Kamala Harris, senadora estadounidense, confesó este viernes que quedó con el “corazón roto” luego de haberse reunido con madres indocumentadas que fueron separadas de sus hijos por parte de las autoridades.
En un encuentro con periodistas locales, afirmó que uno de los centros de detención ubicado en California, cerca de la frontera sur, era una verdadera “prisión”.
Ahí, en un albergue de San Diego, escuchó durante horas de la tarde una serie de testimonios de tres madres que fueron obligadas a desligarse de sus hijos al cruzar la frontera.
“Estas madres han dado su testimonio, han compartido su historia, que es la historia de una violación de derechos humanos que ha sido cometida por el Gobierno de Estados Unidos”, lamentó.
Esta situación la encontró con cientos de manifestantes, quienes estuvieron presente en Otay Mesa, para apoyar a aquellas progenitoras que hoy no pueden compartir con sus hijos.
De acuerdo con las autoridades norteamericanas, unos 2.300 niños se encuentran en estos centros de refugio, número que no debería crecer luego de que el presidente Donald Trump firmara un decreto para acabar con esta política.
