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¿Por qué DC no reacciona contra Trump?

ACCIÓN. Franklin García, representante de DC (izq.) y el activista mexicano José Gutiérrez frente al futuro hotel de Trump en DC, el 9.


           
   

Milagros Melendez Vela/ETL

ACCIÓN. Franklin García, representante de DC (izq.) y el activista mexicano José Gutiérrez frente al futuro hotel de Trump en DC, el 9.

¿Es $10 mil millones la cantidad que le da el poder a Trump para ejercer de racista público número uno? ¿Son $213 millones una de las cuotas a pagar por insultar desde una posición de poder a toda una comunidad?

¿Cuánto cuesta insultar, denigrar a otro ser humano? ¿Tienen un precio los estereotipos y la verborrea racista cuando los articula  un candidato presidencial? ¿Cuesta más atacar a un  grupo que a otro? ¿Cuál es el precio a pagar por menospreciar públicamente, desde una tarima de poder e influencia social, a un afroamericano, a un judío, a un homosexual, a un asiático…?

No lo sé. Pero parece que estos días se ha hecho público el precio del insulto a la comunidad mexicana en particular, e hispanounidense en general. El empresario y candidato presidencial en las primarias republicanas, Donald Trump, acaba de declarar sus ganancias ante la Federal Election Commission. Según el documento, Trump amasa una fortuna de “más de $10 mil millones”. La misma declaración explica que Trump hace negocios con más de 500 grupos y corporaciones. Y ahora se sabe que, por ejemplo, las 14 temporadas de la serie de TV “The Apprentice” en el canal NBC le reportaron $213 millones    —hace poco NBC aseguró haber terminado su relación con Trump a raíz de sus declaraciones sobre los inmigrantes mexicanos a quienes llamó, entre otras cosas, “violadores y narcotraficantes”. ¿Es $10 mil millones la cantidad que le da el poder a Trump para ejercer de racista público número uno? ¿Son $213 millones una de las cuotas a pagar por insultar desde una posición de poder a toda una comunidad?… Sigamos con las preguntas. Hace unas semanas, y luego de la verborrea racista de Trump, mi amigo y colaborador de El Tiempo Latino, Armando Trull —Senior Reporter para la estación radial WAMU—comenzó a hacer preguntas incómodas (así es la vida y el rol del periodista)  sobre los planes del famoso chef José Andrés de abrir un restaurante en el hotel de lujo de DC que Trump está construyendo en lo que era el Old Post Office Pavilion  de la capital de la nación.

Las preguntas de Trull provocaron una campaña de presión del sitio web change.org  que recogió 3.000 firmas e hizo que el chef José Andrés anunciara que se retiraba del proyecto en el hotel de Trump un día antes de que cientos de personas, incluyendo a algunos líderes comunitarios y políticos latinos, se manifestaran ante el futuro International Trump Hotel en DC.

Pero Trull continuó haciendo preguntas incómodas: ¿Por qué no acudieron a la manifestación los líderes políticos y municipales de la capital? ¿Por qué la alcaldesa Muriel Bowser no se dejó ver ni oir ante lo ofensivo de las palabras de un empresario que seguro tendrá una presencia importante en DC?

Lo cierto es que la reacción de Bowser puede ser calificada de blanda. De una blandura que parece quitarle importancia a la gravedad del ataque verborreico del empresario contra la comunidad inmigrante hispana. En una entrevista radiofónica con WTOP, la alcaldesa enfatizó que la inversión de Trump en DC iba a revitalizar Pennsylvania Avenue. Y al valorar la controversia migratoria desatada por Trump, Bowser dijo que esperaba que el empresario retirara sus comentarios porque “no tienen sentido”. Bowser calificó los comentarios de “idiotez”. Es obvio que para la alcaldesa lo importante ahora es el hotel de Trump con 272 habitaciones y una inversión de $200 millones.

Pero la ausencia de la alcaldesa y de los concejales de DC en las voces contra el candidato presidencial y empresario resulta inquietante. Más preguntas incómodas: ¿Le influye a la alcaldesa que Trump y su familia hayan donado dinero a su campaña? ¿Si Trump hubiera llamado a la comunidad negra de Estados Unidos violadores y criminales habría sido diferente la reacción del liderazgo de DC? ¿No es hipócrita que los líderes latinos presionen al chef José Andrés para que se retire del trato con Trump y se exponga a una demanda legal cuando, al mismo tiempo, no cuestionan a los líderes del gobierno de DC por aceptar sin rechistar el dinero de Trump, limitándose a caracterizar lo que la mayoría del liderazgo latino ha llamado lenguaje racista y de odio como “una idiotez”?  ¿Por qué el liderazgo latino no presiona a los políticos de DC? ¿Cuál es el precio de la idiotez y del racismo?

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Avendaño es Director de El Tiempo Latino

@albertoavendan1

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