Luego de las elecciones del martes, en la que los demócratas perdieron Virginia, Joe Biden necesitaba una victoria. La noche del viernes la Cámara de Representantes, con 228 votos a favor y 206 en contra, aprobó el proyecto de ley de infraestructura de 1 billón de dólares, que había recibido el aval del Senado en agosto, pero se mantuvo estancada esperando un acuerdo que permitiera pasar —también— la ley de gasto social.
El plan original era que la ley se votara en conjunto con el plan social de Biden, que incluye amplias inversiones en educación, salud y con un apartado especial de disposiciones de cambio climático. Pero las negociaciones dentro de los demócratas han retrasado muchísimo el proyecto.
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Este paquete de gasto social, formalmente llamado Build Back Better Act, no tiene apoyo republicano, lo que implica que debe ser aprobado mediante un proceso conocido como "reconciliación", un procedimiento que el Congreso puede considerar hasta tres veces en un año y que requiere todos los votos del partido azul para aprobarse.
¿Por qué es importante? Tras una jornada llena de tira y afloja, la mayor parte de los progresistas accedió a aprobar el plan de infraestructuras a cambio de que los centristas se comprometieran a votar antes del 15 de noviembre el plan de gasto social de Biden.
- Estas dos leyes son el centro de la agenda Biden, cuya reputación se ha visto en picada en las últimas encuestas: 38% es el índice de aprobación del presidente, de acuerdo con estudio de USA Today y la Universidad de Suffolk, que se realizó entre el miércoles y el viernes de la semana pasada.
- Un hallazgo de la encuesta señala que los estadounidenses apoyan arrolladoramente el proyecto de ley de infraestructura, pero están divididos sobre la ley Build Back Better, más cara y de mayor alcance, que se debate en el Congreso. Solo 1 de cada 4 dice que las disposiciones del proyecto de esta ley los ayudarían a ellos y a sus familias.
- La encuesta da luz sobre la brecha que deben cerrar los demócratas antes de las elecciones midterm de 2022, que terminarán el control del Congreso y dará forma a los segundos dos años de mandato de Biden.
El contexto. Además de promover la nueva ley y el impacto que tendrá en la vida de los estadounidenses, entre lo que se destaca mayor empleo, aún se continúa presionando por la negociación de la ley de gasto social, que se redujo de 3 billones a 1,75 billones de dólares, pero que aún así no ha conseguido un punto de cohesión.
- Una de las principales razones por las que la Cámara y el Senado aún no han aprobado el proyecto de ley Build Back Better es porque los demócratas moderados, como Joe Manchin, quieren ver la evaluación de los costos y beneficios de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), que no es partidista.
- El senador Joe Manchin, uno de los votos que necesitan desesperadamente los demócratas, ha expresado su preocupación sobre el impacto que tendrá en la inflación con todo este gasto gubernamental.
- La semana pasada, incluso, se reintegró la licencia familiar remunerada por cuatro semanas, que había sido previamente retirada. La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, la trajo de nuevo a colación, luego de escuchar las demandas dentro del caucus.
- Las complicaciones no terminan allí. Algunas disposiciones de la ley podrían cambiar cuando llegue al Senado. Todo el proyecto de ley deberá pasar por un escrutinio para asegurarse de que cumpla con las reglas para la reconciliación. Cualquier cambio realizado por el Senado obligará a que el proyecto de ley sea aprobado nuevamente por la Cámara de Representantes.
Con información de Associated Press, The Washington Post y The Hill.