(c) 2021, The Washington Post - Marisa Iati
Un niño se sienta en el consultorio médico, gritando y sollozando mientras espera la vacuna. La imagen mental puede hacer que un padre se pregunte si realmente vale la pena llevar a sus hijos a inocularse.
Jody Thomas, directora ejecutiva de la Fundación Meg, llama a esta preocupación "el miedo a un ataque de pánico". Aunque es normal, es importante ayudar a los niños a recibir las vacunas que recomiendan sus médicos, dijo Thomas, cuya organización sin fines de lucro tiene como objetivo ayudar a las familias con el manejo del dolor.
Para la vacuna contra el coronavirus de dos dosis de Pfizer-BioNTech, recomendada recientemente por funcionarios federales para niños de 5 a 11 años, Thomas dijo que es particularmente crucial que los padres ayuden a sus hijos a superar el nerviosismo.
"Con la vacuna Covid, tenemos que regresar en un par de semanas", dijo. "Así que la preparación para hacer que esa primera experiencia sea buena es de gran importancia, porque queremos que esos niños reciban esa segunda dosis".
Antes de la vacunación:
Los adultos deben darle confianza a los niños ansiosos para que entiendan que es perfectamente normal tener miedo, dijo Kyle Mudd, pediatra de la Clínica Cleveland. Más del 60% de los niños de 10 años o menos tienen miedo de las agujas, según un estudio de 2019 realizado por investigadores de la Universidad de Michigan.
Para muchos, ese miedo es leve. Pero algunos niños tienen fobias graves que pueden llevarlos a evadir atención médica durante años si no se les trata, dijo Katie Birnie, psicóloga clínica del departamento de ciencias de la salud comunitaria de la Universidad de Calgary. Los terapeutas pueden ayudar a esos niños a través de pasos graduales, como hablar sobre las agujas, luego mirar fotos de las agujas y luego ver videos de niños que tienen una buena experiencia al vacunarse, dijo.
"A veces los niños piensan que la aguja es mucho más grande de lo que realmente es, o pueden pensar que, 'Quizás la aguja atraviese mi brazo' o 'Quizás se rompa en mi brazo'", dijo Birnie.
Independientemente del nivel de miedo de un niño, Mudd dijo que la preparación, la honestidad y una actitud positiva son la clave. Los padres deben decirles a sus hijos qué esperar, con más anticipación para los niños mayores y más cerca de la cita para los niños más pequeños, y evitar palabras potencialmente aterradoras como "inyecciones" o "puyazos". En cambio, Mudd dijo que los padres deberían decir que las vacunas duelen por un segundo pero nos mantienen saludables. Los niños más pequeños también pueden jugar con botiquines médicos de juguete para familiarizarse con los aparatos médicos.
Hacer un plan de preparación con anticipación también puede ayudar. Los niños pueden decidir dónde quieren sentarse en el consultorio del médico, qué video quieren ver como distracción y qué tipo de recompensa quieren obtener después. Que puedan tomar ciertas decisiones hace que los niños se sientan empoderados, dijo Thomas.
"El gran énfasis es que ellos tienen el control y pueden tomar decisiones que los ayuden a sí mismos", dijo. "El resto de nosotros estamos aquí para ser su equipo de apoyo y prestarles asistencia".
En la cita:
Los padres deben asegurarse de que sus hijos saben que se espera de ellos, ya sea quedarse quietos, respirar profundamente o ayudar a elegir una recompensa después de la inoculación, dijo Birnie. Si un niño está particularmente asustado, Mudd dijo que los padres deben informar al médico para que puedan administrarle la vacuna al principio de la cita y reducir el período de anticipación.
Puede ser útil para el niño traer ciertas pertenencias que le den comodidad, como una manta o un osito de peluche, o un libro para distraerse. Se pueden usar cremas anestésicas de venta libre o recetadas para reducir la sensibilidad en el lugar de la futura inyección. Y los dispositivos de vibración pueden bloquear el dolor creando un atasco de señales entre el puyazo de la inyección y el cerebro, dijo Thomas.
Los expertos dijeron que nunca se debe sujetar a los niños durante los procedimientos médicos porque hacerlo puede ser traumático. En cambio, los padres deben sostener al niño de una manera que lo mantenga cómodo, calmado y lo suficientemente estable como para recibir la inyección.
Los padres también pueden alentar a sus hijos a respirar profundamente, o incluso a gritar o toser, al momento de sentir la inyección. Algunas investigaciones sugieren que los cerebros humanos sólo pueden decodificar cierta cantidad de información y pueden distraerse del dolor cuando hay una saturación de datos sensoriales, dijo Mudd.
Y aunque la gente a menudo piensa que ayuda medicar a sus hijos para aliviar el dolor anticipadamente, Birnie dijo que no se recomienda hacerlo.
"Una de las cosas más importantes que les decimos a los padres es que su propia ansiedad será una de las grandes causas de la ansiedad de sus hijos", dijo Thomas. "Entonces, si bien el estrés es contagioso, también lo es la calma".
Después de la vacunación:
Lo primero es lo primero: los niños deben recibir una recompensa por someterse a la inoculación, como un helado o una visita al parque de camino a casa, dijo Thomas. Además de reforzar la valentía, saber que recibirán algo que les gusta también puede darles que esperar durante los momentos difíciles del proceso.
No importa cómo transcurra la experiencia, Thomas dijo que los padres deben elogiar a sus hijos por lo que salió bien y hablar con ellos sobre lo que quieren hacer mejor la próxima vez. Al estar las vacunas recomendadas para toda la vida de las personas, inevitablemente habrá otras oportunidades para volver a intentarlo.
"Creo que ayudar a que los niños tengan una experiencia positiva con la vacuna Covid traerá beneficios a largo plazo", dijo Birnie. "Ésta una preparación para temas de toda la vida".
Información de la Autora:
Marisa Iati es periodista del Despacho de Noticias de Asignación General en The Washington Post. Anteriormente trabajó en el Star-Ledger y NJ.com en Nueva Jersey, donde daba seguimiento al caos municipal, los problemas comunitarios, la educación y el crimen.
Lea el artículo original aquí.