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La revolución de los eventos virtuales revitalizó el negocio de este productor hispano

EXPERIENCIA. Pedro Zavarce comenzó su vida laboral en el mundo del vídeo y la comunicación en Univisión, después fue a CNN y Discovery Channel. | foto: Cortesía PZ Video Productions

El negocio de Pedro Zavarce era tomar su videocámara, viajar por cualquier lugar del mundo y producir documentales, comerciales y campañas de calidad. No le iba nada mal hasta que en marzo de 2020 se declaró la emergencia sanitaria, pero este venezolano es suficientemente recursivo e ingenioso como para que una pandemia ponga el punto final a la historia de PZ Video Productions.

Para sobrevivir había que reinventarse, porque “tengo gente que necesita poner comida en su mesa y pagar la hipoteca y no tenía el corazón de decirles que no vengan más”.

PZ Video Productions tenía un encargo entre manos que implicaba viajar y el cliente estaba nervioso. Entonces alguien hizo la pregunta del millón: “¿Qué es lo que todo ser humano tiene? ¡Un celular!”. Ese fue el pase a otra dimensión. “Basta con que los protagonistas del documental regados por el mundo tengan un trípode, les daremos un breve entrenamiento online y la producción será virtual, desde las oficinas en Wheaton”. Así se hizo.

“Saltamos de Tokio a Madrid o a Buenos Aires en una tarde. Este es el legado de hacer negocios que nos deja esta crisis. Esto se ha vuelto el pan de cada día y pese a que vivo en constante revolución tecnológica me impactó”, dice este hombre que de tanto rodar por el mundo encontró aquí mismo el lugar para mirar los mejores amaneceres: el monumento de Lincoln.

CÁMARA. Zavarce poniendo a prueba su sensibilidad visual y experiencia para producir vídeos, documentales o comerciales. | FOTO: Cortesía PZ Video

Primero KZ Communications

Zavarce, quien junto con su esposa Fernanda María Rivera, es miembro de Mclean Bible Church, como parte de devolver a la comunidad entrega el mismo tiempo y dedicación a un producto de alguien que está empezando en su negocio, como si se tratara de Coca Cola o Nike, sin importar el presupuesto.

No son pocos los que llegan diciéndole, “Pedro, vengo donde usted porque nos da a buen precio”, al menos es con esa idea lo llamó Raúl Medrano, dueño de Café Medrano. Se fue muy satisfecho.

“Creo que Dios me dio el don de no ser empleado, sino de tener una visión. En 1997 monté KZ Communications (K por su hijo Kevin) y puse en práctica lo aprendido en Univisión”. Su cámara, su sensibilidad visual y su experiencia fueron de mucha utilidad como reportero gráfico de la Casa Blanca para Globovisión en Venezuela, O Globo en Brasil, Ecuavisa en Ecuador y otras televisoras de América Latina y Europa.

Vino a DC en la cresta de su adolescencia, de la mano de su madre Miriam Armas Castro, quien fue elegida cónsul de El Salvador, en 1985. El inglés lo traía casi aprendido, pues vivió un año en Bristol-Inglaterra y en Venezuela estudió en el Colegio Americano. La secundaria la completó en Woodrow Wilson High School. El bachiller decidió que Venezuela era el pasado y Estados Unidos el futuro y aquí quiso construirlo, eso incluía graduarse de informática en University of the District of Columbia.

Entre Univisión y CNN

Aún sin sus credenciales universitarias consiguió un trabajo de informático que no le gustó. Ni corto ni perezoso con la audacia de sus 23 años se puso a caminar por la avenida Wisconsin, repartiendo su hoja de vida en cada edificio, por eso de que lo único imposible es lo que no intentas. Así fue como llegó a Univisión.

“Mario Sol me dio la oportunidad sin tener noción de televisión. El empleo era de medio tiempo como operador de equipos y poner comerciales”. A eso le dio un valor académico, se fue a estudiar producción y comunicación en Arlington Independent Media. “Llegué a ser jefe de producción a cargo de los guiones, los camarógrafos y la edición gráfica y todo estudiando y trabajando”.

En televisión todos los caminos llevan a CNN. Lo contrataron como director técnico y editor gráfico y allí vivió una de las experiencias más enriquecedoras. Eran tiempos de la guerra en Irak y del Huracán Katrina. “Me hice cazador de huracanes y por esa cobertura me dieron un premio”.

En 2006, CNN recortó personal y Zavarce tuvo que elegir: buscar empleo o poner a rodar su deseo de crear una empresa de producción. “Mi corazón y dios dijeron ‘abre tu negocio’”, así nació PZ Video Productions, esta vez con las iniciales de su nombre. “Desde entonces no he parado, comencé solo pero ahora somos un grupo de profesionales latinos, excepto una. Durante la pandemia aumentamos nuestra nómina con tres empleados más”.

El salto a Discovery Channel

Preciarse de tener las mejores credenciales de camarógrafo, productor y editor exige pasar por el arco del triunfo de Discovery Channel. Todo estaba imaginado como sería en los siguientes 20 años. Le dieron un contrato para el programa Science Life y él que, para ese entonces, ya había visto bastante, se maravilló como un niño con el auto volador que la Chrysler tenía en mente.

Era 2001 y Discovery Channel creó el primer canal digital, Zavarce ayudó a avanzar en esa dirección. Ese viaje futurístico significó pasar a una edición de software y de un disco duro de cuatro gigas, que costaba  $2 mil y que ahora ya ni existe. “En Discovery vi que lo que tenemos ahora se venía con fuerza. Empecé a invertir en cámaras digitales para ofrecer nuestro trabajo aquí y al extranjero”.

La profesión de Zavarce está en constante renovación y adaptación y la pandemia solo aligeró el paso hacia el templo de lo virtual, que hasta hace dos años se lo veía lejos. “El modelo es otro, ha venido para quedarse y con un clic estamos en cualquier país, en una graduación, una convención o una cumbre”.

Lo hizo con cuatro ceremonias de graduación de la universidad de Maryland. Los discursos y la entrega del diploma entran en el folder de lo virtual y sin necesidad de asistir a un auditorio. “Nadie se queda afuera, está tan chévere que no te aburres”.

Vanguardista es es el adjetivo que mejor define su trabajo, por eso se desvive de que la tecnología 5G llegue ya. “Para mi negocio el tiempo es oro, lo necesito para ayer. Ahí está el detalle”.

POR OLGA IMBAQUINGO - ESPECIAL PARA EL TIEMPO LATINO

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