Washington, DC.- Ruth Alemán sueña con abrazar y besar a su madre aunque sea por última vez. La salvadoreña, residente en Temple Hills, Maryland, vive con la angustia de no poder despedirse de su progenitora antes de morir.
Aún quienes tienen TPS temen viajar y no regresar
uAún los inmigrantes que están amparados por el Estatus de Protección Temporal (TPS) temen viajar a sus países con un permiso como estipula la ley. “No hay garantías de que puedan reingresar. Eso queda a discreción del agente de aduanas”, dijo el embajador de El Salvador en EE.UU., Franciso Altschul.
Cada caso es singular, hay quienes han ido y venido sin problemas. Y otros que no pudieron retornar.
En 2005, el esposo de Ruth Ollero, de Maryland, perdió a su padre en El Salvador. “El tenía TPS y no podía viajar. Fue desconsolador”, contó Ollero, quien es de Perú. Sin embargo, en diciembre de 2013 su esposo viajó para ver a su madre que estaba enferma. “Al principio tenía temor de que no lo dejaran entrar, pero consultó con un abogado y sí pudo estar con su madre y regresar”, contó Ollero. “Entiendo que se niega la entrada cuando las personas han tenido algún problema con la ley como manejar ebrio, o no pagar la manutención de un niño”, dijo.
Como miles de indocumentados en Estados Unidos, Alemán teme incluso verse impedida de enterrar a su ser querido por el hecho de no poder viajar.
“Mi madre sufre de una grave enfermedad al hígado y me temo lo peor”, dijo la mujer originaria de Chalatenango. “Cuando pienso cómo está ella y los años de separación que tenemos, se me hace un nudo en la garganta y me da un gran dolor en el pecho”, expresó quebrandósele la voz.
Alemán dejó su país hace 11 años junto con su esposo Antonio Alemán y sus hijos. Desde entonces no han regresado.
Su madre, quien tiene 78 años, pudo visitarla con una visa de turista en tres ocasiones. Pero hace años se le venció. “En esa época se enfermó y no pudo renovar más la visa”, explicó Alemán.
La última vez que vio a su mamá y la pudo acariciar fue hace siete años.
Muchas veces ha pensado en hacer el viaje a El Salvador sin retorno. “He querido irme y dejarlo todo”, dijo. Más aún ahora cuando el hermano que cuida a la madre sufrió un derrame cerebral y está impedido.
“Pero al mismo tiempo pienso en mis hijos aquí y en las condiciones críticas que se viven en mi país, sin trabajo”, añadió.
Sus hijos, una de 23 años y el otro de 17 son beneficiarios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), un tipo de amparo que protege a ciertos jóvenes de la deportación y les facilita un permiso de trabajo.
En agosto de 2012, el presidente Barack Obama emitió una orden ejecutiva dando el alivio a los jóvenes que ingresaron al país antes de cumplir 16 años, y antes del 15 de junio de 2007.
“Pedimos al presidente que extienda la acción diferida para las demás personas que lo único que queremos es trabajar por una mejor vida y poder viajar a ver a nuestros familiares”, manifestó Alemán.