Un “resbalón y caída” es el nombre asociado con accidentes de lesiones personales que ocurren simplemente cuando alguien se resbala o tropieza en el suelo, sufre una caída y se lesiona.
Estos accidentes generalmente ocurren en la propiedad de otra persona, lo que hace que este tipo de caso caiga bajo la responsabilidad de los propietarios de las instalaciones.
Según el Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, alrededor de un millón de personas se lesionan anualmente en los Estados Unidos debido a accidentes por resbalones y caídas.
Muchas condiciones diferentes pueden hacer que un peatón desprevenido se resbale y caiga, como mala iluminación, pisos mojados, pisos desiguales, alfombras rotas o terrenos o infraestructura de edificios con mantenimiento inadecuado.
Los resbalones y caídas también pueden ocurrir al aire libre en condiciones climáticas adversas, como resbalones sobre hielo, nieve o aguanieve.
Abogados de lesiones personales
Cuando esto ocurre debido a la negligencia de otra persona, quien sufre el accidente tiene derecho a buscar una compensación.
Estos casos se clasifican dentro de una categoría más amplia conocida como “reclamos por responsabilidad sobre las instalaciones" y se acostumbra contratar a un abogado para demostrar quién es el responsable de sus pérdidas.
Los profesionales del derecho especializados en estos casos se les denomina “abogados de lesiones personales” . Se estima que hay entre noventa y cien mil personas que ejercen en esta área en EEUU.
La función de estos abogados es probar que la persona a cargo de la propiedad, ya sea pública o privada, no actuó de la manera más responsable a fin de mantener a los demás a salvo de circunstancias peligrosas.
Por ejemplo, si la casa de alguien tiene una escalera rota que conduce a la puerta principal, es posible que se le considere responsable si alguien se cae y se lastima, ya que no hay barandilla.
Para determinar la culpa, un juez cuestionará si el dueño de la propiedad cumplió con su deber legal de mantener a los huéspedes seguros, pero también cuestionará si la víctima lesionada fue descuidada.
El dueño de una propiedad tampoco puede ser responsable si alguien resulta lesionado por un peligro obvio que una persona promedio normalmente vería y eludiría.
En pocas palabras, para ser declarado responsable de las lesiones en un caso de” resbalón y caída” , un juez y un jurado determinarán si el propietario tomó las medidas razonables para mantener la seguridad de sus huéspedes, pero también observará a la persona lesionada y tratará de decidir si también actuaron con negligencia.
Se deben considerar varios factores importantes al determinar cuánto vale un caso de este tipo:
- La cantidad y el tipo de daño económico causado (incluidas las facturas médicas, la fisioterapia o la rehabilitación y otros gastos relacionados con las lesiones de la persona)
- ¿Cuán probable es que las lesiones de la víctima requieran tratamiento a largo plazo?
- El valor monetario de los salarios perdidos del trabajo u otros ingresos debido a las lesiones sufridas.
- Si las lesiones de la persona le impedirán volver al trabajo.
Los daños no económicos (incluido el dolor y el sufrimiento, que es subjetivo, pero se calcula en función de las lesiones sufridas)
Impacto en la credibilidad de las verdaderas víctimas de resbalones y caídas
En otro orden de ideas, también ocurre que muchos casos de estos eventos que se presumen son accidentes personales resultan ser fraudes.
A finales del mes de mayo del 2019, un juez federal declaró culpables a tres hombres: Robert Locust, Bryan Duncan, y Ryan Rainford, por conspirar para cometer estafas por resbalones y caídas que alcanzaron un monto de $31 millones.
De acuerdo con los registros de la corte, los tres hombres persuadieron a personas “sin hogar” para que fingieran caídas afuera de varios locales.
Ellos luego presentaban los reclamos a las compañías de seguro y trabajaban con un equipo legal para hacer demandas.
Algunas de las víctimas hasta se sometieron a procedimientos quirúrgicos innecesarios. Si se hacía un procedimiento médico, el presunto paciente recibiría un pago adicional.
Duncan indicó que reclutaba a las víctimas, administraba las citas médicas y legales en su nombre, y organizaba la mayoría del esquema. Locust y Rainford formaban a los involucrados y buscaban negocios donde pensaban que sería fácil «deslizarse».
Son este tipo de casos que hacen que los doctores, las compañías de seguro, y el público duden de las personas que verdaderamente son víctimas de resbalones y caídas, y hasta cuando los efectos de estos son visibles en su persona.