TOMÁS GUEVARA – ETL
DIFÍCIL. La salvadoreña Carmen Gómez vive días difíciles después de que el negocio en el que trabaja cerró de forma temporal. | FOTO: TOMÁS GUEVARA – ETL
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AHORROS. La salvadoreña Blanca Aguilar siente temor por la pandemia y ha utilizado sus ahorros para los pagos usuales. | FOTO: TOMÁS GUEVARA – ETL
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VIRGINIA. En la tienda de Megamart en Alexandría se entregaron 1,200 bolsas de alimentos. | FOTO: TOMÁS GUEVARA – ETL
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SUPERMERCADO. Nery Ayala, gerente de Megamart, Alexandría dijo que en su tienda hubo que controar que se cumpla con el distanciamiento físico en la fila. | FOTO: TOMÁS GUEVARA – ETL
Tomás Guevara
La tarde del viernes 17 abril, con el frío primaveral, las once tiendas de Megamart, una empresa de propietarios latinos localizadas en Maryland y Virginia, experimentaron una afluencia masiva. | FOTO: Tomás Guevara
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El común denominador para miles de personas que acudieron a la repartición de alimentos de primera necesidad, auspiciados por la cadena de supermercados latinos Megamart es la incertidumbre por la falta de empleo y pocos ahorros para enfrentar el efecto de la pandemia del coronavirus.
La tarde del viernes 17 abril, con el frío primaveral, las once tiendas de esta empresa de propietarios latinos localizadas en Maryland y Virginia, experimentaron una afluencia masiva de personas que desde temprano se instalaron en las filas para esperar la repartición de alimentos que duraría dos horas.
La alta afluencia en las afueras de algunos de los establecimientos generó cierta preocupación por la aglomeración, sin embargo en la tienda de Alexandria, visitada por este medio, empleados y seguridad pedían guardar la distancia física reglamentaria, mientras la gente hacía la fila. También fue política mantener la mascarilla bien puesta mientras avanzaban hasta el principio. Al llegar, grupos de cinco individuos pasaban por la zona de toldos instalados en el parqueo del establecimiento para recoger bolsas de productos.
El gerente de esta tienda en la Ruta 1, de Alexandria, Nery Ayala, explicó a El Tiempo Latino que la logística para entregar las donaciones requirió doble esfuerzo del personal para sacar desde la bodega los productos a exteriores además de organizar las filas para evitar que se rompa la norma de distancia física.
“Hemos completado unas mil 200 donaciones de alimentos para la gente necesitada y la iniciativa ha sido exitosa, esta es una manera de remunerar lo que los clientes han hecho por nosotros con su fiel apoyo durante tantos años”, dijo Ayala.
Cuando empezó a reducirse el volumen de productos de primera necesidad para repartir, la tienda empezó a ofrecer certificados de $30 dólares para que las personas lo hagan efectivo en las próximas compras en cualquiera de sus establecimientos durante el próximo mes.
En una situación inimaginable
La inmigrante guatemalteca María Ester Hernández perdió su trabajo desde que se decretó la emergencia y confesó que en sus 28 años de vivir en Estados Unidos jamás se imaginó tener que enfrentarse a una situación de estas magnitudes.
Los clientes de la compañía de limpieza de casas para la que trabaja han cancelado por el temor de que personas fuera del hogar entren a sus viviendas.
“Estamos desempleados completamente, la gente no quiere que nadie los visite porque tienen miedo de que uno los pueda contagiar con la enfermedad… casi la mayoría de los que trabajamos en la empresa estamos desempleados por esta pandemia”, comentó María Ester.
Los pocos recursos que la guatemalteca tenía para una emergencia no han sido suficientes después de un mes de paro, cuando ha dejado de percibir ingresos, y los gastos de pago de vivienda y utilidades se mantienen.
Para otros, como la salvadoreña Carmen Gómez, la situación se ha complicado. Ella trabaja como cajera de un pequeño negocio dentro de un complejo militar en Alexandria que ha cerrado y los empleados han quedado suspendidos hasta nuevo aviso. Pues dentro del recinto también impera el distanciamiento social.
Gómez llegó a la tienda de Megamart con la esperanza de conseguir una dotación completa de alimentos, pero cuando le tocó su turno solo quedaban algunas cosas enlatadas, pan y agua, y el bono de $30 para hacerlo efectivo en la próxima compra de alimentos.
“En la publicidad que estaban pasando dijeron que iban a dar arroz y frijoles, pero ya cuando llegamos después de hacer la larga cola dijeron que ya no habían, que solo quedaba esto; y hay gente que está todavía peor que uno porque sí están pasando más necesidad”, comentó y mostró el contenido en la carro del supermercado.
Los datos de desempleo a nivel nacional muestran que hasta el cierre de esta edición más de 22 millones de personas han quedado desempleadas por el efecto de pandemia causada por Covid-19, esto sin incluir a los cientos de miles de trabajadores indocumentados que no han sido registrados al no tener derecho a reclamos por desempleo ante el gobierno federal.
La situación se agudiza para muchas familias hispanas en las que ambos padres carecen del estatus legal migratorio que les permita tener ayuda como el bono que ha empezado a llegar a los hogares que declaran impuestos con un número de seguro social válido.
Con pocos ahorros
La incertidumbre se apodera del día a día de la salvadoreña Blanca Aguilar, quien explicó a El Tiempo Latino que las autoridades en principio decían que el paro duraría tres semanas desde mediados de marzo pero ahora lo extienden sin visualizar hasta donde llegará la situación.
En su caso, su esposo después de tres semanas de estar cesante logró reiniciar el trabajo en una compañía de construcción que está activa, pero los jefes les han dicho que si se agudiza la situación en esta región las autoridades del estado o las locales podrían considerar cerrar la obra para evitar mayores contagios.
“Tengo 17 años de estar en Estados Unidos y nunca había experimentado algo así tan estresante y siento temor por no saber hacia donde vamos con esta situación”, explicó Aguilar. “Para nosotros no hay ningún apoyo del gobierno porque mi esposo hace los impuestos con el ITIN (número de identificación de contribuyente), así que no tenemos nada de ayuda. Con los poquitos ahorros que tenemos hemos pagado la renta y los otros gastos del mes, pero uno no tiene capacidad de aguantar por largo tiempo una situación así, no sabemos si vamos a poder subsistir si esto se alarga”.
A diferencia de California que aprobó un bono de ayuda para indocumentados, y Nueva York que estudia posibilidades pese a sus apretadas finanzas, en el área de la capital nacional aún no se han ventilado esas probabilidades para apuntalar la economía de las familias más vulnerables en condición indocumentada y que han quedado cesantes por el frenazo en la economía.
Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia que declararon estado de emergencia durante la primera quincena de marzo, fueron de manera escalonada restringiendo las actividades.
El sector de la construcción es uno de los que se mantiene activo, aunque quedó en un limbo de clasificación de las autoridades al no ser esencial, pero mantiene un sector significativo de empleo, al que se le han estipulado guías para evitar contagios.
La región ya contabilizaba más de 27 mil casos al cierre de esta edición y el número de fatalidades ha ido en aumento también al contar más de mil fallecidos.