Con su sonrisa potente, su mirada a futuro y sus ganas de salir adelante, Letty Salamanca, de 20 años, representa a una generación de jóvenes multiculturales listos para posicionarse en el mercado laboral de un país cada vez más diverso.
Ellos nacieron aquí, pero combinan en sus genes —y en la forma de pararse ante la vida— a ancestros de tierras diversas: una fortaleza de culturas que, sí es cierto, los vuelve especiales.
Salamanca nació en Rockville, Maryland. Hija de mamá colombiana y papá mexicano, su mamá vino a los 11 años a Estados Unidos junto con su hermano para estudiar, y, como tantas otras inmigrantes, se quedó.
Tras la típica infancia en el seno de una amorosa familia latina formada básicamente por mujeres —su mamá y su abuela, ambas de Barranquilla— Salamanca llegó a la escuela secundaria y se encontró con un camino difícil por delante.
“Sentía que no podía encontrar mi nicho, algo que me gustara realmente hacer”, contó a El Tiempo Latino.
Fue entonces cuando el “llamado de la sangre” se hizo sentir. Su abuela había tenido éxito como diseñadora de vestidos para muñecas en Caracas, adonde la familia se había mudado, y Salamanca no dudó en que lo suyo sería el diseño de modas.
Convencida que tenía que cumplir los sueños de su querida abuela, Salamanca avanzó hacia el mundo de la moda y llegó a conseguir una beca para estudiar en el Fashion Institute of Technology de Nueva York.
Pero las cosas no fueron como esperaba. Estaba en la meca de la moda, un lugar donde miles aspiran a estudiar, donde transcurre la popular Semana de la Moda… y no era feliz.
De hecho, hasta el mismo destino le puso un terrible freno en los comienzos de esa carrera: Salamanca sufrió un grave accidente de auto, que la postró dos meses en cama y la obligó a llevar los dos brazos enyesados.
“Imagínese, tener que vestir a un maniquí para una clase, con los brazos enyesados…”, recordó, ahora con sentido del humor.
El primer semestre se transformó en el último para Salamanca. Hizo las maletas y volvió a Rockville sin dudarlo. Amaba a su abuela, pero no quería ser diseñadora de modas, quería seguir otro camino.
Curiosamente, un ensayo que escribió para El Tiempo Latino fue el disparador de un cambio de rumbo, drástico pero inmensamente feliz.
Salamanca fue una de las ganadoras de la beca de McDonalds para estudiantes latinos que aspiran a seguir estudios universitarios.
Como parte de esa beca, la joven tuvo que escribir una columna para el periódico. Se trató de un pequeño ensayo sobre su sueño. Ella escribió sobre moda, pero, al hacerlo, se dio cuenta que… ¡podía escribir!
“Algo que pensé que no era capaz de hacer. Cuando vi mi artículo publicado en El Tiempo Latino sentí una mezcla de pasión y orgullo: mi camino era el periodismo y sentí que nuevamente tenía un propósito en la vida”, contó todavía emocionada.
Se había roto el embrujo que detiene a muchos, la limitante frase: “yo no sé escribir”.
A Letty Salamanca siempre le fascinó el fútbol. Y entonces, ¿por qué no intentar con la crónica deportiva?
Como buena representante de su generación, Salamanca consiguió trabajo, y su espacio en el mundo del deporte, por Twitter.
“Fanáticos del fútbol de todas partes reclamaban que no hubiera más crónicas en español y mencionaron un sitio web, Global Futbol Today, con sede en Carolina del Norte.
Les mandé mi curriculum y me dieron trabajo”, cuenta orgullosa Salamanca.
Hoy, la joven postea sus historias futboleras y aspira a terminar su carrera de Comunicación en American University en 2014.