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Latinos en el equipo inaugural de los Nats

En la alineación abridora de los Nacionales en el primer partido de ese año en el RFK, además del lanzador Liván Hernández figuraban otros cuatro peloteros latinoamericanos: los dominicanos Cristian Guzmán (campo corto) y José Guillén (jardinero derecho), el puertorriqueño José Vidro (intermedista) y el mexicano Vinny Castilla (antesalista), quienes lideraban una novena en la que estuvieron acompañados por Brad Wilkerson (jardinero central), Nick Johnson (inicialista), Terrmel Sledge (jardinero izquierdo) y el receptor Brian Schneider.

Además de Hernández, Guzmán, Guillén, Vidro y Castilla, los Nacionales de 2005 tenían un plantel cargado de talento latino, entre ellos el trío de lanzadores mexicanos Esteban Loaiza, Luís Ignacio Ayala y Antonio Osuna.

También estaban el venezolano Tony Armas Jr., los boricuas Carlos Baerga y Will Cordero y los dominicanos Tony Blanco, Héctor Carrasco, Deivi Cruz, Henry Mateo y Claudio Vargas.

Vinny Castilla y Cristian Guzmán habían sido firmados en el receso entre temporadas por el gerente general de los Nacionales y Guillén fue contratado en un intercambio con los Ángeles de Ahaneim. El resto de los jugadores regresaban a la novena después de haber sido parte de los Expos de 2004, entre ellos Hernández quien jugaba con Montreal desde 2003.

ESTELAR. El dominicano Cristian Guzmán. | Foto: JOSÉ LUIS ARGUETA PARA ETL


   
   

ESTELAR. El dominicano Cristian Guzmán. | Foto: JOSÉ LUIS ARGUETA PARA ETL

En sus años de mayor gloria en las Mayores, Liván había sido una leyenda. El cubano fue un factor determinante en el camino de la postemporada de los Marlins de Florida que ganaron el título de la Serie Mundial en 1997.  El antillano ganó ese año dos juegos contra Atlanta en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional (NLCS) y fue nombrado el Jugador Más Valioso (MVP). En la Serie Mundial, ganó dos juegos para liderar a los Marlins sobre los Indios de Cleveland en la serie de siete juegos y también ganó el MVP.

Esas credenciales situaban a Hernández como una de las principales cartas de los Nacionales y por eso recibió la misión del estratega Frank Robinson de abrir el ya legendario juego inaugural en DC el 14 de abril de 2005.

Y Liván no decepcionó. El cubano aceptó solo tres hits a Arizona en 8⅓ entradas, antes de permitir un jonrón de tres carreras de Chad Tracy en la novena entrada, batazo que obligó a Robinson a traer al relevista Chad Cordero para el salvamento y una victoria por 5-3.

“Esa pregunta no me gusta”, me contestó Liván Hernández en el vestuario de los Nacionales cuando le pregunté si recordaba cuándo había lanzado por última vez un juego ante unos 50 mil aficionados y muy significativo para una multitud.

Pero mi intención no era arruinarle la fiesta a Hernández, y mucho menos a los Nacionales, solo que él quizás se sintió incómodo pensando a lo mejor que esos años de gloria con los Marlins no regresarían, al menos en DC.

Lo que sí regresó fue la magia del béisbol a Washington, DC y la cobertura de El Tiempo Latino no se limitó nunca más a los vecinos Orioles de Baltimore, a quienes cubrimos regularmente entre 2000 y 2004 en Canden Yards.

A partir del viernes 15 de abril de 2005, los aficionados latinos en el área metropolitana tenían noticias para leer en español sobre el equipo de béisbol de su ciudad: los Nacionales de Washington eran una realidad.

Para sorpresa de muchos especialistas, los Nacionales lideraron por casi dos meses la difícil División Este de la Liga Nacional, gracias a una racha de 10 juegos ganados en forma consecutiva que los puso en la cima del circuito desde el 5 de junio hasta el 26 de julio, una posición a la que no regresarían hasta la temporada de 2012, con la única excepción de una breve estadía en la primera semana de la campaña de 2008 cuando los lanzadores están “fríos” y cualquiera puede acomodarse en esa posición.

Desafortunadamente los pronósticos se cumplieron para los Nacionales en ese 2005, cuando a pesar de terminar con un promedio de 500 puntos con 81 ganados y 81 perdidos cayeron al último lugar en el Este de la Nacional, nueve juegos detrás de los Bravos de Atlanta, ganadores de la división.