Un oficial del Ejército de Estados Unidos demandó a dos policías de Virginia por detenerlo y rociarlo con gas pimienta. Las imágenes del hecho, ocurrido en diciembre, quedaron guardadas en la cámara corporal de los oficiales.
Caron Nazario, segundo teniente del Ejército, informó en la demanda que presentó a principio de este mes que los oficiales violaron sus derechos constitucionales en una parada de tráfico en Windsor, ubicada a 46 millas de Virginia Beach.
The Associated Press, tuvo acceso a la grabación que muestra como Nazario, un afroamericano de descendencia latina, viste el uniforme y levanta las manos mientras está sentado en su automóvil el cual se encontraba estacionado en una gasolinera cuando los oficiales le apuntan con sus armas.
Los agentes ordenaron a Nazario que se bajara de su vehículo y él respondió: “tengo miedo de salir”.
Daniel Crocker, el oficial de policía de Windsor, llamó por radio a la estación diciendo que “estaba tratando de detener un vehículo con ventanas tintadas que parecían no tener una matrícula trasera”, reseñó The Hill.
Crocker lo calificó como una “parada de tráfico de alto riesgo”, y aseguró que el conductor estaba “eludiendo a la policía”.
No obstante, Nazario negó que estuviera huyendo, y alegó que regresaba a casa desde su estación de servicio y quería detenerse en una zona bien iluminada “por la seguridad y por respeto a los oficiales”.
El oficial Joe Gutiérrez respondió a la llamada de ayuda de Crocker.
La demanda argumenta que una vez que los oficiales al llegar a la gasolinera, pudieron observar que la matrícula era visible, pero los dos oficiales inmediatamente sacaron sus armas.
“No he cometido ningún crimen”, dice el oficial del Ejército, mientras un oficial le grita: “Te están deteniendo por una infracción de tráfico. No estás cooperando, y en este momento, ahora mismo, estás arrestado. … Estás detenido por obstrucción a la justicia.”
La demanda argumentó que las imágenes capturaron “comportamientos consistentes con una tendencia repugnante a nivel nacional de los agentes de la ley, que, creyendo que pueden operar con total impunidad, incurrieron en abusos de autoridad no profesionales, desalentadores, racialmente sesgados, peligrosos y a veces mortales”.