En las aulas de la escuela pública concertada Inspired Teaching del noreste de D.C., los alumnos se adentran en una lección esencial sobre la credibilidad. Cuando un alumno de octavo curso la describe como fiabilidad, la clase se embarca en una misión para desentrañar la información en línea. Este esfuerzo, encabezado por la Oficina del Superintendente Estatal de Educación del D.C., se centra en la desinformación en línea a través de un programa pionero.
En su interior, los alumnos aprenden técnicas de lectura lateral, que consisten en consultar varios sitios web y escudriñar las fuentes de información. Este enfoque fomenta el escepticismo hacia fuentes únicas y promueve la conciencia de los sesgos o motivos que puedan distorsionar la información presentada.
Brie Wattier, profesora de séptimo y octavo curso, señaló a NBC Washington que: "Los niños ya son mucho más conscientes de lo que consumen".
La Universidad de Maryland colaboró en la creación de este programa, dotando a los alumnos de habilidades esenciales para navegar por el panorama digital, a menudo plagado de contenidos engañosos. Sarah McGrew, profesora adjunta de la universidad que participó en la elaboración de los cursos de educación cívica, destacó al medio la importancia de estas habilidades en una era inundada de información digital.
Combatir la desinformación desde el aula
La juventud estadounidense, criada predominantemente en plataformas como Google, TikTok e Instagram, recurre a menudo a estos canales en busca de noticias. En consecuencia, se convierten en los principales objetivos de la desinformación, como demuestran las conclusiones del Pew Research Center de que muchos adultos obtienen las noticias de las redes sociales.
Los estudios demuestran que quienes son expertos en distinguir los hechos de la ficción eluden las narrativas engañosas y la propaganda.
Renée DiResta, experta en desinformación, ilumina la naturaleza omnipresente y peligrosa de la propaganda moderna, que explota los medios sociales para difundir falsedades perjudiciales. Tales narrativas han moldeado notoriamente la opinión pública durante acontecimientos como la campaña presidencial de 2016.
DiResta advirtió de las repercusiones en el mundo real, como demostró un incidente en el que un hombre efectuó disparos en el interior de una pizzería de D.C. debido a teorías conspirativas fabricadas.
A pesar de la enmarañada red de desinformación, DiResta mantuvo la esperanza en las iniciativas de educación de los jóvenes. "Creo que es fantástico. Es necesario que no se limite a los niños", afirma al hablar de la enseñanza de la capacidad de evaluación crítica a las generaciones más jóvenes.
Estos programas educativos tienen un impacto notable en los estudiantes. Sifan Abu y Nardo Belete, alumnos de la escuela pública concertada Inspired Teaching, describieron un cambio en su compromiso en línea.
"La investigación de antecedentes es muy, muy importante", dijo Abu, mientras que Belete defendió la verificación cruzada de las fuentes, sugiriendo que los adultos podrían beneficiarse de esa vigilancia.
Actualmente, 14 escuelas de D.C. participan en este curso piloto de educación cívica, con planes de ampliación. Este impulso educativo hacia la alfabetización en línea garantiza que la próxima generación esté mejor equipada para navegar por el complejo mundo digital.