
LOCUTOR. Transmitiendo un partido de los Nacionales de Washington.
A sus siete décadas bien vividas, el venezolano Luciano “El Coquí Deportivo” Rodríguez, asegura que labró su camino en Estados Unidos gracias al deporte, la actividad que le ha permitido trabajar, viajar, conocer a mucha gente, incluidos miles de deportistas y entrenadores y, especialmente, servir a su comunidad.
De esos 70 años, Rodríguez lleva más de la mitad en este país, después de llegar al área de Washington en 1979, ciudad en la que se convirtió en un servidor y pionero de la entonces naciente comunidad latina de la región.
Nacido en Maturín, en el estado venezolano de Monagas, en 1947, Rodríguez tuvo que emigrar con su familia a Puerto La Cruz, Anzoátegui, también en el oriente venezolano, al ser su padre un perseguido por la Seguridad Nacional, la represiva policía política de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Con apenas doce años, salió de Puerto La Cruz rumbo a Caracas y en esa capital llegó a vivir en la urbanización El Paraíso, cerca del Estadio Nacional.

FAMILIA. Rodríguez con sus hijos Luciano y Lucia y sus nietos.
El destino le tenía preparada una grata sorpresa al adolescente Luciano, al caer en manos nada menos que de Brígido Iriarte, un espectacular atleta venezolano que compitió en los Juegos Olímpicos de Helsinky 1952, y quien sembró en Rodríguez la semilla del deporte, para más tarde recoger los frutos de lo que con el tiempo se convirtió en su principal pasión.
Vivir cerca del Estadio Nacional, hoy llamado Brígido Iriarte, y el Velódromo Teo Capriles, impulsó a Rodríguez a la práctica de especialidades como béisbol, natación, ciclismo, tenis, pista y campo.
“Todo lo que estuviera relacionado con el deporte yo lo hacía porque vivía ahí, cerca de esos dos templos del deporte venezolano donde se han formado y desarrollado grandes atletas del país”, dijo

PERCUSIONISTA. Luciano repicando la tumbadora.
Rodríguez en una gentil entrevista que concedió a El Tiempo Latino el lunes 10 de abril, tres días después de celebrar su cumpleaños número 70, tal como ha sido su tradición, rodeado de sus amigos y compartiendo otra de sus grandes pasiones: la música.
Así se trazó Luciano su destino. “A los 15 años me dediqué solo al béisbol, jugué en Los Criollitos, en estadios como La Planicie y Chato Candela, en la parroquia 23 de Enero”, recordó Rodríguez sobre su incursión en el béisbol infantil, junior y Doble A en esa populosa zona caraqueña, llamada así por haber sido la fecha en que en 1958 cayó la dictadura de Pérez Jiménez.
Más tarde ingresó a una escuela de entrenadores deportivos en el Velódromo Teo Capriles, institución en la que se graduó y tuvo como compañeros a deportistas de la talla de los ex basquetbolistas Ramón “Tulo” Rivero y Luis Kunda Tovar, pioneros de esa especialidad a nivel

SONERO. Luciano con la charrasca en sus manos.
profesional en Venezuela en la llamada Liga Especial.
“Como me lesioné un brazo y no pude jugar más béisbol, me dediqué a dirigir, fui coach de tercera base del equipo categoría Doble A del Ministerio de Obras Públicas (MOP)”, continuó Rodríguez, quien compartía esa labor con la enseñanza del béisbol en el Liceo Militar Gran Mariscal de Ayacucho.
Salió de Venezuela con destino a Puerto Rico, trabajando con la delegación de su país que participó en los Juegos Panamericanos de 1979 en San Juan, contratado por Oswaldo “Papelón” Borges, en ese entonces Director del Instituto Nacional de Deportes (IND) y ex jugador de volibol con dos participaciones en campeonatos mundiales, al lado de otro grande como lo fue Joel Marín Medina.
En Puerto Rico, Rodríguez se quedó tres meses, le ofrecieron un trabajo “como asistente de Julio Branco Herrera”, un busca talentos (scout) del equipo Cerveceros de Milwaukee del béisbol de

MARAQUERO. Nunca le falta un par de maracas. Se las traen de Venezuela de excelente calidad.
Grandes Ligas, quien le encargó “la búsqueda de peloteros venezolanos”, anotó Rodríguez.
De Puerto Rico se fue a Miami, Florida, ciudad en la que continuó su peregrinar que más tarde lo traería a Washington, DC. “Estuve tres meses en Miami con Julio (Branco) pero como no me fue bien porque no tenía Seguro Social llamé a un amigo que vivía en Washington, me vine a DC y apenas llegué comencé a estudiar en Strayer University inglés como segunda lengua y administración”, subrayó “El Coquí”.
De ahí en adelante comenzó a trabajar en el Cuerpo de Paz de los Estados Unidos en un programa llamado Voluntarios en Servicio para América (VISTA, por sus siglas en inglés).

