Curso informativo
El 24 de octubre a las 7pm en Bethesda Library, 7400 Arlington Road, Bethesda, MD. Espacio limitado. Inscripciones: Javier@CognitiveP…
Charla sobre el proceso de aprendizaje. Las habilidades cognitivas y su función en la vida cotidiana. Cómo fortalecer la actividad del cerebro y tener mayor productividad. El impacto que producen las medicinas, las emociones, los alimentos, los ejercicios, las habilidades cognitivas y el desarrollo intelectual.
Cuando el nicaragüense Javier Argüello llegó con su familia a los Estados Unidos tenía apenas 5 años. Su padre era empresario, y la familia debió huir de su país luego de un atentado durante la revolución que duró desde 1978 a 1990. A los 13 años, y con grandes dificultades para adaptarse al sistema educativo de este país, le diagnosticaron una leve discapacidad de aprendizaje. Pero no se dio por vencido, siguió estudiando hasta que finalmente terminó sus maestrías en Harvard y Yale.
Después de ese periplo, Argüello, solidarizado por la experiencia de muchos hispanos que, como él, estaban casi condenados a no llegar a la universidad, creó dos empresas que se dedican a evaluar y mejorar las habilidades cognitivas necesarias para que los niños aprendan de manera eficiente.
Desde Cognitive Pro (www.cognitivepro.org) ofrece entrenamiento a estudiantes en su centro de aprendizaje de Bethesda, Maryland, donde tiene un promedio de 30 a 50 alumnos por semana. Su equipo de 11 instructores certificados en su metodología, trabajan en forma personalizada con cada estudiante para mejorar sus habilidades y facilitar el aprendizaje.
“El entrenamiento cognitivo mejora la capacidad de una persona para procesar, analizar, almacenar y aplicar información de manera más eficiente y automática”, afirmó Argüello a El Tiempo Latino el sábado 12. “Esto se logra con ejercicios que fortalecen las habilidades cognitivas críticas para aprender y tener éxito en la escuela: atención, memoria de corto y largo plazo, procesamiento visual y auditivo, lógica y velocidad de procesamiento, entre otras cosas”.
“Mi deseo es ayudar a los hispanos a tener éxito académico para cerrar la brecha educacional que les pone límites a sus oportunidades económicas en el país”, agregó.
Argüello enfocó su carrera basándose en su historia personal y en la experiencia de los inmigrantes latinos. Según encuestas del centro de investigación Pew, los latinos valoran la educación universitaria más que cualquier grupo étnico en el país. Y si bien un 89 por ciento considera que un título universitario es importante para salir adelante, sólo un 13 por ciento se gradúa.
“Los centroamericanos tienden a representar el segmento menos probable para obtener una educación universitaria, ya que sólo entre un 7 y un 8 por ciento de ellos termina una carrera”, comentó.
Residente en Potomac, Argüello se radicó en el área hace más de 17 años. Es el menor de siete hermanos y lleva sobre sus espaldas una dura tragedia familiar como consecuencia de la revolución y el desarraigo. El abrupto cambio económico y cultural que sufrió su familia al llegar a este país fue un impacto tanto para su educación como para su vida.
La muerte, los secuestros, los asesinatos, signaron el entorno cotidiano. Hasta que finalmente se involucró tomando cursos de neurociencia en Massachusetts Institute of Technology y en Harvard University, con el propósito de desarrollar su propio programa de estimulación del aprendizaje.
Luego, fue realizando ejercicios con un equipo de colaboradores.
Según Argüello, la educación que ofrece una profesora en la escuela se basa en que todos aprenden de la misma manera. Y aseguró que la mayoría de los padres desconoce cómo aprenden sus hijos y las escuelas no mejoran las habilidades cognitivas necesarias para que sus alumnos rindan eficientemente. Este problema, apuntó Argüello, es aún más agudo para los hispanos.