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DMV: El silencio de los latinos acentúa el racismo

PREJUICIOS. La recomendación de los sicólogos escolares es atacar los prejuicios desde muy temprana edad. | FOTO: Cortesía MCPS


           
   

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PREJUICIOS. La recomendación de los sicólogos escolares es atacar los prejuicios desde muy temprana edad. | FOTO: Cortesía MCPS

ORGULLO. Para reducir el impacto del racismo a la salud mental es importante reforzar entre los niños el sentimiento de orgullo de sus orígenes. | FOTO: Cortesía MCPS


           
   

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ORGULLO. Para reducir el impacto del racismo a la salud mental es importante reforzar entre los niños el sentimiento de orgullo de sus orígenes. | FOTO: Cortesía MCPS

ENSEÑANZA. En las escuelas de Montgomery se habla de la importancia de la salud mental y los peligros del racismo. | FOTO: Cortesía MCPS


           
   

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ENSEÑANZA. En las escuelas de Montgomery se habla de la importancia de la salud mental y los peligros del racismo. | FOTO: Cortesía MCPS

MAESTROS. Los profesores son un pilar central no solo en la educación formal de los estudiantes sino en ayudar a detectar sus problemas. | FOTO: Cortesía Identity


           
   

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MAESTROS. Los profesores son un pilar central no solo en la educación formal de los estudiantes sino en ayudar a detectar sus problemas. | FOTO: Cortesía Identity

BARRERAS. Entre los latinos la salud mental es un estigma, pero los sicólogos y profesores del condado de Montgomery trabajan por derribar esas barreras. | FOTO: Cortesía MCPS


           
   

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BARRERAS. Entre los latinos la salud mental es un estigma, pero los sicólogos y profesores del condado de Montgomery trabajan por derribar esas barreras. | FOTO: Cortesía MCPS

Rompió su amistad porque “era pequeño”, “tenía acné”, “era socialmente torpe”, pero sobre todo porque “era descendiente de mexicanos”. Así le dijo adiós Stephen Miller, el ideólogo sobre las políticas de inmigración del presidente Donald Trump, a Jason Islas cuando era un niño de 14 años.

Palabras parecidas aún resuenan en los oídos de Diego Uriburu, director ejecutivo de Identity, porque le recuerdan que cuando su organización pidió a los adolescentes inmigrantes que pusieran sobre el papel cómo creían que la gente los mira, ellos escribieron esto: “marrones”, “feos”, “solo servimos para limpiar baños” y “somos pandilleros”.

“Eso está internalizado y es muy fuerte. Las voces en contra son tan poderosas que no logran escucharse las voces a favor. Es un constante martilleo difícil de superar, porque la comunidad latina es muy pasiva y tranquila”, dice Uriburu. ¿Su remedio?, atacar el racismo, la discriminación en las escuelas públicas a donde acude la mayoría de jóvenes inmigrantes.

Uriburu cree que “hace falta empoderamiento, somos muy estoicos, aguantamos todo, pero a veces hay que decir ‘¡basta!’”. Él observa que hay diferentes tipos de ataques racistas: “el que viene de afuera que es el cómo nos tratan; y, el otro es el racismo interiorizado que se remonta a la conquista española, el resultado es que los latinos blancos y de mayor poder económico no se asocian con los de rasgos más indígenas y de piel oscura”.

El idioma es motivo de racismo

A Islas lo que más le quedó en la memoria fue saber que Miller no lo quería como amigo por ser latino. Ataques racistas como ese no se olvidan y traen consecuencias. Depresión, estrés, ansiedad y pensamientos suicidas fueron solo algunas de las secuelas que, en el 2015, encontró una recopilación de 300 estudios sobre el racismo y la salud mental entre las minorías.

“El racismo no existe, solo está en la imaginación”, solía aregar Miller en sus tiempos de colegial, en California. Las incontables evidencias, los testimonios y estudios demuestran lo contrario. Ahora mismo al racismo se lo considera una pandemia social y una emergencia sanitaria que prolonga las desigualdades e injusticias.

