Los familiares de la agente de la Policía Carla Mayarí Ayala recibieron esta tarde los restos encontrados enterrados el pasado siete de septiembre pasado en el caserío Los Ríos del cantón Los Hornos, en San Francisco Javier, Usulután.
La prueba de ADN confirmó que esas osamentas corresponden a la agente Ayala, desaparecida y asesinada la madrugada del 29 de diciembre pasado, tras una fiesta en el extinto Grupo de Reacción Policial (GRP).
La entrega se realizó en el Instituto de Medicina Legal de San Salvador, luego de haber finalizado el estudio antropológico de la osamenta con el que se estableció las causas de su muerte.
Sin embargo, el representante del Instituto de Derechos Humanos de la UCA (Idhuca) Arnaus Baulena sostuvo que no se podía revelar los resultados del examen antropológico porque el proceso judicial tiene reserva total.
La familia de la agente asesinada, supuestamente, por el exagente del Grupo de Reacción Policial (GRP) Juan Josué Castillo Arévalo, quien es prófugo de la justicia, no dio declaraciones a la prensa.
Para confirmar que las osamentas halladas el siete de septiembre pasado pertenecían a la agente Ayala, la Unidad de Genética del Instituto de Medicina Legal comparó el ADN de los restos recuperados con 26 muestras de sangre tomadas a tres familiares de la agente.
Luego de que los resultados del ADN confirmaran que se trataba de la agente Ayala, los forenses realizaron el examen antropológico para establecer las causas de la muerte y el tiempo que tenía la víctima de haber muerto.
La agente desapareció el 29 de diciembre del año pasado, tras asistir a una fiesta, desde entonces las autoridades investigaron su caso, pero fue hasta principios de este mes que los restos fueron localizados en el caserío Los Ríos del cantón Los Hornos del municipio de San Francisco Javier, Usulután.
Las osamentas estaban en un terreno que pertenece a un familiar de Castillo Arévalo, quien es el principal sospechoso de haber dado muerte a Carla Ayala.
Las autoridades también confirmaron, a través de las pruebas de ADN, que la agente fue enterrada dos veces. Las investigaciones mostraron que los familiares del exagente movieron los restos de una fosa a otra, dentro del mismo terreno, cuando se dieron cuenta que las autoridades estaban cerca de dar con la tumba.
El crimen de Ayala está considerado como “una expresión máxima de feminicidio”, según Graciela Sagastume, coordinadora nacional de feminicidios de la Fiscalía.
Fuente: El Salvador