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3,3 millones de adultos en EEUU padecen del síndrome de la fatiga crónica: según los CDC

La cifra supera significativamente las estimaciones anteriores y probablemente se vea aumentada por algunos de los pacientes con COVID prolongado

sindrome de la fatiga crónica
La encuesta también reveló una mayor prevalencia del síndrome entre las mujeres, las personas de raza blanca y los grupos económicamente desfavorecidos. | Foto: Cottonbro Studio / Pexels.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron este viernes el primer estudio nacional sobre el síndrome de la fatiga crónica en el que revelaron que actualmente existen 3,3 millones de estadounidenses con este padecimiento.

La cifra supera significativamente las estimaciones anteriores y probablemente se vea aumentada por algunos de los pacientes con COVID prolongado.

La nueva estimación de los CDC procede de una encuesta realizada en 2021 y 2022 en la que participaron 57.000 adultos estadounidenses.

Aproximadamente el 1,3% de los participantes confirmaron un diagnóstico de encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica, lo que equivale a unos 3,3 millones de adultos en todo el país.

La encuesta también reveló una mayor prevalencia del síndrome entre las mujeres, las personas de raza blanca y los grupos económicamente desfavorecidos. Esto contradice la percepción de que el síndrome afecta predominantemente a las mujeres blancas de clase media alta o alta.

El estudio indicó que adultos blancos no hispanos (1,5%) tenían más probabilidades de tener el síndrome en comparación con los adultos asiáticos no hispanos (0,7%) e hispanos (0,8%).

¿Qué es el síndrome de la fatiga crónica?

El síndrome de la fatiga crónica es un trastorno polifacético caracterizado por un agotamiento extremo que dura al menos seis meses y que no se alivia con el descanso.

Los síntomas suelen incluir:

  • Gran reducción en la capacidad de hacer actividades que eran habituales antes de la enfermedad.
  • Deterioro de salud tras un esfuerzo físico o mental.
  • Problemas para dormir.
  • Problemas con el pensamiento y la memoria.
  • Empeoramiento de los síntomas al ponerse de pie o incorporarse.

Otros síntomas:

  • Dolores musculares.
  • Dolor en las articulaciones, sin inflamación ni enrojecimiento.
  • Dolores de cabeza.
  • Dolor a la palpación en los ganglios linfáticos del cuello o las axilas.
  • Dolor de garganta frecuente.
  • Problemas digestivos, como síndrome del colon irritable.
  • Escalofríos y sudores nocturnos.
  • Alergias o sensibilidad a alimentos, olores, sustancias químicas o al ruido.

La falta de una prueba diagnóstica uniforme o de una cura complica aún más este síndrome.

Elizabeth Unger, una de las coautoras del informe, destacó el aumento de la prevalencia del SFC, alimentado en parte por los pacientes que sufren los efectos a largo plazo del COVID-19.

La causa precisa del síndrome de fatiga crónica sigue siendo un misterio, aunque algunos investigadores sugieren como posible catalizador una respuesta excesiva del organismo a las infecciones.

Lo que se sabe del síndrome

El reconocimiento de esta afección se remonta a hace unos cuarenta años, cuando se notificaron varios casos en Nevada y Nueva York. Sin embargo, la legitimidad del síndrome sufrió debido a las actitudes despectivas de algunos profesionales médicos, que lo calificaron de trastorno psicosomático o "gripe de yuppie"

Para ilustrar esta actitud despectiva, Hannah Powell, una joven de 26 años de Utah, comparte su lucha de cinco años por un diagnóstico adecuado. Se encontró con médicos que malinterpretaron sus síntomas de fatiga crónica como mera ansiedad y depresión.

Brayden Yellman, especialista del Centro Bateman Horne, sugiere que estas percepciones erróneas podrían derivarse de las disparidades en el acceso a la atención sanitaria, que conducen a una representación inexacta de los casos diagnosticados.

La encuesta

La metodología de la encuesta, que se basó en los recuerdos de los participantes sin verificar los diagnósticos a través de los historiales médicos.

Daniel Clauw, del Centro de Investigación del Dolor Crónico y la Fatiga de la Universidad de Michigan, declaró a NBC News que el recuento real de casos de SFC es probablemente mayor debido al diagnóstico poco frecuente del síndrome y a la falta de tratamientos aprobados.

Curiosamente, el informe sugiere que algunos pacientes con COVID de larga duración podrían estar incluidos en las estadísticas del síndrome. Los problemas de salud persistentes tras la infección por COVID-19 presentan síntomas similares a los del síndrome de fatiga crónica.

Para personas como Powell, la batalla por una atención adecuada es continua. A pesar de conseguir cierta estabilidad mediante tratamientos regulares, a menudo recurre a afirmar que padece COVID larga en lugar de síndrome de fatiga crónica para asegurarse la comprensión y la ayuda inmediatas de los profesionales sanitarios.

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