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Alcaldesa y autoridades de DC juramentaron por 4 años más

Fiscal. Karl Racine, durante la ceremonia de juramentación, como fiscal general de Washington DC, estuvo acompañado de sus familiares más cercanos. Cortesía The Council of The District of Columbia.


           
   

Fiscal. Karl Racine, durante la ceremonia de juramentación, como fiscal general de Washington DC, estuvo acompañado de sus familiares más cercanos. Cortesía The Council of The District of Columbia.

Con el compromiso unánime de trabajar por una ciudad más inclusiva, un profundo rechazo a la forma de gobernar del presidente Donald Trump y bajo la sombra del cierre parcial de la administración federal, que el dos de enero de este año entró en su doceavo día, las autoridades de la ciudad asumieron su nuevo mandato para los siguientes cuatro años.

A la ceremonia, realizada el segundo día del año, la alcaldesa, Muriel Bowser, y los concejales Brianne K. Nadeau y Charles Allen, prometieron trabajar por los 700 mil residentes de DC, ante la presencia de sus hijos de apenas meses. A este acto democrático asistieron invitados electos de estados vecinos como Maryland, Virginia; y del alcalde centroamericano de San Salvador, Ernesto Luis Muyshondt García-Prieto, con quien el pasado verano se firmó un convenio de hermandad entre las dos capitales.

Los asistentes, a cada clamor de convertir a Distrito de Columbia en el estado 51 de la unión o a cada denuncia de la división de la sociedad provocada por Trump, reventaron en sonoros aplausos. Lo mismo hicieron cuando la concejal Mary Cheh, criticó a los “hombres blancos” -en referencia a los congresistas y senadores- que hacen o deshacen las políticas que le conviene o no a la capital. “Estamos a la sombra de un congreso que no nos deja votar y que vienen de lejos a decirnos lo que nos conviene o no”. Minutos más tarde a pedido del maestro de ceremonias, Rock Newman, los presentes a todo pulmón pidieron: “¡Pagamos impuestos, queremos ser estado!”.

Eleanor Holmes-Norton, delegada reelecta al congreso de Estados Unidos, aunque sin derecho a voto, izó la bandera de la estatización y prometió que nuevamente volverá a presentar la moción de convertir a la capital del país en estado, porque aquí se pagan los impuestos federales más altos pero sin recibir beneficios.

Concejo. El concejal Kenyan McDuffie (iz), uno de los jueces que tomaron el juramento y Phil Mandelson, quien continuará como presidente del Concejo Municipal de Washington DC. Cortesía The Council of The District of Columbia.


           
   

Concejo. El concejal Kenyan McDuffie (iz), uno de los jueces que tomaron el juramento y Phil Mandelson, quien continuará como presidente del Concejo Municipal de Washington DC. Cortesía The Council of The District of Columbia.

Bowser tras enumerar la lista de las cosas buenas que tiene la ciudad dijo que le gustaría que el mundo se entere que: “nosotros somos el verdadero rostro de Washington DC y no el actual inquilino de la Casa Blanca”. Son muchos los desafíos que le espera a la administración en los próximos cuatro años: a partir del 2020, por ejemplo, el mínimo por hora de trabajo subirá a 15 dólares; y, aunque la economía capitalina está en sus mejores horas, el fantasma de una recesión a momentos toca sus tambores con insistencia.

“En la recesión de 2008 perdimos unos 800 millones de dólares. Imagínense lo que significaría para nuestras escuelas, para la seguridad y nuestros negocios la pérdida de esa cantidad”, preguntó Bowser durante su discurso inaugural, pero agregó que la economía capitalina es más diversa y que la administración está preparada para un eventual remezón económico, aunque advirtió: “no estamos hechos a prueba de un tsunami financiero”.

La alcaldesa, sin embargo, se quedó corta ante problemas reales que enfrenta la capital. Las cifras muestran una ciudad donde la disparidad económica es una herida que se abre más, la vivienda se ha vuelto inalcanzable y escasa, los homicidios aumentaron en un 40% en el 2018 y el sistema de educación pública deja está enfermo y necesita una urgente transformación.

A juzgar por las alocuciones de algunos concejales, en tres se pueden resumir los problemas apremiantes: vivienda accesible, seguridad ciudadana y educación. Phil Mandelson, presidente del concejo, recordó que los ingresos anuales de una familia pobre en DC son superados hasta en un 300 por ciento por las de las familias adineradas.

“La educación es la gran fuerza de nivelación para conseguir justicia social y económica”, dijo Mandelson, para quien el hecho de que “se gradúen solo dos terceras partes de los estudiantes de los colegios públicos es una gran insatisfacción. Si la educación a este nivel sería un negocio ya se habría declarado en bancarrota” sentenció.

Tampoco dejó indiferentes a los funcionarios de DC la situación de los inmigrantes. “Aquí tratamos con justicia y sensibilidad a los inmigrantes”, dijo el reelecto fiscal general, Karl Racine. Elissa Silverman, ex reportera del Washington Post y ahora concejal, fue contundente: “todos somos Washington, ésta es una ciudad en la que nacimos o a la que llegamos de cualquier lugar del mundo en busca de oportunidades”, idea de la que también se hizo eco la concejal Anita D Bonds al señalar que Washington debe ser inclusiva, con oferta de vivienda accesible para todos.