Aunque Antanas Mockus había justificado su conducta de bajarse los pantalones para reclamar silencio de los parlamentarios durante la instalación del Congreso, dos semanas después el senador de la Alianza Verde se refirió al asunto en la plenaria del Senado, y ante el silencio de sus colegas pidió ser sancionado. “Pido ser castigado por el sacrilegio que cometí”.
Mockus dijo que la tarea de discusión y debate que ocupa al parlamento “requiere absoluto silencio”, y advirtió que el trabajo legislativo sería más eficiente si todos los parlamentarios se escucharan. Calificó la actitud de los senadores que hablan en corrillos mientras otro parlamentario tiene el uso de la palabra como un “código inconsciente” que amerita transformación, pero aclaró que bajarse los pantalones para pedir silencio fue “un acto consciente” que “amerita sanción”. “El hombre recurre al cuerpo cuando falta la palabra”, citó.
El senador de la Alianza Verde dijo que el ruido en el Capitolio no es un problema trivial y consideró que el silencio debe ser la regla de oro de las discusiones parlamentarias. “Los educadores también necesitamos ser educados más por las buenas que por las malas”, dijo al manifestar su voluntad de aceptar una sanción. Recordó imágenes de congresos de otros países donde reina la solemnidad y manifestó su deseo de que en Colombia se tomara ese ejemplo.
El caso Mockus es asunto de competencia de la Comisión de Ética que podría abrir un proceso disciplinario en su contra. Haberse bajado los pantalones y dejar sus nalgas al descubierto en la sesión del Congreso en pleno del 20 de julio podría ser calificado como un acto contra “la moralidad pública” del Congreso, a la luz del Código de Ética y Disciplinario.
Esa ley gradúa las faltas de los congresistas en tres categorías: “Gravísimas, Graves y Leves”. Y la de Mockus podría clasificarse dentro de las primeras, las “Gravísimas”, junto con aquella de “dar al personal de seguridad asignado por la fuerza pública o entidades respectivas, funciones diferentes a las de protección ordenadas”.
Las sanciones previstas por esta ley para las faltas gravísimas consisten en la “suspensión de la condición congresional”, lo que significa “la separación del ejercicio de la investidura y prerrogativas del congresista”. El Código de Ética establece que la sanción no podrá ser por un término inferior a 10 días, ni superior a 180. Quiere decir que, en el papel, Mockus estaría expuesto a la suspensión de sus funciones hasta por seis meses, precisamente en su debut en el Capitolio.
Otras conductas, que para muchos podrían ser más graves que la bajada de pantalones de Mockus, por ejemplo, faltar sin justificación a tres sesiones plenarias o de Comisión, asistir a las sesiones en estado de embriaguez o bajo el efecto de sustancias psicoactivas, desconocer los derechos de autor y hacer plagio en los proyectos de ley, obstaculizar investigaciones, y hasta el tráfico de influencias, son calificadas por esta ley como “Graves” y “Leves”, y para ellas solo se contempla dos tipos de sanciones: amonestación privada sin copia a la hoja de vida y amonestación pública con copia a la hoja de vida.
En todo caso, la Comisión determinará si se le abre o no un expediente disciplinario al senador de la Alianza Verde, y en caso tal adelantar el debido proceso y calificar la presunta falta del congresista. El informe que expidan y que voten por mayoría sus 11 integrantes, deberá ser remitido al presidente del Senado para que lo haga efectivo. No deberá ser calificado por la plenaria de la corporación.
De llegar a producirse algún tipo de sanción en su contra, Mockus no quedaría exonerado de cualquier otra determinación de la Procuraduría, el juez disciplinario de los servidores públicos, si el Ministerio Público considera que también debe ser objeto de alguna investigación.
En todo caso, la bajada de pantalones de Mockus que escandalizó a muchos, y que se convirtió en la imagen del pasado 20 de julio, seguirá dando de qué hablar en el Capitolio. De momento Mockus pide ser sancionado.
Por Semana.com