Arabia Saudita ganó la sede de la Copa Mundial 2034, una confirmación esperada pero cargada de polémica. La FIFA continúa recibiendo críticas por sus decisiones y muchos se preguntan si el fútbol puede ser la excusa perfecta para lavar reputaciones.
Una votación, una ovación y cero sorpresas
El miércoles, la FIFA oficializó a Arabia Saudita como la sede de la Copa Mundial 2034 tras un proceso de votación peculiar y rápido. Los 211 miembros de la FIFA aplaudieron (literalmente) para dar su aprobación. Noruega fue el único que se abstuvo, argumentando que la falta de transparencia en el proceso “dañaba la confianza en la FIFA”.
El camino para los saudíes quedó libre cuando Australia, el único otro competidor, abandonó su candidatura en 2023. Según BBC News, los plazos extremadamente cortos —solo 25 días para juntar una propuesta— dejaron a los saudíes como la única opción sobre la mesa, y ya tenían todo preparado.
Estadios futuristas... que no existen todavía
La promesa de Arabia Saudita incluye 15 estadios repartidos en 5 ciudades, pero aquí viene la gran letra pequeña. Ocho estadios aún no han sido construidos, 3 están en proceso y uno se ubicará en una ciudad futurista llamada Neom, que tampoco existe aún. Este proyecto incluye un estadio suspendido a 350 metros sobre el suelo, accesible solo por vehículos autónomos.
El estadio King Salman International Stadium en Riad, con capacidad para 92,000 espectadores, albergará la apertura y la final. Mientras tanto, el estadio Qiddiya tendrá un diseño con ondulaciones inspirado en las olas de una playa. Las ideas son impresionantes, pero ¿se llevarán a cabo? Con un historial de construcción a costa de trabajadores migrantes en Qatar 2022, hay razones para preocuparse.
Derechos humanos en fuera de juego
Aquí viene el drama. Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch arremetieron contra la FIFA por otorgar el torneo sin exigir compromisos firmes sobre derechos humanos. Steve Cockburn, de Amnistía, fue contundente: “La FIFA sabe que sin reformas los trabajadores serán explotados e incluso morirán”. Esto no es exageración.
En Qatar, al menos 400 trabajadores migrantes murieron preparando la Copa Mundial 2022, según informes locales.
Arabia Saudita tiene serios problemas en su historial de derechos humanos, incluyendo la criminalización de relaciones entre personas del mismo sexo, la represión hacia mujeres y la ejecución de 200 personas solo en los primeros 9 meses de 2024.
Aún así, las autoridades del país insisten en que “todos son bienvenidos”. Sin embargo, las leyes locales siguen castigando relaciones afectivas entre personas LGBTQ+ con cárcel o incluso algo peor. Y si planeas irte de fiesta con un trago en mano, olvídalo. El alcohol está prohibido en el reino, y las penas incluyen multas y prisión.
El Informe Global de Brecha de Género 2023 también puso a Arabia Saudita en el lugar 131 de 147 países, resaltando enormes desigualdades en educación y derechos laborales para las mujeres. Así que no solo es una cuestión de fútbol; el contexto cultural y político tiene peso.
¿“Sportswashing” en todo su esplendor?
Si el término no te suena, aquí va. Arabia Saudita invirtió más de $6 mil millones en deportes desde 2021. Desde la creación de la liga de golf LIV hasta su incursión en el tenis y ahora en el fútbol, el país busca mejorar su imagen global. La jugada le ha salido cara, pero efectiva, al menos en términos de marketing.
Sin embargo, esto va más allá de los deportes. Es una cuestión de reputación. Los saudíes buscan modernizar su imagen, atraer inversiones y diversificar su economía, pero organizaciones como Amnistía y Human Rights Watch aseguran que estos esfuerzos maquillan un historial repleto de violaciones de derechos fundamentales.
Críticas desde todos los ángulos
La organización no sale ilesa tampoco. Algunos medios, como Forbes, critican el hecho de que la candidatura saudí recibiera la mejor puntuación de evaluación jamás otorgada (4.2 de 5), pero sin justificaciones claras. Una conferencia de prensa para explicar esta puntuación simplemente no existió. La sombra de la falta de transparencia sigue presente.
La FIFA defiende con entusiasmo la decisión. El presidente Gianni Infantino insiste en que eventos como este “pueden generar cambios sociales positivos” y que “el mundo estará mirando”, según AP News. Pero, ¿en serio alguien cree que el dinero no está comprando prestigio aquí?
¿Qué sigue para el Mundial 2034?
Arabia Saudita asegura estar lista para este desafío y dice que la Copa será una celebración histórica en el país. Los saudíes prometen modernidad, estadios de vanguardia y una experiencia inolvidable. Pero bajo el brillo de las luces, se mantienen las sombras de los derechos humanos, el impacto ambiental y la desconfianza.
Esta Copa Mundial 2034 no solo verá goles y títulos; será una prueba para la reputación global de Arabia Saudita. ¿Podrán cumplir con las expectativas o dejarán que el “sportswashing” siga siendo el único titular? El cronómetro ya corre, y el mundo estará atento al desenlace.