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Un grupo de mujeres latinas de 20 hasta 70 años se reúnen cada miércoles y jueves en el condado de Montgomery mientras mezclan harina, azúcar y huevos, como parte del aprendizaje para perfeccionar sus habilidades en la repostería.

Lo mismo hace otros grupos en el condado de Prince George.

SUEÑOS. En estos talleres no solo le dan color a una tarta, también buscan pintar sus sueños de tener un negocio propio. Credit: Olga Imbaquingo.

El resultado de las clases del jueves es un montón de pasteles de todos los tamaños, revestidos de gruesas capas de crema y adornados con rosas de colores o cenefas de chocolate.

Al mismo tiempo que agregan las harinas, espolvorean sus historias de mujeres inmigrantes y engrasan sus sueños de que estas destrezas les ayuden a emplearse; a crear un pequeño negocio de pastelitos, hojaldres o magdalenas o a mejorar la microempresa de confitería que ya tienen.

“Ese es mi anhelo, pero si no resulta al menos no tengo que comprar los pasteles de cumpleaños de mis hijos”, dijo Elvia Sánchez.

Estos talleres los organiza El Poder de Ser Mujer, liderado por Sagrario Ortiz y no serían posibles sin la ayuda de Employ Prince George’s.

“Con ese apoyo hemos graduado a unas 100 mujeres desde 2021. De estas, 20 han conseguido un empleo, otro número similar ha logrado un aumento de sus salarios, gracias a que cuentan con certificado y 10 más ya han registrado sus negocios”, aseguró Ortiz.

Con la organización WorkSource Montgomery empezaron hace unos tres meses. El 30 de marzo, terminaron el curso 35 mujeres y a mediados de abril será la primera ceremonia de graduación.

Los pasteles que crean las latinas en Montgomery

Paulita González, el jueves 23 de marzo, ponía harina y azúcar en la mezcladora para formar la masa que luego fue al horno.

Ella es una consumada pastelera en delicias peruanas, pero aquí tiene que adaptar sus conocimientos a los gustos de una comunidad internacional, “además, aunque tengo 70 años siempre es bueno aprender algo nuevo”, dijo.

González ya tiene su clientela cuando hay matrimonios, primeras comuniones, bautizos o aniversarios. Le gustaría tener licencia, seguir trabajando desde casa, aumentar las ventas y hasta ponerle un nombre a su negocio. “Me encantan las técnicas que la maestra nos enseña, he descubierto nuevos productos y aprendí cómo hacer un pastel de naranja que tiene mejor sabor que el mío”.

Unos pasos más allá, Alicia Aguilera, maestra en repostería, les enseñaba a dar forma a las flores de crema para engalanar los pasteles, una vez que estos queden bien bañados en crema chantilly, chocolate o en frutas.

Todas ya saben que, para complacer al paladar, primero hay que seducir a los ojos, por eso empeñan su paciencia en alizar la crema con una espátula, hasta que la cubierta y las paredes de la tarta queden tan uniformes como un pañuelo de terciopelo.

“Mi pasión desde los 13 años era la pastelería. En Paraguay estudié otra cosa, al llegar a este país me dije ‘¿Y ahora qué hago?’, empecé a vender pasteles y aprender sobre las harinas que son diferentes a las nuestras”, contó Aguilera. Además de los secretos de un buen bizcocho, les trasmite pasión, “porque los sueños no se consiguen sin ese ingrediente”.

El complemento: talleres de negocios

CERTIFICADO. Este grupo de mujeres asiste cada jueves a perfeccionar las técnicas de repostería que les dará un certificado para buscar empleo o montar su negocio. Credit: Olga Imbaquingo.

Las mujeres que están aprendiendo el ABC del punto de nieve y del glaseado son madres que cuidan a sus hijos. Otras son trabajadoras que les gustaría quedarse más en casa y crear un negocio llevando sus dulces a las ferias y festivales.

