
ACTIVO. El sargento Oscar Ríos sirvió en Afganistán de 2013 a 2014.
Cuando el sargento Oscar Ríos regresó de Afganistán en septiembre de 2014, tenía aún en su mente imágenes del día a día que vivió durante un año en la zona de conflicto. “La perspectiva de mi mundo cambió”, dijo. Habiendo sido criado en un hogar cristiano en el Norte de Virginia. “Siempre vi lo bueno de la gente”, agregó. El conocer la maldad y la lucha por sobrevivir le dejó una lección de vida y heridas en el alma.
Sin embargo, un mes después de su llegada, el sargento ablandó su corazón y se le declaró a su amiga Ariel Lackey. “Yo la había conocido un año antes de irme a Afganistán y desde el primer día que nos presentaron empezamos a platicar largas horas. En la distancia ella se convirtió en mi amiga y un mes después de llegar aquí, el 26 de octubre, le pedí que fuera mi ‘polola’ (enamorada en chileno)”, contó.
Quince meses más tarde, el 16 de enero, Ríos tomó el paso serio y le propuso matrimonio. Se casarán entre septiembre y octubre.
Ríos se unió al Ejército de los Estados Unidos en 2011 cuando tenía 19 años. Lo hizo para cumplir uno de sus sueños de niño y por la oportunidad de estudiar. “Era la única manera de poder continuar mis estudios”, dijo. Había sido criado únicamente por su madre, Lucy Ríos, una inmigrante chilena a la que él describe como “una mujer valiente, luchadora y de grandes principios”.
“Ella me inculcó el amor a Dios y a entender que si mi padre terrenal me abandonó yo contaba con el amor y protección del Padre celestial”, dijo.
En Afganistán, Ríos olvidó ese principio, sintiéndose lejos de Dios. Pero ahora ve las cosas diferente y atribuye a su prometida el que le haya ayudado a “abrir los ojos”. “Para mí Ariel es como un ángel que me rescató para ver las cosas con claridad y acercarme a Dios”, dijo.
Hoy, Ríos entiende que junto a la misión de defender la patria , tiene una misión espiritual.
“Sé que Dios me mostró dos mundos por una razón”, dijo. “Ser cristiano y militar es difícil, pero no imposible”, añadió.
Por su parte Lackey, quien es enfermera, dijo sentirse orgullosa de estar a la par de Ríos al tiempo que crece en su carrera militar. El sargento estudia para ser Técnico en Informática.
“Pero me siento más orgullosa de ver cómo Dios lo ha usado en el Ejército para que sea luz para los que le rodean”, dijo. “También ha sido una bendición ver cómo Dios ha hecho de él un mejor hombre a través de las pruebas, tribulaciones y el dolor de la guerra”, finalizó