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La pereza no es la razón por la que gente es pobre. Los iPhones no son por lo que no tienen asistencia médica

En respuesta a la pregunta acerca del plan de su partido para aumentar el costo del seguro médico, el Representante Jason Chaffetz, Republicano por Utah, sugirió que las personas debían “invertir en su propio cuidado de salud” en vez de “comprarse el nuevo iPhone”. Volvió a tocar este punto más tarde en una entrevista: “Las personas necesitan tomar una decisión consciente, y yo creo en la auto-determinación”.

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El Representante Jason Chaffetz, Republicano por Utah, sugirió que las personas debían “invertir en su propio cuidado de salud” en vez de “comprarse e

Por supuesto, Chaffetz está equivocado, pero no está solo. Ha tenido que enfrentar burlas justificadas por la comparación que hizo (Christopher Ingraham de The Washington Post sacó la cuenta para mostrar que un año de atención médica equivaldría al costo 23 iPhones 7 Plus). Pero el alegato que está haciendo no es algo nuevo. Chaffetz estaba hablando de una creencia común de que la pobreza en los Estados Unidos es en gran medida un resultado de la pereza, la inmoralidad e irresponsabilidad. Si tan solo las personas hicieran mejores elecciones – si trabajaran más duro, permanecieran en la escuela, se casaran, no tuvieran hijos que no pueden mantener, gastaran su dinero de una manera más inteligente y ahorraran más – entonces no serían pobres, o algo parecido según ese razonamiento.

La insistencia de que las personas no serían pobres si tan solo se esforzaran más, define el pensamiento detrás de las protecciones que están reestructurando la ley de la era de Clinton, la Ley de Conciliación de Oportunidades de Trabajo y Responsabilidad Individual. Es la lógica que se encuentra en el corazón de ese esfuerzo para imponer requerimientos de empleo en beneficiarios de Medicaid, hacer prueba de drogas a personas que recolecten seguro de desempleo y de prohibir que beneficiarios de estampillas de comida puedan comprar carne o langosta.

Desde la invención de la “mítica reina del bienestar” en la década de los 60, ésta ha sido la historia que más hemos contado acerca del por qué las personas son pobres, sin importar que las investigaciones a través de todas las ciencias sociales nos han mostrado, una y otra vez, que es una mentira. No importan los salarios bajos o la falta de empleos, la baja calidad de muchas escuelas, la escasez de hombres en edad de formar una familia en las comunidades negras (gracias a un sistema de justicia criminal racista y la continua discriminación en el mercado laboral), o los altos costos de anticonceptivos o cuidado infantil. No importa el hecho de que el grupo más grande de pobres en Estados Unidos son los niños. No importa la cruda realidad de que la mayoría de adultos americanos que son pobres no son pobres por falta de esfuerzo si no a pesar del mismo.

Sin embargo, esta negación profunda tiene varias funciones.

Aceptar esto como una realidad es confrontar el hecho poco agradable de que los mitos del excepcionalismo Americano son solo eso – mitos –  y muchos de nosotros tendríamos una mejor posición económica (y viviríamos más, y más sanos también) si hubiésemos nacido en otro lugar.

La disonancia cognitiva es muy fuerte para muchos de nosotros por lo que decidimos creer que las personas pueden superar cualquier obstáculo si simplemente trabajan lo suficiente. Segundo, creer que la pobreza es resultado de inmoralidad o irresponsabilidad ayuda a la gente a pensar que no le puede pasar a ellos. Pero sí les puede pasar (y a mí y a ti). La pobreza en Estados Unidos es común y de acuerdo con la Oficina del Censo, un tercio de todos los residentes de E.E.U.U. pasaron bajo la línea de pobreza al menos una vez por dos meses durante un período de tres años.

Tercero, y quizás convenientemente para personas como Chaffetz o el Presidente de la Cámara de Representantes, Paul D. Ryan, Republicano por Wisconsin – ésta insistencia necia de que las personas pudieran tener más dinero o asistencia médica si solo lo desearan más, absuelve al gobierno de tener que intervenir y usar su poder en beneficio de ellos. En esta manera de pensar, reducir acceso a subsidios de seguros médicos no es algo cruel, es algo responsable; una forma de “amor con mano firme” en la que las personas se ven forzadas a hacer las elecciones correctas en vez de las incorrectas. Esto es condescendiente y al mismo tiempo mal interpreta el resultado de este tipo de leyes.

Hay un último problema con este tipo de argumentos, y es la insinuación de que nos deberíamos preocupar por la posibilidad de que las personas pobres ocasionalmente compren carne, boletos de lotería y, sí, incluso un iPhone. Apartando el hecho de que un mejor corte de carne puede ser más nutritivo que una comida que Chaffetz aprobaría, o el hecho de que un teléfono inteligente podría ser el único acceso a emails, notificaciones de empleos, trabajo escolar, etc.  ¿Por qué envidiamos a personas que quieren disfrutar el lujo ocasional?   ¿Por qué valoramos tan poco el placer y el disfrute? ¿Por qué insistimos en que si eres pobre también deberías ser miserable? ¿Por qué exigimos penitencia?.

Solo porque lo que dice Chaffetz  no es algo nuevo no significa que no sea desinformación peligrosa. Chaffetz, Ryan y sus compatriotas ofrecen “amor con mano dura” sin el “amor”, que se hace posible a través de su ignorancia acerca de cómo es realmente la vida para tantos americanos que hacen todo lo que pueden en contra de las probabilidades y aún así ven pocos resultados. Algunas veces ni siquiera un iPhone.

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