Washington, DC.- La historia que cuenta parece un guión de película con elementos de violencia, suspenso, corrupción y sobre todo temor. Miriam — quien vive en Virginia y cuyo apellido no se publica por seguridad— asegura que vive un drama y que sus niños corren peligro en su natal Guatemala.
En noviembre El Tiempo Latino la entrevistó por primera vez; y en ese entonces la mujer estaba desesperada. “Mi hijo de 11 años tiene 28 días de desaparecido. Salió a comprar y no regresó más”, contó en vísperas de Acción de Gracias cuando acudió a una iglesia pidiendo que oraran por el bienestar de sus niños.
Su otra hija, de 16 años, se encontraba escondida a horas de distancia de su domicilio, huyendo de un grupo “que la quiere prostituir”, dijo Miriam.
La mujer emigró hace nueve años a este país con la esperanza de proveer un mejor futuro para sus cuatro hijos, que dejó en Guatemala a cargo de sus familiares.
“Mi hija mayor ya es adulta. Está casada y tiene un hijito. Ella estaba al cuidado de mis otros niños, la de 16 años; otra niña de 13 y el de 11 años que desapareció”, explicó Miriam.
•Persecución
Según Miriam todo empezó cuando la menor de 16 años se envolvió en una relación romántica con un hombre que al parecer resultó ser un recluta de jovencitas para prostituirlas. “Mi hija se dio cuenta de las intenciones del hombre y comenzó a esconderse de él”, contó.
Sin embargo, éste empezó a buscarla y amenazar a la familia, relató Miriam. “Todos estaban asustados. Mi hija mayor y mis niños menores también. Mi hija me contó que este hombre quería persuadirla para que se llevara a mi niña de 13 años y a mi hijo de 11 para prostituirlos. Pero ella se negó y allí empezó la persecución”, manifestó. “Yo envié dinero para que mi hija se escondiera en un lugar donde no la pudieran encontrar”, señaló.
•Desaparición y temor de denunciar ante las autoridades
En octubre, su hijo de 11 años salió a comprar y no regresó. “Los días pasaron y no aparecía, pero mi familia no quería denunciar por temor a represalias. Todos tienen miedo porque la policía, especialmente de mi pueblo que es chico, está comprada y ya ha habido consecuencias”, dijo.
• Corrupción
De hecho la corrupción policial en Guatemala es un tema preocupante. Este martes 9 se dio a conocer que 352 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) fueron arrestados este año por encubrimiento, abuso de autoridad, maltrato contra menores y secuestro, entre otros delitos, informó una fuente oficial.
• Ayuda desde Estados Unidos
Miriam buscó ayuda en el Consulado de Guatemala en Washington y allí le dieron números telefónicos de la fiscalía para hacer la denuncia y otros números de organizaciones que asisten a las familias en casos de secuestro. Uno de estos números fue la unidad operativa Alba-Keneth, similar a la “Alerta Amber” en EE.UU.
La unidad Alba-Keneth se estableció tras la muerte de los niños Alba Díaz y Keneth López, quienes fueron secuestrados y asesinados, en 2009 y 2007 respectivamente.
• Apareció
Hace unos días, el menor de 11 años apareció. La familia lo fue a buscar a un lugar que aparentemente le sirvió de protección. “Estaba en casa de una amiga”, dijo sin querer dar más detalles por seguridad. “Estoy feliz porque sé que está con vida y ahora se encuentra en un lugar seguro”, señaló.
•Violencia
Guatemala registra una de las más altas tasas de crímenes violentos de América Latina. Sólo de enero a mayo hubo 37 muertes macabras: 17 cuerpos fueron desmembrados y 20 torturados. “A los días que hice la denuncia hombres armados fueron a casa de mi hija mayor. Menos mal que ella no estaba allí. Ahora se ha tenido que mudar a otro sitio”.
• “Quiero cruzar la frontera”
Para esta familia el lugar más seguro es Estados Unidos, la menor de 16 años quiere venir con sus hermanitos cruzando la frontera con un coyote. “Yo tendré que empeñar todo lo que tengo para salvar a mis niños”, dijo Miriam.
Un estudio de la agencia de la ONU para los refugiados ACNUR dice que el 48.6% de los niños que cruzan la frontera no acompañados desde Centroamérica lo hacen huyendo de la violencia.
• No califica
El Gobierno acaba de iniciar un programa para que en caso de peligro los padres que viven en EE.UU. puedan mandar a traer a sus hijos como refugiados. Pero Miriam no califica porque es indocumentada. Por ahora pone sus esperanzas en la acción ejecutiva del presidente Obama. “Espero tener mis papeles y traer a mis hijos”, expresó.