Washington, DC.-J Jóvenes indocumentados protegidos con el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) temen que de llegar a la presidencia el republicano Donald Trump, pierdan el beneficio y se enfrenten a “una persecución”. Por lo que instan al voto por la candidata demócrata Hillary Clinton.
“Para mí, ese es un gran temor. El señor Trump ha amenazado con quitar DACA. No entiendo cómo un hombre tiene tan mal concepto de nosotros, que somos jóvenes que queremos aportar a este país”, expresó Natalia Rodas de 20 años.
Natalia y su hermana Alejandra Rodas, de 18 años, hablan español, con acento estadounidense, y sienten que éste es su país. Aquí crecieron, aquí se graduaron de secundaria y aquí seguirán estudiando en la universidad. Las hermanas llegaron a Estados Unidos cuando apenas tenían 2 y 4 años, respectivamente. Sus padres las trajeron de Bolivia y luego que se venció su permiso de estadía, la familia se quedó indocumentada en Virginia.
Ambas son “dreamers” (soñadoras), como se les conoce a los jóvenes que llegaron de niños a Estados Unidos y que al crecer se dan cuenta que son indocumentados: no pueden acceder a becas universitarias ni a una licencia de conducir. Tampoco pueden trabajar porque no cuentan con los papeles migratorios.
Henry López de Guatemala también es un dreamer. Lleva 17 de sus 21 años viviendo en Estados Unidos. “Este país es mi casa”, dijo López, quien reside en Virginia.
Pese a que son indocumentados, los tres pueden manejar, trabajar y acceder más fácil a la universidad, gracias al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que puso en vigor la administración del presidente Barack Obama en 2012.
El lunes 15 de agosto se cumplieron cuatro años de la implementación de DACA, que ha beneficiado a más de 720 mil jóvenes, 11 mil de ellos en Virginia, protegiéndolos de la deportación y dándoles permisos temporales de trabajo.
“DACA nos trajo esperanza. Ahora después de graduarme sé que puedo trabajar y crecer como americano y que puedo contribuir a este país”, expresó López, quien estudia informática.
Para Natalia Rodas el programa le dio paz y alivió el temor de la deportación. “Muchos de nosotros nunca dijimos nada a nadie de que éramos indocumentados. Fueron 16 años de aislamiento porque nuestros padres nos dijeron que lo mantuviéramos en secreto”, expresó la mayor de las dos hermanas.
En Virginia, los beneficiarios con DACA tienen acceso a pagar “in-state-tuition” en las universidades. Es decir las mismas tarifas que pagan los residentes del estado. En el pasado por ser considerados “extranjeros” tenían que pagar las tarifas de “out-state”, que son hasta tres veces más que las regulares.
“DACA nos da esperanza para seguir avanzando en este país”, dijo Alejandra Rodas, quien estudia en el Northern Virginia Community College y piensa hacer su transferencia a la universidad para obtener un diploma en educación.
“Mi hermana y yo queremos ser maestras”, dijo Alejandra Rodas.
El domingo, víspera del cuarto aniversario de DACA, la campaña Hillary for America lanzó un programa nacional de registro de voto “Mi Sueño, Tu Voto (My Dream, Your Vote), el cual busca organizar a los Dreamers para que movilicen a sus comunidades a salir a votar por la candidata.
Ni las hermanas Rodas, ni López pueden votar, pero “sí podemos motivar a nuestros amigos, vecinos y familia para que salgan a las urnas en noviembre”, dijo López.
Las hermanas Natalia y Alejandra Rodas, lllegaron de Bolivia cuando tenían 4 y 2 años (Milagros Meléndez-Vela/ETL)