilizar azúcar de caña producida en el país. Este giro hacia un azúcar más natural sucede mientras la mayoría de sus bebidas en EE.UU. dependen del jarabe de maíz de alta fructosa. Mientras, nuestros vecinos mexicanos ya disfrutan de este auténtico sabor en sus refrescos embotellados de vidrio que, por cierto, tienen un precio más elevado al ser importados.
No es solo Trump quien está en juego. El Secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., también ha estado presionando a las empresas alimentarias para que eliminen el jarabe de maíz de alta fructosa, a la vez que ha llamado al azúcar un "veneno". Con estas figuras influyentes instando a este cambio, Coca-Cola da un paso hacia opciones más naturales en su oferta estadounidense.
En las cifras, Coca-Cola ha demostrado su fortaleza al reportar ingresos netos de $12.5 mil millones en el segundo trimestre, cifra que representa un ligero incremento del 1%. Aún más impresionante es el aumento del 58% en ingresos netos, alcanzando $3.8 mil millones. La campaña "Share a Coke" ha sido un aliado estratégico en este resurgimiento financiero, mostrando el poder de las estrategias personalizadas en el mercado actual.