El cumpleaños del papa Francisco estuvo lleno de sorpresas. Una de ellas fue la torta que llevaron niños que con frecuencia van a un dispensario pediátrico en el Vaticano.
Francisco bromeó con ellos diciendo que esperaba que un pastel tan grande no le provocara indigestión. El Papa sopló una vela sobre la torta decorada con los colores oficiales amarillo y blanco del Vaticano.
En medio de la celebración, el Papa dijo que los niños son buenos para enseñarles a los adultos a ser humildes, a comprender mejor la vida y a la gente. “Los orgullosos, los arrogantes, no pueden comprender la vida porque son incapaces de rebajarse”, dijo.
El Pontífice se negó a sentarse en una silla tapizada y optó por sentarse en los escalones del escenario del auditorio del Vaticano, reseña la agencia de noticias AFP.