En un emotivo discurso y una multitud abrumadora, el presidente Barack Obama se despidió la noche del martes del país que lideró durante ocho años. Lo hizo desde Chicago, Illinois, su ciudad natal adoptada, “donde presencié el poder de la fe y la dignidad tranquila de los trabajadores frente a la lucha y la pérdida. Aquí fue donde aprendí que el cambio sólo ocurre cuando la gente común se involucra, se compromete y se reúne para exigirlo”.
Obama admitió que nunca abandonó su misión de un cambio progresista, pero enumeró la serie de desafíos que todavía hay por delante, en particular las amenazas contra la democracia: la falta de solidaridad, la discriminación racial y la falta de debate de ideas basadas en hechos reales.
Según Alex Seitz-Wald, reportero de política de NBC News, Obama mencionó la palabra “democracia” 20 veces, hasta cinco veces más que otros presidentes en sus discursos de despedida, tales como Eisenhower (1), Carter (3) y George W. Bush (4).
“Sí, nuestro progreso ha sido desigual. El trabajo de la democracia siempre ha sido duro, contencioso y a veces sangriento. Por cada dos pasos adelante, a menudo se siente que damos un paso atrás. Pero el largo alcance de América ha sido definido por el movimiento hacia adelante, una constante ampliación de nuestro credo fundacional para abrazar a todos, y no sólo a algunos”.
Obama también hizo referencia a los logros de su mandato. “Si yo les hubiera dicho hace ocho años que Estados Unidos revertiría una gran recesión, que reiniciaríamos la industria automotriz y se desataría la mayor la creación de empleo en nuestra historia… si yo le hubiera dicho que abriríamos un nuevo capítulo con los cubanos, cerraríamos el programa de armas nucleares de Irán sin disparar un tiro y acabaríamos con el cerebro de los atentados del 11 de septiembre… si yo les hubiese dicho que ganaríamos la igualdad del matrimonio y aseguraríamos el derecho al seguro médico a 20 millones de nuestros ciudadanos, podrían haber dicho que nuestra visión estaba un poco alta. Pero eso fue lo que hicimos”.
Obama dijo que creía que Estados Unidos era un mejor lugar comparado con cuando él empezó, pero insistió en que todavía había desafíos que enfrentar. “tenemos todo lo que necesitamos para hacerlo”, dijo, pero ese potencial sólo es posible de alcanzar “si la democracia funciona”.
“La democracia no requiere uniformidad. Nuestros fundadores pelearon y se comprometieron y esperan que nosotros hagamos lo mismo. Pero ellos sabían que la democracia necesita un sentido básico de solidaridad: la idea de que, a pesar de nuestras diferencias externas, todos estamos juntos en esto, que subimos o caemos como uno solo”.
“Nuestra democracia no funcionará sin la sensación de que todos tienen oportunidades económicas (…) Pese a todo el progreso real que hemos hecho, sabemos que no es suficiente (…) Debemos forjar un nuevo pacto social: garantizar a todos nuestros hijos la educación que necesitan; dar a los trabajadores el poder de sindicalizarse por mejores salarios; actualizar la red de seguridad social para reflejar la forma en que vivimos ahora y hacer más reformas al código tributario para que las empresas y los individuos que cosechan más de la nueva economía no evitan sus obligaciones con el país que hizo posible su éxito. Podemos discutir sobre cómo alcanzar mejor estas metas. Pero no podemos ser complacientes con los objetivos mismos. Porque si no creamos oportunidades para todas las personas, el desafecto y la división que ha estancado nuestro progreso sólo se afilarán en los años venideros”.
“Hay un desafío que es tan viejo como este país”, dijo Obama al enfatizar que quedaba trabajo por hacer para mejorar las relaciones raciales
Aunque admitió que estas eran mejor que hace 10, 20 o 30 años atrás, dijo que “si cada problema económico queda reducido a una pugna entre trabajadores blancos de clase media y minorías desfavorecidas, entonces trabajadores de todas las razas pelearán por migajas mientras los más ricos siguen aislándose en sus terrenos privados (…) Si declinamos invertir en los niños de inmigrantes sólo porque no se parecen a nosotros, disminuimos las posibilidades de nuestros propios hijos”.
“En el futuro, debemos mantener las leyes contra la discriminación – en la contratación, en la vivienda, en la educación y en el sistema de justicia penal. Eso es lo que nuestra Constitución e ideales más altos requieren. Pero las leyes por sí solas no serán suficientes. Los corazones deben cambiar”.
Al referirse a la tercera amenaza, la falta de debate de ideas, Obama pareció aludir al presidente electo Donald Trump sin nombrarlo. “La política es una batalla de ideas. En el seno de un sano debate, vamos a priorizar diferentes objetivos y diferentes medios para alcanzarlos. Pero sin una línea de base común de hechos reales, sin la voluntad de admitir nueva información, y admitir que tu oponente está haciendo un punto justo, y que la ciencia y la razón son importantes, vamos a seguir hablando uno más allá del otro, haciendo asuntos y compromisos comunes imposibles”.
Puso como ejemplo el cambio climático, un asunto que Trump desestima. “Nuestros hijos no tendrán tiempo para debatir la existencia del cambio climático. Estarán ocupados con sus efectos (…) Ahora, podemos y debemos discutir sobre el mejor enfoque al problema. Pero simplemente negar el problema no sólo traiciona a las generaciones futuras; sino el espíritu esencial de la innovación y la resolución de problemas prácticos que guiaron a nuestros Fundadores”.
El presidente de EEUU dijo que correspondía a todos los ciudadanos ser “guardianes” de la democracia, no solamente cuando hay una elección, cuando sus intereses particulares están en juego, sino “durante toda su vida” y agregó que “nuestra democracia se ve amenazada si la damos por sentada”, dijo Obama en su discurso de despedida.
Agregó estar honrado de servir como Comandante en Jefe y presumió que ninguna organización terrorista planeó ni ejecutó un atentado durante sus ocho años de mandato. “Aunque Boston, Orlando o San Bernardino nos recuerdan lo peligrosa que puede ser la radicalización, nuestros agentes están más atentos y son más efectivos que nunca”. No obstante, dijo que la protección de su forma de vida requiere más que los militares. “Debemos permanecer vigilantes contra la agresión externa, debemos protegernos contra el debilitamiento de los valores que nos hacen ser quienes somos”.
“Así que seamos vigilantes, pero no tengamos miedo. El Estado Islámico tratará de matar a personas inocentes. Pero no pueden derrotar a América a menos que traicionemos nuestra Constitución y nuestros principios en la lucha. Los rivales como Rusia o China no pueden igualar nuestra influencia en todo el mundo, a menos que renunciemos a lo que representamos y nos convirtamos en otro gran país que intimida a los vecinos más pequeños”.
“Todo esto depende de nuestra participación, de aceptar nuestra responsabilidad como ciudadanos”, remarcó. “Si usted está decepcionado de los funcionarios electos, agarre una carpeta, obtenga algunas firmas, y ¡lance su candidatura usted mismo!”.
Antes de culminar su discurso, Obama agradeció a su esposa Michelle Obama, a sus hijas Malia y Sasha, al vicepresidente Joe Biden, y a todos los miembros de su staff.
Obama pidió a sus compatriotas una última cosa: “Crean, no en mi habilidad para lograr el cambio, sino en la de ustedes”. “Yes, we can. Yes, we did” (Sí, podemos. Sí, lo hicimos”), dijo Obama al cerrar su discurso en el centro de convenciones McCormick Place de Chicago.