En un encuentro que pasó por una suspensión eventual, pero que terminó celebrándose en la fecha planteada, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, estrecharon sus manos en Singapur, en el inicio de una cumbre entre ambos mandatarios.
“Es un honor para mí estar aquí y vamos a tener una relación estupenda en el futuro”, aseguró el norteamericano al encontrarse con su homólogo.
La cita pautada para la mañana del 12 de junio, lunes por la noche en territorio estadounidense, es considerada histórica por la distancia política entre ambas naciones en las últimas décadas, una situación marcada por los planes nucleares del país asiático.
El primero en llegar al hotel Capella fue el dirigente norteamericano, quien lo hizo, de acuerdo con la agencia EFE, tres cuartos de hora antes de la hora pauta. 15 minutos después hizo acto de presencia el gobernante norcoreano.
Aunque el evento era de conocimiento público desde hace varias semanas, sigue siendo una incógnita la agenda a desarrollar en la reunión; sin embargo, se presume que uno de los temas fijos será el del desarrollo de armas nucleares que en algún momento fue punta de lanza del mandato de Jong-un.
Así, los recuerdos del pasado reciente, con la promesa norcoreana incumplida en 2005, empañan una cumbre en la que se sentarán en la misma mesa dos de los hombres más poderosos del mundo en la actualidad. En total, son 25 las negociaciones fallidas entre los territorios.
Luego del encuentro hecho público y visto por millones de personas alrededor del mundo, los líderes sostendrán un encuentro a solas, luego una reunión que incluirá a parte del cuerpo diplomático de ambos y después una comida de trabajo.
