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Niña de 11 años que huyó de El Salvador por amenazas de pandillas podría ser deportada

Dora Alvarado es una salvadoreña originaria de Santiago Nonualco, La Paz, quien en septiembre de 2018 emigró a Estados Unidos junto con sus dos hijas, Guadalupe, de 11 años; y Ana, de 15, (los nombres reales de las menores se omiten por seguridad).

La mujer enfrenta días de angustia. Un juez de Houston ordenó la deportación de su hija menor supuestamente por no presentarse a la corte en un citatorio el 11 de marzo.

De acuerdo con César Espinosa, director ejecutivo de FIEL, la fundación promigrantes en Houston que ha dado acompañamiento a esta madre, un error administrativo del tribunal derivó en la orden de deportación para Guadalupe, quien de llegar a su país natal enfrentaría un situación de peligro.

Dora salió de El Salvador huyendo de las pandillas. Relató a elsalvador.com que su hija mayor era acosada por un pandillero quien la había amenazado con matar a su familia si hacía algún comentario de lo que ocurría.

A su llegada a Estados Unidos, la familia fue detenida por migración y luego liberada para iniciar un proceso de asilo.

A la fecha se ha presentado a varios citatorios, pero en la fecha más reciente, a inicios de marzo, un traductor le dijo que solo ella y Ana debían acudir puesto que Guadalupe no estaba en la lista de citados para ese día y que en unos días sería llamada.

A finales de marzo, la salvadoreña recibió una carta con el nombre de la niña de 11 años, pero estaba en inglés, idioma que no habla; hace dos días, cuando se presentó al tribunal se dio cuenta de que el documento era una orden de deportación para Guadalupe.

Espinosa dijo que el viernes 12 de abril, en horas de la mañana, presentaron una moción a la corte para reabrir el caso y tratar de revertir la deportación girada por la jueza Clarease Rankin Yates.

“Esperamos que la corte tome la moción para reabrir el caso y se detenga la deportación de la niña”, dijo el representante de FIEL, fundación que brinda apoyo a migrantes desde 2007.

Espinosa se refirió al caso como “preocupante” debido a la inseguridad y el peligro que implica que uno de sus miembros tenga que regresar a El Salvador.

“Creemos que hay bases para que ellos puedan pelear su caso de asilo político (…) y hay que dejar que este proceso se desarrolle”, sentenció.

Los motivos de la huida

Dora vive horas de angustia al pensar en la separación de su familia. Entre sollozos habla de las razones que la llevaron a tomar la decisión de emigrar, no solo se trató de las amenazas y acoso para su núcleo familiar, hace seis años fue testigo de la muerte de su hermano a manos de las pandillas que operan en La Paz.

“Tíos, primos, varios miembros de mi familia han sido asediados por pandilleros. No podemos regresar a El Salvador porque fuimos amenazadas, mi hija fue acosada y el gobierno de nuestro país no hace nada con esta situación. Hemos vivido una vida tan difícil”, sentencia mientras señala que la situación en El Salvador es complicada.

“Si uno habla al día siguiente amanece muerto. Hemos tenido que salir por miedo, no tuve otra opción”.

“No queremos enfrentarnos con el mismo peligro que siempre ha enfrentado mi familia”, agregó.

En El Salvador, Guadalupe solo tiene a su abuelo, un hombre de 75 años que no podría hacerse cargo de su cuidado. Según relata su madre, al tío lo mataron luego de que fuera testigo de un homicidio en la zona donde residían, luego dos de sus primos fueron ultimados mientras que otros dos están desaparecidos.

El representante de FIEL espera que tras la petición de reabrir el caso de la niña, la deportación sea detenida y que la familia pueda continuar con el proceso de asilo que han iniciado. “Luchamos por mantener a las familias de migrantes unidas y evitar la separación”, comenta mientras se muestra optimista por una respuesta a favorecedora.

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