Si a eso se agrega que entre los latinos, la salud mental es un estigma del que no se habla, no se considera importante o no hay tiempo para buscar ayuda, el problema es más serio. Una aproximación a esta situación hicieron varias sicólogas del sistema de educación pública del Condado de Montgomery, durante el coloquio “Impacto del racismo en la salud mental”. En esa municipalidad, ahora hay más sicólogos y consejeros biculturales y bilingües que trabajan en afianzar la importancia de la salud mental y mitigar los síntomas.

Para la sicóloga escolar, Ana Groene, no solo es la vergüenza, también está la barrera del idioma, la falta de seguro médico, de horarios flexibles y de centros de ayuda cercanos. Lo dicho por esta especialista, lo respalda la estudiante Jeyssi Huaycochea, quien le dijo a El Tiempo Latino que por la insuficiencia del idioma muchos jóvenes no logran acceder a los equipos de deportes.

Parte de la solución, cuenta Huaycochea, vino de Identity al crear el programa Soccer for Change, que les da a los chicos y chicas la oportunidad de practicar el deporte que más les gusta y reafirmar su sentido de pertenencia. Esta estudiante tampoco ha estado exenta a las burlas por su origen. “En la otra escuela sabían que era peruana y que en mi país se come el cuy y los chistes y eran frecuentes, pero hice lo posible para no tomarlo como algo personal”.

Lo más difícil, para ella, es lidiar con las noticias permanentes de los ataques de Trump.

“Vivir sin saber lo que va a pasar y por más que se trata de no poner atención, ver que a alguien lo deportan por cruzar la calle es triste”.

Falta mucho por hacer

A Oliver Fajardo, especialista en evaluación educativa, ese “eres un ilegal”, que algunos maestros les decían a sus estudiantes, se le quedó grabado como en mármol. “Uno viene a luchar por una mejor vida y si te dicen que eres ilegal te hacen sentir aparte, eso me afectó mucho”. Ese “aquí se habla inglés”, que en su infancia le espetaron a la ahora sicóloga Virginia Valencia, fue la razón para elegir trabajar con chiquitos insistiéndoles que no olviden su idioma, que se sientan orgullosos de su herencia y acepten las diferencias.

La recomendación que ofrecen los expertos es hablar con los maestros o los administradores de las escuelas si los chicos están siendo víctimas de bullying, incluido el racial, pero el alumno Bryan Sorto tiene reparos. “Nos hacen falta consejeros de nuestra comunidad, hasta que llegué a la secundaria no vi un sicólogo o un guía latino. Cuando se parecen a ti hay más confianza”.

Groen es de la idea de que “todo empieza en casa y que allí hay que hablar”. De esa misma opinión es su colega de profesión, Elena Rasines: “Los niños que vienen a la escuela ya están expuestos, por eso hay que trabajar con los padres para que les enseñen a respetar y a ser respetados y tiene que ser un trabajo de todos los días, como una gotita que terminará cavando la roca”.

En una conversación con El Tiempo Latino y trayendo a colación las recientes protestas contra el racismo, Uriburu explicó que existe mucha tensión entre los latinos y los afroamericanos pobres. “Los dos grupos se perciben como una competencia y no visualizan que es más lo que los une que lo que los separa. En el sistema escolar del condado de Montgomery, el 55% del alumnado responde a estas dos minorías y los efectos son parecidos: mayores índices de expulsión y deserción y bajos de graduación”.

Hay que trabajar mucho para desmontar ideas como aquella de que el español “es un idioma de limpiar baños”. Según Uriburu, también “hacen falta programas que resalten nuestras magníficas cualidades, pues es muy difícil contrarrestar los prejuicios cuando nos quedamos en silencio.

Hay que conseguir que nuestros niños y jóvenes sientan orgullo de su color y que reconozcan que son lindos como son”.

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