
Monseñor Dorsonville
Serán las 4 de la tarde del martes 22 de septiembre cuando se espera que el Papa Francisco llegue, procedente de Cuba, a la base aérea de Andrews y pise, por primera vez en su vida, suelo estadounidense. Al día siguiente, el Papa se reunirá con el presidente Barack Obama, orará con los obispos en la catedral de San Mateo y, durante una misa en español en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, canonizará a Fray Junípero Serra que se convertirá en el primer santo hispano de Estados Unidos.
Diversas fuentes estiman que unos 50.000 latinos acudirán el día 23 ante la Casa Blanca a saludar a Francisco. El jueves 24, el pontífice hablará ante el Congreso de Estados Unidos. Un discurso esperado con ansiedad por la comunidad inmigrante y que el obispo auxiliar de Washington, Mario Dorsonville, pone en perspectiva.
“Los inmigrantes vienen a servir, ayudan a este país, cuidan de uestros niños, de nuestros ancianos… es una inmigración cristiana”, dijo Dorsonville a El Tiempo Latino y enfatizó el “no más desechables” según palabras del propio Papa.
El acoso y el rechazo hacia el inmigrante, que tantas veces asoma en la escena política estadounidense, es lo que Karla Pérez espera que Francisco ayude a detener.
“Yo soy una inmigrante y escucho a los políticos decir que quieren construir muros. No recuerdo un ambiente tan feo como el de hoy”, dijo Pérez en declaraciones a The Washington Post. Pérez es de origen salvadoreño, maestra de escuela elemental y asiste a misa en la iglesia del Buen Pastor en Alexandria, Virginia.
Ella es parte de esos 30 millones de católicos en Estados Unidos que esperan escuchar la voz sosegadora del Papa.
“El Papa es paz”, enfatizó Dorsonville para mencionar que el mensaje de solidaridad con los inmigrantes de Francisco es algo vivo y los indocumentados se sentirán arropados.
“El Santo Padre es un signo de los tiempos, puesto en este mundo por el amor y la misericordia de Dios”, dijo. “El discurso del Santo Padre va radicalmente a alimentar la conciencia de solidaridad en la justicia social para lograr un mejor futuro de la humanidad. No hay una agenda más importante. Es una agenda no partidista, no personalista, sino que refleja el dinamismo de un profeta que sabe que la erradicación de la pobreza viene por el servicio y afecto hacia los más necesitados”.
El obispo ha asegurado que una de sus misiones principales es luchar contra la “globalización de la indiferencia” de la que ha hablado Francisco.
Y “el drama migratorio” no nos puede ser indiferente, indica Dorsonville para quien “El Espíritu Santo utiliza a las personas para despertar conciencias”. Para hacer una transformación verdadera: “de la indiferencia a la transformación, de la transformación a la realidad, de la realidad al servicio, del servicio al amor” .
En Francisco muchos inmigrantes ven a un líder moral que utiliza el púlpito para enfatizar principios humanos que, según él, debieran ir más allá de la política.
A principios de año, el Papa comentó a la prensa que había considerado entrar en Estados Unidos a través de la frontera sur. “Entrar cruzando la frontera sería un hermoso gesto de hermandad y apoyo a los inmigrantes”.