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Emotivo adiós a pionero del fútbol en DC

Ex jugadores y dirigentes de fútbol que asistieron a la misa del ex futbolista salvadoreño Orlando Romero, realizada en la Iglesia Sagrado Corazón de Washington, DC, el viernes 9 de enero de 2014. Romero fue uno de los jugadores fundadores de la Liga del Parque Kalorama en 1982 y muy querido en su comunidad por su destacada vocación de servicio al prójimo.


           
   

Cortesía de Luciano Rodríguez

Ex jugadores y dirigentes de fútbol que asistieron a la misa del ex futbolista salvadoreño Orlando Romero, realizada en la Iglesia Sagrado Corazón de Washington, DC, el viernes 9 de enero de 2014. Romero fue uno de los jugadores fundadores de la Liga del Parque Kalorama en 1982 y muy querido en su comunidad por su destacada vocación de servicio al prójimo.

Cuando era un niño en su natal El Salvador, a Orlando Romero le encantaba ir al estadio los fines de semana para ver los partidos de fútbol y solía decir que cuando creciera quería ser policía al igual que su papá para ayudar a los demás.

La pasión por el fútbol y un fuerte sentido comunitario es lo que traería, años más tarde, a Washington, DC, donde consiguió rodearse de muchos amigos. Ellos se despidieron de él, por última vez, el viernes 9 en la Iglesia Sagrado Corazón.

Romero murió el 3 de enero y sus familiares y amigos lo despidieron en una misa de cuerpo presente ofrecida por el padre Kevin Thompson.

Y, quizás, en la eternidad Romero jugará otros partidos de fútbol al reunirse con “Chito” Candela, Mario Cortez y Barbas, sus tres ex compañeros, también fallecidos, del equipo Centroamericano, uno de los clubes fundadores en 1982 de la Liga de Fulbito del Parque Kalorama en Washington, DC.

“Era un hombre muy bueno y con demasiadas cosas bonitas. Es por eso que tenía muchos amigos. Vivimos el uno para el otro por 24 años y ahora no sé si lo podré resistir”, dijo Nora García, viuda de Romero, a El Tiempo Latino. “No sé cómo voy a hacer para vivir sin él”, sollozó.

Orlando Romero

El salvadoreño Orlando Romero fue un pionero del fútbol aficionado en la Liga del Parque Kalorama de Washington, DC, en la que jugó para el equipo Centroamericano.

El salvadoreño Orlando Romero fue un pionero del fútbol aficionado en la Liga del Parque Kalorama de Washington, DC, en la que jugó para el equipo Centroamericano.

Romero, quien había cumplido 49 años el 31 de diciembre, se enfermó el 24 de diciembre, sentía fuertes dolores que lo llevaron tres veces a emergencias. “Decían que era un espasmo de los nervios, los tendones. Fue tres veces a emergencia, la última vez con su médico de cabecera. Se tomó la medicina pero tenía mucho dolor en la espalda. Murió dormido a mi lado”, relató García.

“Orlando era muy querido en la comunidad, seguía al FC Barcelona y a equipos de México como el América pero también equipos de Europa y a la selección de El Salvador”, recordó García sobre la pasión por el fútbol de su difunto compañero.

José Alcides Marroquín, el hermano mayor, contó que Romero desde pequeño “era muy inquieto” y le gustaba “andar siempre con nuestro papá que era policía”.

“Orlando decía que cuando creciera quería ser policía y le gustaba ir siempre al estadio a ver los partidos”, dijo Marroquín. “Tenía un gran corazón”.

Marroquín dijo que nunca olvidará que cuando llegó a DC Romero estaba muy contento de que su hermano mayor había llegado.

“Siempre me llevaba a conocer más lugares los fines de semana, los museos, los parques. Aún mantengo la foto que le tomé cuando yo estaba recién llegado. Él se subió a una rama y me pidió que se la tomara. Una vez me llevó al centro a principios de 1980 para que me comprara mi primer pantalón Levi’s, muy caros para la época en El Salvador”, recordó Marroquín.

Romero llegó a Washington a los 17 años, estudió en la Escuela Bell Multicultural y fue fundador del equipo Centroamericano, uno de los seis que inauguraron en 1982 la Liga de Fulbito del Parque Kalorama.

Se jugaba el Mundial de España 1982 y en Washington muchos latinos merodeaban ociosos en los alrededores del Kalorama, la cancha La Polvosa, las escuelas Bell y Lincoln, Mount Pleasant y la Columbia Road.

