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Cambian el mundo desde la familia

Aquella tarde lluviosa del fin de semana largo de fines de mayo por el Día de los Soldados Caídos, una familia venezolana pasó unos días en Washington recorriendo los museos ubicados estratégicamente entre el Capitolio, que es la sede del Congreso, la Casa Blanca y el majestuoso Monumento a Washington.

La parada fue apenas una de muchas en su largo recorrido que ha llevado a más de 20 países y 117 de ciudades en Europa y Estados Unidos a Claudia Clavier, su esposo José Enrique Zambrano y sus hijo Enrique “Kike”, de 8 años, José Ignacio “Nacho”, de 7 años y Clementina, de 11 años, con el fin de romper esquemas y rutinas y pasar tiempo valioso con la familia, los hijos, los seres que más uno ama, el fundamento de la sociedad para mejorar el mundo.

“El componente principal es que la pareja esté de acuerdo de hacerlo. Es un viaje bien retador, donde tiene que haber mucha unión familiar. Además, los niños están en las edades perfectas para hacerlo porque no han entrado a la adolescencia y tampoco son tan pequeños como para necesitar coches o pañales”, explica Claudia.

José Enrique llevaba una vida cómoda en Venezuela como abogado de una firma transnacional, su esposa era administradora de empresas y tenía una marca de accesorios para niños. De repente, decidieron emprender el viaje. José Enrique cuenta que cuando comunicó su decisión a un empresario de más de 80 años, éste se mantuvo en silencio, le pidió conversar 15 minutos y le dijo: “Eso mismo yo había pensado hacer cuando tenía 45 años, pero ahora tengo muchas responsabilidades y físicamente ya no puedo hacerlo”.

El mensaje de la pareja venezolana es sencillo. Si no puedes viajar por un año con tus hijos, sal de vacaciones con ellos, un fin de semana o simplemente una tarde. Al final, esos buenos recuerdos son los que quedan en la mente del niño, esos valores morales, esos momentos de prueba de preguntarse si llegarán a tiempo para descansar o tal vez tendrán que esperar para cenar, debido a los ajetreos del viaje.

“El componente principal es que la pareja esté de acuerdo de hacerlo”, explica Claudia Clavier


           
   

Santiago David Távara

“El componente principal es que la pareja esté de acuerdo de hacerlo”, explica Claudia Clavier

“Este es un proyecto de vida que se llama Familias sin agenda, donde el propósito fundamental es compartir momentos con la familia. Este proyecto tuvo muchísimas aristas, quisimos dedicarle bajo una perspectiva humana y espiritual una formación especial a nuestros hijos a través del homeschooling (educación en el hogar), a través de prácticas de deportes de manera diferenciada, tener contactos y acercamientos con las comunidades que íbamos visitando de manera de presentarle lo que es Venezuela y tener ese intercambio cultural. Tenemos una arista de compartir servicio público y social donde quiera que estamos, compartiendo nuestra comida con las personas que más lo necesitan. También hemos emprendido jornadas ecológicas. Vamos por la calle los cinco de nosotros y recogemos basura y la ubicamos en el lugar donde corresponde”, indica José Enrique.

En su recorrido, José Enrique y Claudia, junto con sus hijos, tuvieron la oportunidad de tener una audiencia con el Papa Francisco. Una de las razones que lograron ese alto honor entre millones de peticiones, fue el mensaje a favor de la familia y de los valores morales que buscaron promover en el mundo.

“La fe es nuestro cable a tierra, nuestro refugio. Cuando estamos preocupados o nos falta algo, decimos, vamos a rezar. La fe nos mantiene unidos como familia”, afirma Claudia.

En su reunión con Francisco, Claudia y José Enrique le pidieron que ore por Venezuela. Ahora planean retornar en julio a su amado país, luego de un año de viaje, pero están explorando opciones. “En Venezuela se está viviendo una crisis muy fuerte, eso no es secreto para nadie. Entonces estamos explorando opciones fuera de Venezuela, pero todavía no tenemos nada definido. Este plan lo hubiéramos hecho en el plan que estuviera Venezuela, si estuviera bien o si estuviera mal. Cuando salimos a Venezuela, era otra Venezuela a la que vamos a llegar ahora. Así que tenemos que ver”, reflexiona Claudia.

