Mayra Danielle Parada es hija de una pareja de salvadoreños originarios de San Miguel, al oriente del país. Pese a que es nacida en EE.UU. dice que su corazón es 100% cuscatleco.
A sus 26 años ha destacado en el estado de Virginia como una alumna sobresaliente. Fue elegida como la estudiante del año 2018-2019 de la Universidad estatal de Virginia George Mason. En diciembre recibirá su título como doctora en Psicología del Desarrollo y actualmente también trabaja como maestra en Psicología Cultural, además desarrolla temas como el racismo y la influencia de la cultura en la cognición.
En 2014 obtuvo su licencia en Psicología de la Commonwealth University, en Richmond, Virginia, de donde se graduó con honores. Esta salvadoreña de corazón culminó sus dos carreras con becas, las cuales fueron otorgadas por su buen récord estudiantil. Asimismo, en 2017 obtuvo un Fellowship o fondo económico de $ 45 mil para pagar sus estudios universitarios.
Su madre, doña Patricia Parada señala que desde pequeña Mayra se mostró interesada por estudiar una carrera e ir a la universidad.
“Ahora Mayra está trabajando como maestra y preparando la tesis del doctorado para estar lista para su graduación en diciembre”, explica la orgullosa madre.
Mayra es la menor de tres hermanos y la única nacida en EE.UU., ha visitado El Salvador en dos ocasiones, asegura que son las suficientes para amar el país y enamorarse de la calidez de su gente.
Pese a que no ha recorrido el territorio cuscatleco físicamente, lo conoce muy bien, y de eso se ha encargado su madre. Doña Patricia destaca que Mayra habla el español tan bien como cualquier otro salvadoreño y que lo aprendió con el Silabario Hispanoamericano, el libro de texto con el que varias generaciones de salvadoreños aprendieron a leer y escribir en la década de los 80 y 90.
“Mi familia y yo vivimos en una comunidad muy salvadoreña donde la mayoría de mis amigos y compañeros de clase eran de Centro o Sudamérica. A mucha gente le gusta decir que es como la pequeña América Central aquí. Es por eso que cuando voy a El Salvador, me siento inmediatamente como en casa”, explica Mayra.
“Lo que más me gusta de El Salvador es que todos son amables y agradables (…) En El Salvador veo que la gente le da a los demás, incluso si eso significa que ellos mismos tienen sus propias heridas. Es una hermosa cultura que quiero que el resto del mundo conozca”, agrega la joven que además es una conferencista e investigadora destacada.
En 2015, la Universidad estatal de Virginia le ofreció una beca completa para estudiar el doctorado en Psicología con la especialidad en Desarrollo de la Educación de la Niñez, en el mismo año empezó a ejercer como maestra.
Desde muy pequeña Mayra mostró su interés por los estudios, siempre fue muy ordenada y organizada, en el segundo grado de educación media ganó el “Presidential Award”, un diploma otorgado por el presidente de EE.UU. a estudiante sobresalientes.
“Siempre fue una niña de clase avanzada y así llegó a la escuela media, donde entró a clases de honor”, dice doña Patricia, una maestra de profesión.
Ser de origen hispano y hablar a la perfección español le valió para ganar un lugar en un proyecto patrocinado por la University Southern California – Dornsife (USC), desarrollado en México donde realizó investigaciones sobre la influencia y la participación de los padres en el uso de drogas en adolescentes; asimismo, ha representado a la universidad en varias conferencia en Florida, donde también ha destacado con sus ponencias basadas en la psicología del desarrollo y métodos de investigación.
Durante 2018 formó parte de la Política Estatal Predoctoral de la Sociedad para la Investigación en el Desarrollo Infantil, en en el departamento de Educación de la Oficina de Humanidades y Primera Infancia, la cual trabaja en el desarrollo de iniciativas para preescolares.
“Que nuestros hijos estén sobresaliendo ha sido el sueño americano”
Doña Patricia junto con su esposo Arnoldo Parada emigraron a Estados Unidos hace más de 30 años. Ambos eran maestros y daban clases en escuelas de los cantones El Delirio y el Tecomatal, en San Miguel.
Tener la oportunidad de dar una mejor educación a sus hijos fue lo que los llevó al país norteamericano donde más tarde sus dos hijos mayores se reunirían con ellos.
“Con los suelditos de maestros nos hubiera costado más pagar sus estudios, dice Patricia. Su hija mayor, Irene es enfermera y traductora en EE.UU., mientras que su segundo hijo, Óscar, trabaja como agente de seguros.
“Para nosotros ha sido el sueño americano, que nuestros hijos estén sobresaliendo, sean útiles a la sociedad y que hayamos logrado la educación de ellos”, concluye.
A su llegada a EE.UU. Patricia trabajó 20 años limpiando casas mientras que su esposo se dedicó al mantenimiento de edificios, pero sus sueños de superación iban más allá, ambos continuaron preparándose y ahora él trabaja en una compañía de bienes y raíces mientras que ella da clases de español a niños.
Conozca más de esta historia en elsalvador.com.