El salto de Virginia del Norte a la Fase 3 para relajar las restricciones contra el COVID-19, antes que sus vecinos, podría retrasar o revertir el progreso de la región para contener la enfermedad, según funcionarios de Maryland, el Distrito y expertos en salud pública.
La región ha tenido un notable éxito hasta ahora en la reducción de las tasas de infección, en comparación con otras partes del sur y oeste del país.
Esto se debe en parte a que las jurisdicciones en el área metropolitana se han movido principalmente juntas a medida que reabren gradualmente, después los estrictos cierres impuestos en marzo.
Tanto el norte de Virginia como los suburbios de Maryland en los condados de Montgomery y Prince George esperaron más tiempo que otras partes de sus estados para reabrir debido a las altas tasas de infección.
Pero esa unidad regional parece haber llegado a su fin, ya que el norte de Virginia acordó ir junto con el resto del estado para pasar a la Fase 3 el miércoles. Los suburbios del Distrito y Maryland no muestran signos de coincidir en el corto plazo. Funcionarios de Montgomery dicen que esperarán hasta al menos una semana después del 4 de julio para ver si las festividades provocan un aumento en los casos.
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Entre otros cambios, en la Fase 3 los restaurantes del norte de Virginia podrán llenarse por completo en el interior, proporcionando a las personas distancia física. Se permiten reuniones de hasta 250 personas. El resto de la región, en la Fase 2, permite a los restaurantes recibir comensales en interiores hasta un 50% de su capacidad y limita las reuniones a 50 o 100 personas.
Dado que muchos residentes cruzan el Potomac regularmente por trabajo o entretenimiento, la reapertura en un lado del río es preocupante, dijeron funcionarios y expertos.
“Es preocupante porque tratamos de asegurarnos de que todos nos movemos a la misma velocidad y al mismo nivel que las cosas están abiertas”, dijo Travis A. Gayles, jefe de salud pública de Montgomery.
Agregó: “Los condados del norte de Virginia tienen más en común con D.C. y los condados de Maryland (que con el resto de Virginia), porque nuestras poblaciones se mueven de un lado a otro”.
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Un alto funcionario del Distrito, que habló bajo condición de anonimato porque el asunto era políticamente sensible, dijo: “Con Virginia pasando a la Fase 3, cualquier relajamiento de las restricciones aumenta el riesgo de propagación… Operamos como una región, por eso nos preocupa”.
El funcionario recomendó cautela y no apresurarse a pasar a la próxima fase de reapertura.
Los principales expertos de dos universidades locales también estaban inquietos por la decisión de flexibilización en el norte de Virginia.
“La mayoría de esos condados -Fairfax, Arlington, Loudoun- han tenido tasas bastante bajas durante un período de varios días, pero son parte de un área metropolitana más grande”, dijo Lynn R. Goldman, decana de la Escuela de Salud Pública de la Universidad George Washington.
“Hay mucho potencial para que ocurra la transmisión si no son cuidadosos, como hemos visto suceder en Texas y Florida cuando reabrieron demasiado rápido”, añadió.
Boris Lushniak, un excirujano general interino de Estados Unidos, decano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Maryland, alertó: “No es la mejor medida de salud pública para separar la región de esta manera. Hubiera preferido que esto se hiciera de manera más coordinada”.
Alena Yarmosky, portavoz del gobernador de Virginia Ralph Northam (D), dijo que la reapertura de la Fase 3 estaba justificada por numerosos factores, que incluyen un número cada vez menor de casos y hospitalizaciones, un mayor suministro de máscaras y otros equipos de protección; y una mayor capacidad de prueba y rastreo de contactos.
“Finalmente, quisiera señalar que el gobernador ha dejado en claro que está monitoreando de cerca lo que está sucediendo en otros estados y que está preparado para endurecer las restricciones si fuera necesario”, agregó Yarmosky.
Traducción libre del inglés por El Tiempo Latino.
Fuente: The Washington Post.