“Lo voy a extrañar, me duele en el alma, es un pesar indescriptible, mucho pesar, pero siempre me quedarán sus recuerdos. Pero doy gracias a Dios por haberme permitido verlo crecer”, concluyó Marroquín.

El venezolano Luciano Rodríguez, quien trabajaba en la División de Educación Bilingüe del Departamento de Recreación de DC, recuerda que ante la problemática el gobierno del entonces alcalde Marion Barry le encomendó buscar algo qué hacer para que esos latinos dejaran de andar ociosos. Fue así como entre todos fundaron la Liga.

“Se armaron seis equipos y pusimos de capitanes a los jugadores que se hacían respetar más por los otros para poder mantener el orden”, contó Rodríguez a El Tiempo Latino.

Romero se enfiló en el equipo Centroamericano, cuyo director técnico era “Chito” Candela, más tarde fallecido en su natal Guatemala. Otros de los compañeros de Romero y Candela eran el también guatemalteco Barbas y el salvadoreño Mario Cortez, ambos igualmente desaparecidos.

Los otros planteles eran El Salvador, La Mara, DC101, La Perla del Pacífico de Ecuador y un equipo formado por algunos integrantes de la selección peruana del Mundial de México 1970, entre ellos Eladio Reyes.

“Esa liga ayudó a que muchos de esos jugadores surgieran como empresarios y líderes de la comunidad”, afirmó Rodríguez, quien recordó a ex jugadores como el salvadoreño Walter Tejada, actual presidente de la Junta de Gobierno del Condado de Arlington.

Romero se dedicó a trabajar en su profesión de remodelación de casas, instalación de alfombras y otras actividades relacionadas.

“Orlando era una bella persona, muy amigable y siempre listo para ayudar a la gente. Era muy bohemio y jugaba un fútbol recio, fuerte, no se dejaba pegar por nadie”, destacó Rodríguez.

Entre otros ex futbolistas y dirigentes amigos de Romero, en su funeral se encontraban  Ronald Chacón Villalta, Rubén Muñoz, Fernando “Colombia” Puerta, Paco Francés, César “Garrobo” Claros, Antonio Cortez y Raúl Salazar Zúñiga.

“Era un gran aficionado al fútbol y le gustaba mucho hacer ambiente. No era nada aburrido y nos divertimos mucho con él”, dijo Puerta.

“Cuando necesitabas algo de él, siempre estaba listo para ayudar, colaboraba, sin ningún interés, eso lo vamos a extrañar de Orlando”, agregó Puerta.

“Orlando era más que todo defensa y yo delantero. Tuvimos varios choques fuertes y una vez hasta me mandó al hospital al romperme una ceja. Me pidió disculpas. Yo con el ojo herido logré hacer el gol y ganamos la final. Luego olvidamos ese incidente del juego”, subrayó.

A su lado se encontraba el “Garrobo” Claros quien jugó en el Kalorama y en la liga de la Calle 40.

“Él tenía mucha experiencia en la construcción y le gustaba ayudar. Los niños lo querían mucho y también los desamparados”, recordó Claros.

Los familiares de Romero también destacaron sus bondades.

“Era una persona muy popular en la escuela, jovial y muy querido en la escuela y la comunidad”, dijo su hermana Flor Romero de Álvarez. “Era un gran bailador de salsa, y todos lo recordarán por eso. Lo queríamos mucho”, acotó.

Reina Romero, otra de las hermanas, subrayó que

“aunque él está muerto nos está salvando ahora porque murió de un problema genético que también se puede controlar medicamente. Todos nos vamos a chequear para ver quién tiene la condición”, dijo.

Rosalí Romero, la hermana menor, dijo que Orlando

“era como un padre para mí. Me enseñó a montar la bicicleta, me llevaba a la escuela, a los parques y siempre me aconsejaba y protegía. Era una persona con un gran corazón”, dijo Rosalí, quien vive en Miami, ciudad en la que la acompañó Orlando a una boda antes de la Navidad.

Finalmente su sobrina Zoraida Álvarez resumió el legado que le deja Orlando Romero a la familia y la comunidad.

“Mi tío quería que la familia permanezca unida y tenía una gran vocación para ayudar a los demás. Voy a extrañarlo mucho”, expresó Zoraida Álvarez.