Claudia comenta sobre lo más difícil del viaje: “lo más difícil es adaptarnos, cuando empiezas a ambientarte tienes que agarrar las maletas y salir a otro sitio. Pero eso nos ha dado más resilencia a los cinco, nos enseña a adaptarnos a todo, a ser como más guerreros. A los niños les estamos dando una herramienta fabulosa para sus vidas, porque la vida es cambio”.

Asimismo, destaca la importancia del “homeschooling”: “lo hacemos en cuatro sesiones, se mantiene en contacto con los colegios en Venezuela. Los profesores nos envían los objetivos lo que se tiene cubrir sobre las materias. Es una educación más integral. Por ejemplo, vamos al museo, y al llegar a la casa, los niños hacen un dibujo sobre lo que aprendieron. Les estamos dando clases de matemáticas y castellano. Hacemos cuatro sesiones semanales de aproximadamente media mañana en cada sesión”.

La familia habla en su blog familiasinagenda.wordpress.com sobre sus experiencias, y también usan otras redes sociales como YouTube, Facebook e Instagram.

“Este año no tenemos agenda, sino la familia. La agenda es la familia. Nos tomamos este paréntesis para dedicarlo a nuestra familia. Somos una familia ordinaria, pero tuvimos un sueño extraordinario que era nuestra familia, y queremos que la gente se tome el tiempo. En qué estás usando tu tiempo, en ir al trabajo de 9 a 5, llegar y estar pegado del teléfono. Pensando en el futuro, sin vivir en el presente. Queremos inspirar a las personas a que cambien, porque a nosotros nos ha hecho mucho bien”, reflexiona.

Claudia tiene un consejo para los padres: “que aprovechen a sus hijos, que crecen muy rápido. Imagínate que tu papá te hubiera dicho a los 10 años me voy a dar un año contigo, a dedicar, vamos a sentarnos en un parque a ver lo que tú quieres ser, y yo te ayudo, y te doy todas las herramientas. No tiene que ser un año, puede ser una tarde, un fin de semana, pero las relaciones de los seres humanos es lo más importante que tenemos, y a veces parece que no nos damos cuenta de eso”.

José Enrique comenta sobre los riesgos de emprender esa aventura. “Asumir riesgos es bien complicado. Esta aventura lo que nos ha enseñado es desarrollar esa parte resolutiva porque tenemos que tomar decisiones, muy apresuradas y en corto tiempo para seguir adelante y superar cualquier adversidad que se nos presente en el viaje”.

Con respecto a su programa diario, indica: “Trabajamos en 10 semanas un valor por semana, como por ejemplo, la importancia del respeto, la tolerancia, la paciencia, la humildad, la resilencia, la familia, rezar juntos, sentarse a la mesa y compartir comida sin aparatos electrónicos, y concentrados en lo que se tiene que decir. Eso ha sido muy positivo y meritorio. Es lo que buscamos para tener un mundo más justo, feliz, con más paz”.

Ahora que vuelven a Venezuela, José Enrique también está abierto a lo que pueda acontecer: “ En julio regresamos a un país que amamos. Lo poco que tenemos, lo tenemos allá, tenemos a nuestros padres, a los que queremos muchos. Dios nos iluminará en el camino que debamos tomar. Si es en Venezuela bienvenido sea, si es fuera de Venezuela, bienvenido sea”.

También invitó a las familias a dedicar más tiempo a compartir juntos: “Quiero invitar a las personas que se tomen un tiempo activo con la familia, que se atrevan a dar el paso y emprender un viaje de esta envergadura. No tiene que ser un año, puede ser lo que la realidad y las circunstancias de determinada familia indiquen, puede ser una semana, un mes, un semestre, ya lo dirá la realidad de cada familia, que hagan cosas distintas”.

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