PERIODISTA. Luciano Rodríguez junto al ex mundialista argentino Ariel "Burrito" Ortega quien realizó recientemente una visita a Washington para presentar su libro.
“Cuando salí de ahí a los dos años ellos me dieron una beca en American University para estudiar ‘Community Development’ en un programa para las minorías que me sirvió para poner en práctica mis conocimientos en la enseñanza deportiva y de administración, para lo cual hice una reválida de mi título de la escuela de Administración y Hacienda Pública de Caracas”, relató.
“Llegué a vivir en la Mount Pleasant pero como yo quería aprender inglés me fui a vivir en Gaithersburg, MD, donde no había hispanos. Recuerdo que a las misas en español en esa localidad asistíamos solo 10 personas”, dijo el entrevistado sobre esa localidad en la que trabajó con la Gaithersburg Sport Asociation que tenía una liga de béisbol “y me pusieron de entrenador de niños de las pequeñas ligas”. Cuenta “El Coquí” que a principios de los años ochenta también “colaboraba con el Diario El Latino” de José Sueiro.
Esa juventud y vitalidad le permitían trabajar en esos tiempos también como entrenador en las Escuelas Públicas del Distrito de Columbia, específicamente en la Wilson Senior High School, una labor en la que hizo méritos para ser llamado en 1982 a prestar sus servicios en el Departamento de Recreación, primero en el Parque Kalorama y luego en la popular cancha “La Polvosa”, que servía a la Junior High Recreation Center y la Bell Multicultural School, cancha en la que trabajó por 20 años.
“En el Kalorama teníamos una Liga de Fulbito donde participaron jugadores de la selección de Perú de 1970, que quedó campeona, y en las noches trabajaba en la escuela Marie Reed pitando partidos de baloncesto”.
La pasión de Rodríguez por la música lo catapultó a la radiodifusión.
Una vez, a finales de los ochenta, Rodríguez fue a tocar con la orquesta de Tulio Arias a una fiesta de Navidad de la desaparecida Radio Borinquen. Ahí estaba el locutor y empresario Alejandro Carrasco, quien lo invitó a escribir una columna deportiva en un periódico que tenía esa emisora llamado El Imparcial, propiedad de Israel López, dueño de Radio Borinquen.
“Estando ahí, Carrasco me dijo que si quería conducir el programa de béisbol y, como yo no era locutor, ellos me enseñaron a narrar y a manejar la consola”, reconoció.
Y como el programa se llamaba “El Coquí Deportivo” Luciano heredó el nombre con el que luego cientos de miles de radioescuchas hispanos lo han reconocen en la comunidad, muchos de los cuales compartían a diario con él por su trabajo simultáneo en “La Polvosa”.
“Teníamos entrevistas en vivo todos los días porque estaba la Liga de Fútbol que era la más fuerte de la ciudad, con unas mil personas todas las tardes pasando el rato ahí con el fútbol”.
De Borinquen pasó a Radio América, narró con Carrasco los juegos de los Orioles de Baltimore en 1983 y por supuesto el nacimiento de la MLS, incluidas las cuatro coronas del DC United, club con el que vibró y estableció amistades con leyendas como el boliviano Marco Antonio “El Diablo” Etcheverry y el salvadoreño Raúl Díaz Arce, por nombrar solo a dos de los que jugaron con el DC.
Más tarde se fue a dirigir la emisora 1600 de la MEGA, en 2005 comenzó en la Radio Satelital SiriusXM con el béisbol de Grandes Ligas. En 2009 narró los juegos de los Nacionales de Washington, que ya habitaban el modernísimo Nationals Park.
También fue corresponsal de Fútbol de Primera, de Andrés Cantor, desde 1989 hasta el 2009”, una actividad con la que cubrió los mundiales de fútbol de USA-1994, Francia-1998 y Alemania 2006.
Asistió a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y Atlanta-1996, los Panamericanos de Puerto Rico e Indianápolis, peleas de campeonato mundial de boxeo en Las Vegas, Nevada y otras ciudades y unas 20 series mundiales de la mano de su “padrino” el locutor Juan Vené.
“El Coquí Deportivo” afirma que eso “le permitió relacionarse con varios de los mejores entrenadores del mundo” entre ellos el serbio Bora Milutinovic y el argentino Carlos Salvador Bilardo”.
Rodríguez es padre de Johnny Luciano, quien nació en Venezuela en 1973 y a los 18 años vino a unirse a su papá y hoy le ha dado dos nietos. Luego vino la niña, Lucía Rodríguez Chiancone, quien hoy tiene 19 años.
Aunque el deporte era su trabajo, la música siempre fue su pasatiempo y logró explotar.
Hoy Luciano trabaja en el Wheaton Indoor Tennis Center en Wheaton, MD, y se divierte con la música en locales y casa de sus amigos músicos en el área metropolitana, en el barrio o en un café.
No se pierde ni un segundo de los partidos de la “Vinotinto” de Venezuela y agradece “a toda la gente trabajadora”, muchos de ellos sus amigos salvadoreños que llegaron en masas desde 1982 y que han venido a aportar su granito de arena a este país.
“He visto crecer a sus hijos y a todas esas familias hispanas les deseo lo mejor en estos tiempos donde los inmigrantes estamos siendo amenazados”, concluyó Luciano Rodríguez, un venezolano oriental y caraqueño, enamorado de su familia, el deporte, la música, la vida y su trabajo con la comunidad. En horabuena maestro.