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El sueño de una joven solidaria

En enero de este año, Gloria Johana Sierra, recibió una emotiva carta del alcalde de Texiguat, en Honduras. El alcalde Lorenzo Arturo Sierra le agradecía en nombre de “los niños y padres de la aldea Tamayupo” por la emoción que sintieron todos al recibir los juguetes, el día 5 de enero, y conseguir que San Nicolás o Santa Claus visitara el lugar. Gloria hacía así realidad un sueño: conseguir que los niños se ilusionaran con Santa. “Algo que yo nunca tuve en mi niñez”, dice.

Los niños de la aldea Tamayupo en Honduras celebran recibir sus mochilas con útiles escolares el 5 de enero de 2014 gracias a la Glo Foundation, una iniciativa de la joven hondureña, Gloria Sierra, quien vive en Maryand.


           
   

CORT GLO Foundation

Los niños de la aldea Tamayupo en Honduras celebran recibir sus mochilas con útiles escolares el 5 de enero de 2014 gracias a la Glo Foundation, una iniciativa de la joven hondureña, Gloria Sierra, quien vive en Maryand.

“Planifico el día que se va a realizar la actividad. Convoco a los niños con su familia y empezamos a realizar una tarde cultural con concursos (encostalados, huevo en cuchara…) en los cuales se da premios al ganador. También se les brinda un plato de comida y refrescos a todos los asistentes y se revientan piñatas con los niños. Luego, de repente,  aparece San Nicolás quien comienza a entregar los regalos, uno por uno, llamándo a cada niño por su nombre. También se les da mochilas con útiles escolares a los niños que están en la escuela. Es una satisfacción poder ayudar a estos niños que están en el olvido.  Le doy gracias a Dios por la oportunidad que me da de servir a los que me necesitan. En enero de 2015 quiero llenar un contenedor con más ayuda. Sé que puedo hacerlo”. —Gloria Sierra, Presidenta de www.glofoundation…

Gloria nació y creció en Tegucigalpa de una madre soltera.

“Durante mi niñez, mi madre trabajaba y estudiaba por la noche. Crecí en la pobreza pero rodeada de amor. Las únicas vacaciones que mi madre me podía dar era mandarme a la casa de abuelita en una aldea en la que no había electricidad o agua potable”, cuenta Gloria.

Luego su madre emigra a Estados Unidos y Gloria queda, con 7 años, a cargo de una tía que se convierte en su “segunda madre”. Con el tiempo, la madre de Gloria se casa con un estadounidense y “da a luz a mis dos hermanitos”.

“Llegué a este país a los 11 años sin saber inglés. Fui a una escuela en la cual yo era la única que hablaba español y fue muy difícil ajustarme a una nueva cultura, nueva escuela y hasta a una nueva familia”, explica y añade que seis meses después  “ya podía hablar, leer y escribir inglés” y comenzó a ver el cambio en su vida.   “Crecí  con unos padres amorosos, y con el conocimiento de Dios. Mi madre y mi padre son mis ídolos: ellos me enseñaron a ser agradecida, luchadora y siempre ayudar a los necesitados”.

En la Universidad decidió contabilidad y hoy es una profesional con 10 años de experiencia. “Trabajo con personas que son más que mi compañeros de trabajo, mis mentores”, dice con orgullo.

“Gracias a ser bilingüe y profesional he tenido la oportunidad de regresar a Honduras  y a mi aldea humilde todos los años, y me he dado cuenta que las cosas no han cambiado mucho desde mi niñez”. Gloria recuerda su tristeza cuando llegana la Navidad y pensaba que San Nicolás solo visitaba a los niños ricos, no a los pobres.

Ese sentimiento la llevó a crear la “The Glo Foundation” en 2011 (www.glofoundation.org) que representa  “luz, esperanza y felicidad”.

“Gracias a poder vivir en este país, me propuse ayudar a esos niños necesitados. Comencé con la aldea donde pasé mi niñez, averigüé la cantidad de niños que había y durante el año empecé a comprar juguetes para cada uno de ellos: quería que San Nicolás fuera el que entregara los regalos llamando a los niños por su nombre”, cuenta Gloria y se emociona al explicar cómo un niño caminó más de una hora “cargando un saquito de frijoles en agradecimiento  por poder conocer a San Nicolás”.

“Mirar como los ojos de estos niños se  iluminan al ver a San Nicolás  y ver la alegría, los abrazos y los besos de estos niños no se compara con nada en el mundo”, dice. “Esta es la razón de mi existencia, y por el resto de mi vida me dedicaré a ponerle sonrisas a cada niño necesitado en aldeas de Honduras”, concluye Gloria mientras parece que la voz se le quiebra de emoción pero también de determinación.

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