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El ejemplar recorrido de los Nats a la Serie Mundial (fotos)

Para llegar a la etapa por el título de Grandes Ligas, los Nacionales de Washington se volvieron un cuadro ejemplar. Pero, contrario a lo que podría considerarse, no fue por regularidad, dominio o buenas decisiones; para poder meterse en postemporada, el combinado de la capital se vio involucrado en caídas que les permitió aprender a mejorar. El tiempo, enorme recurso que da opciones para cambiar de versión, fue el mejor aliado de los Nats, hoy dueños del cetro en la Liga Nacional por encima de otros conjuntos que arrancaron el calendario con el favoritismo a cuestas.

Al final del día, se trata de ganar, no de ser el conjunto más atractivo en los ojos de otros. Los estilos varían y cada franquicia se apega a su filosofía. En el entorno del Nationals Park, se decidió volver a la vieja escuela del pitcheo, esa que tantos frutos dio en el pasado. Aun así, la organización no fue primera en el Este de la Liga Nacional, tampoco el cuadro más temido en distintas estadísticas. Lo de ellos fue sufrimiento, varias dosis de amarga realidad que los tiró al suelo, y de ahí su grandeza: levantarse tantas veces como fuera necesario para trascender.

Cuando el éxito está ahí plantado a un lado como un fiel amigo que nunca se irá, todos es alegría. Pero para que exista celebración, también se debe conocer la derrota. Y si algún conjunto supo de fracasos este año, esos fueron los Nacionales de Washington.

DIRIGENTE. Dave Martínez tuvo un arranque irregular con sus dirigidos / John McDonnell para The Washington Post


           
   

John McDonnell/The Washington Post

DIRIGENTE. Dave Martínez tuvo un arranque irregular con sus dirigidos / John McDonnell para The Washington Post

El inicio de campaña fue todo menos ideal en la capital de Estados Unidos. En sus primeros 50 compromisos, los Nats mostraban récord de 19 triunfos por 31 caídas, viendo desde abajo y bastante lejos el primer lugar de su zona, una que se volvió increíblemente competitiva con el crecimiento deportivo de los Bravos de Atlanta además de la enorme inversión económica de los Filis de Filadelfia.

Pero la zafra en las mayores es larga y permite a sus concursantes levantarse de varios traspiés.

Para Dave Martínez, el arranque lo ponía a caminar en la cuerda floja. Su puesta estaba en juego y no obtener el boleto a la siguiente instancia podía dejarlo sin empleo. Pero el resurgir no tardó en llegar.

Cómo lograrlo

Para poder estar donde hoy compiten, los Nacionales debieron desprenderse de su pieza más preciada: Bryce Harper. Al llegar el momento de decidir, el talentoso jardinero dio el “sí” a la mega oferta de los Filis, quienes se hicieron con sus servicios por 13 años y $330 millones.

Decir adiós a una estrella no es el fin del mundo y no existe mejor ejemplo deportivo en la actualidad que este. Las tareas se distribuyeron en otros nombres y eso también permitió a los nuevos referentes cargar con responsabilidades nunca antes manejadas, pero que bien supieron desarrollar.

PODEROSO. Anthony Rendon fue figura a la ofensiva /Katherine Frey para The Washington Post


           
   

Katherine Frey/The Washington Post

PODEROSO. Anthony Rendon fue figura a la ofensiva /Katherine Frey para The Washington Post

Hay dos nombres que hicieron el trabajo con nota sobresaliente: Anthony Rendon y Juan Soto.

El primero, infielder de la franquicia, tiene méritos para ser toma en cuenta el MVP del Viejo Circuito pese a que el premio seguramente termine en manos de Cody Bellinger, de los Dodgers de Los Ángeles.

En 146 compromisos de ronda regular, el tercera base dejó promedio de .319, con 34 jonrones y 126 impulsadas. Su entrega en el campo no fue cosa menor y su guante también sumó al éxito de Washington. Su influencia es incalculable, de ahí que en las oficinas se trabaje para ofrecerle una extensión de contrato. Además del dinero que esté en juego, es el entorno y los resultados los que mueven al atleta, y esta pasantía por la Serie Mundial perfectamente podría terminar de convencerle de quedarse.

En el caso de Soto, la gerencia debe hacer todo lo posible por atar al que es, sin lugar a dudar su futuro MVP.

El dominicano de apenas 20 años de edad llegó deslumbrando a las mayores. Solo el venezolano Ronald Acuña, de los Bravos, ha sido más espectacular en la Liga Nacional, de ahí que el año pasado se quedara con el reconocimiento como Novato del Año por encima del quisqueyano. Pero todo indica que en estos dos estará el presente y futuro latino dentro del Viejo Circuito.

En la presente campaña, el patrullero soltó 34 batazos de cuatro esquinas y produjo 110 rayitas.

Pensar en los brazos

Conformado un lineup competitivo sin la necesidad de anhelar a Harper, el pitcheo llegó a ser el punto más fuerte de los Nacionales. El arribo del zurdo Patrick Corbin fue el matrimonio perfecto dentro de una organización que tiene en sus brazos su región consentida.

Max Scherzer como cabeza de grupo vio a varios de sus colegas crecer. Stephen Strasburg, el propio Corbin y el veterano Aníbal Sánchez estuvieron a la altura del reto y de ahí el resurgir del equipo.

Contar con una rotación de múltiples opciones también ayudó a cuidar elementos exhaustos en el pasado y propensos a las lesiones.

AGRESIVOS. Los bates capitalinos no dieron tregua a sus rivales / Jonathan Newton para The Washington Post


           
   

Jonathan Newton/The Washington Post

AGRESIVOS. Los bates capitalinos no dieron tregua a sus rivales / Jonathan Newton para The Washington Post

Momento clave

Washington se metió en postemporada por la vía del comodín. Los Bravos fueron dueños del banderín de división y los Filis tuvieron que ver los playoffs desde casa, un fracaso para una escuadra que con sus millones se posicionó como el grupo a vencer.

Todo lo demostrado en más de 160 juegos, el sufrimiento, las dudas y la reinvención se compactaba en el destino de un compromiso ante los Cerveceros de Milwaukee.

La desventaja los tenía contra la pared, pero no hay conjunto este año que mejor haya superado los obstáculos. Un doble barre bases de Soto cambió todo y los metió en la Serie Divisional. Ahí, los Dodgers vieron a un combinado cuya confianza era imbatible. Todo se resume al grand slam de Howie Kendrick en el quinto juego, conexión que silenció a todos los fanáticos en California.

Una vez en la Serie de Campeonato, el ritmo fue tal que los Cardenales de San Luis fueron no más que una anécdota en su calendario.

Nadie sufrió más que los Nats, por eso nadie disfruta más del béisbol hoy en día que ellos.

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