Wilmer De La O se fue de El Salvador hace tres años, tomando un mes de viaje para llegar a los Estados Unidos. Ahora es estudiante de último año en la Escuela Secundaria Park View de Sterling, Virginia. Sigue hablando con dificultad en inglés, pero sueña con convertirse en un educador para que algún día pueda enseñar su segundo idioma a otros recién llegados.
De cierto modo, ya está en camino. Como parte de un proyecto llamado “Viajes de Mi Vida” – o “Journeys of My Life” en inglés – De La O y cerca de 70 de sus compañeros concibieron, escribieron e ilustraron libros de cuentos infantiles en inglés y español que ahora están en manos de estudiantes salvadoreños.
“Se siente bien porque estás compartiendo lo que piensas y sabes que los niños de tu país lo están leyendo”, dijo De La O.
De La O, de 18 años, y sus compañeros de clase han publicado 15 cuentos infantiles como parte del proyecto, que es parte de una asociación con la Biblioteca Pública del Condado de Loudoun y financiado con una beca de la Asociación de Bibliotecas Americanas (American Libraries Association). El proyecto incluyó al ilustrador y autor galardonado John Parra que apareció en la biblioteca de la escuela para un taller de dos días. La escuela reunió a un grupo de estudiantes – incluyendo estudiantes de inglés y aspirantes a escritores y artistas – para redactar e ilustrar las historias durante varias semanas.
Muchos de los que participaron son inmigrantes, pero otros se sintieron atraídos por el proyecto porque están interesados en el arte o la escritura.
Los libros, publicados en la primavera, fueron entregados recientemente a escuelas en El Salvador y también están disponibles en las bibliotecas del condado de Loudoun.
Eneida Headley enseña español en Park View, donde aproximadamente el 35 por ciento de los estudiantes están aprendiendo el inglés, el porcentaje más alto entre las escuelas secundarias en el condado de Loudoun. Ella dijo que muchos de sus estudiantes han tenido viajes difíciles a los Estados Unidos, y fueron capaces de contar sus historias, en cierto modo, a través de las narraciones que crearon para los libros.
“Mi objetivo era darles una voz”, dijo Headley.
Los cuentos incluyen la historia de un niño en El Salvador cuya familia era demasiado pobre para comprarle un oso de peluche. Pero él trabaja duro y obtiene buenas calificaciones, y su maestro le envía a un mago que le regala un oso. En otro, un cachorro, Pablito, y su madre, Linda, lamentan sus vidas como perros callejeros y tratan de encontrar una vida mejor. En otra historia, Rosalinda, una niña, lucha por adaptarse durante su visita a Guatemala para ver a su abuela.
El proyecto se lanzó bajo el paraguas de Uno al Mundo (One to the World), una iniciativa escolar que ayuda a los educadores a transmitir las lecciones a través de proyectos que reflejan problemas del mundo real. Su intención es que los estudiantes se involucren más de lo que lo harían si estuvieran buscando una buena calificación o un puntaje alto y enseñarles a los estudiantes a pensar creativamente y trabajar en grupos.
Los estudiantes de todo el condado han abordado una amplia gama de temas, incluyendo la contaminación y el hambre. En una escuela intermedia, los estudiantes tenían como objetivo recaudar fondos para los bancos de alimentos locales.
La bibliotecaria escolar Kathleen Britto, quien ayudó a coordinar el proyecto, dijo que ella cree que los estudiantes están más entusiasmados con el proyecto de libros porque saben que otros niños leerán su trabajo y porque es extracurricular. Los estudiantes participan durante la hora de almuerzo y después de clases en vez de durante la hora escolar.
“Es difícil conseguir ese tipo de compromiso en el día a día a menos que haya una audiencia real”, dijo Britto. “Hizo que muchos estudiantes pensaran más en sí mismos y en sus habilidades”.
Sofía Alli, estudiante de 16 años de edad que ama escribir cuentos, dijo que ella siempre ha soñado en convertirse en una autora publicada. Ahora, “Las Aventuras de Rosa / The Adventures of Rosa”, un libro sobre un gato que explora un festival callejero en México, lleva su nombre.
“La escritura siempre ha sido una pasión mía”, dijo Alli. “Tener una oportunidad como esta es increíble”.
Keivan Malhani, de 16 años, dijo que el proyecto enseñó lecciones que son difíciles de aprender en un aula tradicional. Dijo que mejoró su capacidad para trabajar en equipo y consiguió ver de cerca el proceso de publicación.
“No sólo aprendimos a escribir un libro, aprendimos toda la experiencia de publicar un libro, cooperar con un equipo”, dijo. “Todas estas habilidades que realmente no puedes enseñar a menos que estés en esa situación”.
Headley dijo que algunos estudiantes, que hablaban inglés sólo de manera tenue al principio, tenían la suficiente confianza para leer sus libros en voz alta en inglés al final del proyecto.
“Ellos están orgullosos de su jornada y están viendo el camino académico por delante con un nuevo sentido de la esperanza y orgullo de una manera muy humilde”, dijo ella.
Traducción: El Tiempo Latino / El Planeta Media