18 meses después de haber contraído nupcias, los duques de Sussex, Meghan y Enrique, tomaron la decisión de dar por acabadas sus funciones como parte de la monarquía británica, dando paso a una nueva aventura que los mantendrá entre Estados Unidos y Reino Unido.
Pese a tratarse de una decisión muy marcada por la actualidad de ambos personajes, la misma también lleva encima las características de una relación en la que supuestamente no hay buen trato con la familia real.
Este miércoles, las partes comunicaron que se alejarán de sus labores en la monarquía y así dedicarse a “trabajar para ser financieramente independientes”.
No obstante, confirmaron que a pesar de lo mencionado seguirán cumpliendo con sus obligaciones en la institución británica, así como con las fundaciones en las que colaboran desde que están juntos.
“Ese equilibrio geográfico nos permitirá educar a nuestro hijo de forma que aprecie la tradición real en la que ha nacido y proveer, al mismo tiempo, a nuestra familia del espacio que necesita para centrarse en su próximo capítulo”, manifestaron.
Asimismo, prometieron dar vida próximamente a una nueva “entidad de caridad”.
El paso de los duques de Sussex coincide con la presión mediática que tanta mella ha hecho sobre ellos, algo confirmado por sus propios protagonistas en un documental desarrollado por ITV, canal británico.
“No me obligarán a jugar al juego que mató a mi madre”, confesó Enrique, de 35 años de edad.
La situación, de acuerdo con los medios británicos, despertó la molestia de su hermano, Guillermo, heredero del trono; no obstante, Enrique le restó peso al caso.
“Somos hermanos. Siempre seremos hermanos. Ciertamente, vamos por caminos separados en este momento, pero siempre estaré ahí para él y sé que él siempre estará ahí para mí”, comentó.