Al tiempo que perfeccionan la técnica del frosting, cada lunes vía online asisten a un curso sobre cómo montar un negocio, obtener licencias, registrar una empresa, hacer mercadeo o el uso de las redes sociales para ampliar las ventas.

“Nuestro objetivo es que lo que aprenden les sirva para llevar más ingresos a sus familias”, asegura Ortiz, una líder de origen dominicano que lleva varios años buscando fórmulas que favorezcan a las latinas.

Terminado el curso de repostería, Sánchez, además de llevarse en la memoria que en las cantidades exactas está el secreto de un buen bizcocho, se llevó unas dos o tres nuevas amigas con las que comparte experiencias y anécdotas.

El otro día se descuidó y se le quemó la tarta, fue cuando recordó otra lección: “La maestra dice que a veces para aprender hay que echar a perder.

Certificados válidos en todo el país

Para obtener un certificado todas las mujeres deben completar 13 talleres prácticos de tres horas cada uno y un curso sobre manejo de alimentos de un día. En Montgomery están haciendo repostería y simultáneamente los martes y jueves hacen lo mismo en Prince George, el miércoles es para técnicas de cocina.

En anteriores cursos en Prince George hicieron arreglos frutales o preparación de ensaladas mediterráneas, en la cocina industrial de Brentwood. La encargada de este perfeccionamiento es Silvia Rosario, quien estudió ciencias gastronómicas en República Dominicana.

“He graduado a 25 y pronto estarán preparadas 22 más. Con los certificados que les damos pueden trabajar en todo el país. Son programas que sí tienen salida laboral y empresarial. Yo misma eduqué y di de comer a mis hijos”. Rosario tiene un catering y un carrito de comida.

PASTELERÍA. Alicia Aguilar es la instructora de este curso de pastelería que enseña desde cómo alizar la crema en la tarta, cómo hornearlo y decorarlo. Credit: Olga Imbaquingo.

El Poder de Ser Mujer hizo una gala en 2021y recolectó $60 mil. Eso sirvió para rentar la cocina industrial, comprar los ingredientes y capacitar al primer grupo. Fue tan buena esa experiencia que Ortiz golpeó las puertas de Employ Prince George’s. Firmaron un contrato que vencerá en 2024. ¿El condicionante?: que las latinas inscritas vivan en esta municipalidad.

A raíz de ese experimento, WorkSource Montgomery auspició los talleres de repostería para las latinas del área de Silver Spring y Wheaton. Además de los ingredientes y la renta de las cocinas, estas dos organizaciones les dan los informes, los certificados y un estipendio para el transporte.

Un día para el voluntariado

Todo avanzaba en un ambiente de armonía, en la cocina de la iglesia Hughes United Methodist Church, no muy lejos de la estación de tren de Wheaton. Para una aficionada de la confitería como la nicaragüense Salesca Rodríguez estos cursos sirven para actualizarse.

“Empecé a experimentar viendo videos y no me quedaban tan mal. Mis amigas decían que los pastelitos estaban sabrosos, así comenzó todo. Ahora voy a eventos, ferias y degustaciones. Trabajo desde casa, tengo un certificado de manejo de alimentos”. Su negocio se llama Sweet Design by Sally.

Sánchez está terminando su pastel. “Lo llevaré a mis hijos, cada jueves ellos me esperan con ansias para comérselo”.

Contó que hace poco empeñaron sus habilidades en hacer una variedad de dulces, los llenaron en fundas y los donaron a Elizabeth House que alberga a personas sin techo. “Los programas incluyen un día de voluntariado y esto consiste en preparar lo que han aprendido y regalarlos a organizaciones de ayuda social”, contó Ortiz.

Tres horas después, los resultados están a la vista: torres de bizcocho de uno, dos y tres pisos, aromatizados con vainilla y naranja; y un grupo de mujeres más cerca de alcanzar sus sueños.

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