Ahora mismo una de cada tres personas que viven en Estados Unidos están sufriendo algún trastorno de ansiedad o depresión debido al coronavirus.
Ese número lo más probable es que vaya en aumento, pero es bueno saber que no está solo. En el norte de Virginia, Recovery Program Solutions of Virginia (RPSV) está para darle apoyo.
Si está sufriendo de insomnio o exceso de sueño, si la tristeza es como una sombra que le persigue a donde va, si se ha vuelto irritable, llora casi sin razón, ha perdido el apetito o come en demasía, es hora de hablar. Los cinco centros (Arlington, Alexandria, Annandale, Reston y Merrifield) de este programa le ayudarán, sin costo, a través de una línea telefónica abierta y un plan de charlas virtuales individuales o de grupo. Si no fuera por el coronavirus, a cualquiera de esos centros se podría llegar sin hacer cita.
Desde la creación de RPSV, en el 2011, unas nueve mil personas, cada año, pasan por esos centros, una inmensa mayoría no tiene un techo, son veteranos y ancianos. Los latinos en busca de ayuda, aunque van en aumento, aún son pocos y Monika Taylor, directora de divulgación y desarrollo de RPSV, quiere que sepan que este programa también es para ellos. En el centro de Arlington se los atiende en español.
“Hemos venido discutiendo con representantes de organizaciones que trabajan con los inmigrantes y estamos hablando para darles apoyo, especialmente a quienes sufren traumas debido a su odisea migratoria. Esperamos y nos gustaría ofrecerles nuestros servicios”, dijo Taylor, quien aseguró que se está contratando a más personal bilingüe y especialistas en entrenamiento de los pacientes recuperados para que estos ayuden a los nuevos que van llegando.
Son tres áreas en las que concentran sus esfuerzos: salud mental, abuso de sustancias y mendicidad.
“A nadie le decimos no”
Sensibilidad y experiencia es algo que este programa tiene para demostrar que sus brazos están abiertos para todos aquellos que van en busca de ayuda sicológica, alimentos o un abrigo. Los creadores de RPSV, Lisa Woodwin y Jerome Hughes, encararon sus propias batallas con sus problemas de salud mental, abuso de sustancias y falta de vivienda y de ellos nació la idea de ir en auxilio de otros.
“No le ponemos barreras a nadie. Si necesitan hablar y terapia, estamos para ayudarlos. Si buscan un abrigo les conseguiremos.
Si van en busca de comida, les daremos. Buena parte de nuestros centros trabajan para subsanar la inseguridad alimentaria, porque servimos a las personas con muy bajos ingresos”, señaló Taylor. Otros servicios de apoyo son: conectarlos para que consigan vivienda, empleo y de ser posible medicinas. “En nuestros centros tenemos un poquito de todo, a nadie le decimos no ni le cerramos las puertas”.
Taylor deja bien claro que en los centros no se ofrecen servicios clínicos de salud mental, tampoco se prescriben medicinas, porque quienes trabajan y dan soporte emocional y sicológico no son doctores ni sicólogos. Lo que más y mejor hacen es ofrecer apoyo entre iguales. Esto quiere decir que, quienes han sufrido y han superado traumas, depresión, abuso de sustancias o no han tenido un techo están entrenados para echar una mano y ayudar a otros a levantarse. No obstante, en caso de haber personas que necesitan asistencia siquiátrica y medicinas, RPSV los conecta con los recursos que hagan falta.
Los voluntarios recuperados o en proceso de mejoría tienen un sentido de empatía muy necesario para facilitar la convalecencia de quienes van en busca de alivio. Como dice Taylor, “ellos son los mejores ejemplos de inspiración y una muestra de que es posible salir adelante, porque comparten sus más duras experiencias con el ánimo de auxiliar a otros. A eso lo encuentro maravilloso”.
Es ayuda, no limosna
Es el caso de Aída Pitot. Llegó hace varios años desde Perú. Vino con un diagnóstico de depresión, pero aquí le dieron otro: desorden bipolar y esquizofrenia. Por esa razón su esposo la abandonó y ella tuvo que criar a su hijo sola, sin un sostén familiar y de amistades.
Después de un tiempo de mala racha recibió entrenamiento certificado para trabajar en grupos de apoyo, desde entonces es parte de ese pequeño ejército que lleva el mensaje a otros de que no están solos y pueden salir adelante.
“No soy sicóloga -dice Pitotpero he vivido en carne propia lo que otros están sufriendo. No importa la edad que tengan, pueden ser niños o familias completas. Nosotros somos el puente para ayudarlos a ver que al otro lado hay esperanzas”. Por el momento está trabajando virtualmente y ella cree que esta forma es de gran ayuda para quienes, por las razones que sean, no pueden llegar hasta uno de los centros.
“No nos limitamos solo a dar atención a quienes viven en Virginia. Si vienen de otras partes también los atendemos”, dice Pitot. “Quiero que sepan que todas las personas que estamos para dar ayuda individual y grupal hemos padecido y seguimos sufriendo alguna enfermedad mental”.
Clases presenciales de computación, orientación sobre recursos comunitarios, apoyo para llenar las aplicaciones para vivienda y de estampas de comida, son servicios adicionales a las terapias de meditación y estimulación, a través de la música, manualidades y socialización.
Lograr que quien busca ayuda supere el estado en el que llegó, para Taylor significa brindar ayuda, no limosna. No es cubrir una necesidad del momento, el plan es que unos asistan a otros a sobreponerse a su depresión, ansiedad, a vencer la dependencia de sustancias, a asegurarse permanentemente la comida, a abandonar la calle y conseguir un trabajo.
La pandemia obligó a ofrecer terapia virtual, pero otros servicios como las duchas de agua caliente para bañarse y la lavandería para las personas sin techo, en el centro de Alexandria, están abiertos.
PARA SU INFORMACIÓN
Contacto. Si quiere saber más sobre los servicios que ofrece este programa de recuperación o si cree que de alguna manera puede ayudar, llame al 1 (800) 374-4198 o visite la página digital: www.rpsva.org/about. Una de las líneas de ayuda está abierta desde las cuatro de la tarde hasta las 11 de la noche.
Servicios. El centro de Reston, aparte de los programas principales, ofrece terapia a través del arte, llame al (703) 481-4171; el de Merrifield tiene un programa de música, llame al (703) 559-3100; en el de Arlington hay el grupo de drama, llame al (703) 567-1346; el de Alexandria ofrece baño y lavandería, llame al (703) 341-6890; el de Annandale suele hacer convivencias, llame al (703) 531-4650. Todos ofrecen terapias y comida.