El expresidente Donald Trump subió al estrado el lunes en Nueva York para testificar en el juicio civil que lo acusa a él y a su empresa de cometer fraude.
Durante el juicio recibió advertencias del juez de primera instancia por hacer declaraciones políticas y no responder directamente a las preguntas que le hicieron.
“Esto no es una manifestación política, es una sala de audiencias”, le dijo el juez de la Corte Suprema de Nueva York, Arthur Engoron.
El caso involucra una demanda de 250 millones de dólares presentada por la fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien aseguró que Trump y sus hijos inflaron intencionalmente el valor de sus activos para asegurar mejores condiciones financieras.
Trump negó haber actuado mal y fue multado con 15.000 dólares por violar dos veces una orden de silencio que le prohíbe hacer declaraciones sobre los empleados de la corte.
La propiedad de Mar-a-Lago es cuestionada ante Trump en Nueva York
Los abogados de la fiscalía general interrogaron a Trump sobre los valores que ha reclamado para Mar-a-Lago, una de sus propiedades más destacadas, pero de menor importancia para su negocio.
Trump se refirió al club privado en Palm Beach, Florida, como la “Casa Blanca de Invierno” y dijo en su testimonio el lunes que fija su valor entre 1.000 y 1.500 millones de dólares. Esto sigue su declaración en el caso de una declaración de abril, según una transcripción presentada ante el tribunal.
Las pruebas presentadas por la oficina de la fiscal general de Nueva York, Letitia James, como parte de la demanda, revelan numerosos agujeros en los métodos de la Organización Trump para llegar a dicha valoración, entre ellos que la empresa ignoró las muchas restricciones para el desarrollo de la propiedad que Trump había acordado.
Y en su logar trató la propiedad “como un terreno residencial grande y sin restricciones que podría valorarse por acre y venderse de esa manera, como si pudiera subdividirse”, según la denuncia.
Como puede explicar cualquier promotor inmobiliario, recibir aprobaciones para nuevas construcciones (particularmente en propiedades históricamente significativas como Mar-a-Lago) puede ser extremadamente costoso y llevar mucho tiempo, costos que el estado financiero de Trump no menciona.
Cambiar la propiedad de un club a un desarrollo inmobiliario residencial también conllevaría enormes implicaciones fiscales, que las declaraciones también ignoran. De todos modos, esos esfuerzos a menudo fracasan.
Pero en el tribunal, Trump insistió, sin pruebas, en que su familia podría simplemente cambiar la propiedad de un club a un desarrollo residencial en algún momento si así lo quisieran.
“Yo personalmente nunca lo cambiaría. Si alguien más adelante, incluidos mis hijos, quisiera cambiarlo, tendría derecho a hacerlo si quisiera”, dijo.
Más declaraciones
Mientras lo interrogaban, Donald Trump siguió soltando información espontánea sobre aspectos legales de su defensa.
Antes de comparecer ante el tribunal, Trump declaró a los periodistas que el caso tiene motivaciones políticas y se refirió a James como un “fiscal general racista”.
“Entonces, mientras Israel está siendo atacado y Ucrania está siendo atacada, y mientras la inflación está devorando vivo a nuestro país, yo estoy aquí abajo”, dijo, afirmando que “todos estos son anuncios de ataque político de la administración Biden”.
Para abrir la parte del juicio del lunes, Kevin Wallace, abogado de la oficina de la fiscal general de Nueva York, Letitia James, cuestionó repetidamente a Trump sobre las valoraciones de sus propiedades en varios estados financieros, incluida la Trump Tower en la Quinta Avenida y el 40 de Wall St.
El expresidente dio respuestas prolijas que incluyeron tangentes políticas. Comentó que algunas propiedades estaban sobrevaluadas, como su apartamento en la Torre Trump, mientras que otras estaban infravaloradas, como 40 Wall St., que según el acusado derivaba su valoración superior a la cotizada de su potencial para convertirse en apartamentos residenciales.
El año que viene Trump volverá a los tribunales para cuatro juicios penales relacionados con documentos clasificados federales, interferencia electoral y una investigación sobre pagos de dinero por silencio. Trump está siguiendo el camino de Teddy Roosevelt, el único otro expresidente que ha testificado ante un tribunal después de dejar el cargo. Roosevelt triunfó en sus dos juicios.