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El joven que se sentó ante la policía

Daquan Green se sentó en silencio sobre la acera de W. North Ave., delante de un grupo de policías antidisturbios. Green tiene 17 años y vive muy cerca de ahí.  “Siento que han destruido mi barrio”, dijo cuando me acerqué a él. Se refería a los que la noche antes, el 27 de abril, incendiaron autos, patrullas de policía y saquearon comercios. Green contó que le falta un año para terminar High School y que quiere ser abogado para ayudar a que haya un mundo más justo. Vive con su mamá y sus doce hermanos en uno de los vecindarios más pobres de Baltimore, pero no se rinde. Quiere salir del ciclo de la pobreza y ve en su educación una salida. En estos momentos las diversas comunidades de Baltimore se están uniendo para superar la violencia: entre la Guardia Nacional y los uniformados antidisturbios, en las calles también están 300 Men March —una organización antiviolencia—, City Wide —un grupo de apoyo a los jóvenes— y los voluntarios que echaron una mano en la limpieza y recogida de escombros a las pocas horas del primer estallido de los disturbios.  Kimberley McCoy trabaja para The Joy of Living —un grupo de apoyo a mujeres y niños vulnerables: “Hay demasiada pobreza en esta ciudad y se necesitan fondos públicos para superarla”. La pobreza trae violencia, dijo Rasheed Aziz, de City Wide. Romper ese ciclo es la clave para que el Baltimore de Green sea más justo.

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