Hasta hace poco, hablar español en el prime time estadounidense era una rareza. Ahora, es un acto político. Bad Bunny lo dejó claro en Saturday Night Live. “Si no entendiste lo que dije, tienes cuatro meses para aprender español”. Ese es el tiempo antes de que se presente en el halftime show del Super Bowl, donde será el primer artista latino en cantar solo en español en el evento más visto del país.
Su frase fue medio chiste, medio declaración. Pero bastó para darle en el orgullo a los republicanos: la congresista Marjorie Taylor Greene respondió en X que su actuación sería “perversa y no deseada” y pidió al Congreso aprobar su ley para hacer del inglés el idioma oficial de Estados Unidos.
En Saturday Night Live, Bad Bunny lanzó una frase dirigida a los estadounidenses: “Si no entendieron lo que acabo de decir, tienen cuatro meses para aprender”, respondiendo con humor a las críticas por hacer su show del Super Bowl 2026 en español. pic.twitter.com/Jfqok76DT0
— JP+ (@jpmasespanol) October 7, 2025
El timing no fue casual. En marzo, Donald Trump firmó una orden ejecutiva simbólica en esa misma línea, y su base política —que ve en el idioma un marcador de identidad nacional— la aplaudió. Según el Pew Research Center, el 78% de los votantes republicanos apoyan que el inglés sea oficial, frente al 44% de los demócratas. Greene lo aprovechó para reforzar su mensaje de “defender la cultura americana”, mientras el propio Bad Bunny, nacido en Puerto Rico —territorio estadounidense desde 1898—, recordaba que su música “es para mi gente, mi cultura y nuestra historia”. Una frase que sonó más patriótica que cualquier discurso.
Lo que se dice es que el español invade (entre comillas) espacios. Lo que no se dice es que ya pertenece a ellos. En Estados Unidos hay más de 42 millones de hispanohablantes nativos y otros 15 millones bilingües, lo que convierte al país en el segundo con más hablantes de español del mundo, después de México. En la música, el español genera más de $1,423 millones anuales, creciendo un 5.18% solo en 2024. En plataformas como Spotify y TikTok, una de cada doce reproducciones es en español. Esos números explican más que cualquier debate en el Congreso.
Pero el idioma no solo se escucha, se vota, se regula y se disputa. En los últimos cinco años, 17 estados han presentado proyectos de ley para reforzar el uso exclusivo del inglés en documentos oficiales, mientras que ciudades como Miami, Los Ángeles y Houston invierten millones en programas bilingües para servicios públicos. En otras palabras: el español no está dividiendo a Estados Unidos, está obligando a su política a actualizarse.
Y aun así, el reflejo político es el de siempre: regular, contener, traducir. Lo mismo que pasó cuando Desi Arnaz hablaba en español en I Love Lucy y CBS terminó prohibiéndolo. Setenta años después, un sketch de El Chavo del 8 en NBC vuelve a generar ruido. El país cambió, pero las tensiones siguen ahí: un idioma que crece sin permiso y una clase política que no sabe si celebrarlo o censurarlo. Lo que se dice es que América necesita defender su identidad, lo que no se dice es que quizás esa identidad ya suena diferente.