Un imprudente incidente con fuegos artificiales provocó un incendio monumental en los apartamentos Oxford Manor del sureste de Washington, DC, desplazando a más de setenta residentes el martes. El fuego se inició cuando unos jóvenes utilizaron velas romanas en un balcón, causando graves destrozos. Los investigadores de incendios consideraron que el incidente había sido accidental, reseña WTOP.
Las llamas estallaron en el bloque 2600 de Bowen Road, envolviendo el balcón de un apartamento del segundo piso. En unos instantes, el fuego se propagó al ático y al tejado, consumiendo por completo dos secciones del complejo de apartamentos. La devastación dejó a setenta y seis personas sin hogar, dando un vuelco a sus vidas en un instante.
El jefe de bomberos y servicios médicos de urgencia del DC, John A. Donnelly Sr., destacó los peligros de los fuegos artificiales, haciendo hincapié en su potencial destructivo. "Todos disfrutamos con los fuegos artificiales, pero muchos no se dan cuenta de lo peligrosos que pueden ser", declaró Donnelly, subrayando los riesgos asociados a los fuegos artificiales ilegales, que pueden acarrear multas que alcanzan los 2.000 dólares o dar lugar a detenciones.
"Se trata de una tragedia terrible para los residentes cuyas vidas se han visto alteradas porque otra persona no estuvo segura con los fuegos artificiales", añadió Donnelly, señalando el impacto colectivo de la negligencia individual.
Los bomberos respondieron con prontitud, enfrentándose a un infierno que ya había prendido. Debido a la intensidad, todas las unidades tuvieron que evacuar el edificio y atajar las llamas externamente con potentes chorros de agua. Sus esfuerzos se vieron impulsados por la necesidad urgente de controlar un incendio que, aunque no amenazaba la vida en términos de heridos, planteaba graves riesgos para la vida y la propiedad.
Tras el siniestro, dos personas, entre ellas un bombero, fueron hospitalizadas por sus heridas. Se informó de que su estado no ponía en peligro sus vidas.
La comunidad se movilizó rápidamente para apoyar a los residentes afectados. La Cruz Roja intervino de inmediato, proporcionando ayuda a los que se habían quedado sin hogar a causa del incendio. Entre los desplazados estaba Christal McNeal, que recordaba vívidamente haber huido de su casa con sólo la ropa que llevaba puesta. Su madre, Tomeka McNeal, reflejaba esta desesperación, cuestionándose sus próximos pasos tras haberlo perdido prácticamente todo en el incendio.
Otra residente, Tierra Joppy, se enfrentó a una desesperación similar. Describió la sobrecogedora escena mientras trataba de abrirse paso entre el humo penetrante para garantizar la seguridad de su familia. "La compañía de alquiler me dijo que todo era una pérdida total", dijo Joppy, luchando por comprender la magnitud de volver a empezar desde cero. "Esto no es un coche ardiendo; es tu casa".
La tragedia de los apartamentos Oxford Manor subraya las implicaciones más amplias de la seguridad contra incendios y la necesidad crítica de concienciación sobre el uso de fuegos artificiales, especialmente en zonas residenciales. Sirve como crudo recordatorio de las consecuencias potenciales de que una diversión aparentemente inofensiva se convierta en desastres que alteran la vida.
Mientras la comunidad se une para apoyar a los desplazados, el incidente deja un mensaje conmovedor sobre la responsabilidad y la necesidad urgente de cumplir las normas de seguridad para evitar incidentes similares en el futuro. Se están realizando esfuerzos para garantizar que los residentes afectados reciban el apoyo necesario para reconstruir sus vidas tras este catastrófico suceso.