La vida con un bebé recién nacido es agotadora y requiere que la madre recargue suficiente energía con alimentos que les permitan, tanto a ella como al bebé, nutrirse y continuar el día efectivamente. A través de la leche materna, el pequeño recibe todos los elementos necesarios para su buen desarrollo y crecimiento. Una buena alimentación también ayudará a la mamá a recuperarse más rápido del parto o cesárea y poder continuar con las exigencias diarias demandantes que requiere ocuparse de un recién nacido.
Verduras de hojas verdes: Las verduras de hojas verdes como la espinaca, el brócoli, la lechuga, la rúgula, etc., contienen grandes porcentajes de vitamina A, vitamina C y hierro, elementos muy importantes para el crecimiento del bebé. Además de ser bajas en calorías, también son una excelente fuente de calcio y antioxidantes saludables, importantes tanto para la madre como para el recién nacido.
Huevos: Los huevos son una importante fuente de proteínas y contienen el equilibrio ideal de aminoácidos donde la madre y el bebé podrán obtener toda la energía que necesitan. La yema es una de las pocas fuentes naturales de vitamina D, un nutriente vital para el fortalecimiento del sistema óseo de ambos. También, la colina de los huevos será fundamental para el centro de la memoria del pequeño.
Líquidos: Para garantizar la producción adecuada de leche y mantener los niveles de energía adecuados en el cuerpo de la madre, es importante que se mantenga bien hidratada. La deshidratación es uno de los principales problemas que enfrentan las madres lactantes que pueden reducir la producción de leche, causar fatiga y disminuir la resistencia. Beber jugos, agua, leche, comer sopa, etc., son recomendables. Sin embargo, las bebidas con cafeína como el café y el té deben evitarse.
Salmón: Este pescado contiene una gran riqueza de ácidos grasos que será de suma importancia en el desarrollo del sistema nervioso del recién nacido. Además, el consumo de salmón ha demostrado prevenir la depresión postparto, lo cual resulta beneficioso para la madre primeriza.
Granos integrales: Los cereales integrales como la avena, el arroz integral, la cebada, etc., son fuentes fortificadas de nutrientes esenciales como proteínas, vitaminas, hierro y otros minerales. Le proporcionan energía y resistencia; ayuda a aliviar los síntomas postparto, así como también ayuda en el crecimiento y desarrollo general del bebé. De igual manera, contribuyen a mantener en equilibrio los niveles de azúcar en sangre.
Productos lácteos bajos en grasa: La dieta durante la lactancia materna debe incluir cantidades de productos lácteos bajos en grasa como la leche o el yogurt, ya que además de ser una fuente rica en vitamina B y D, los productos lácteos son una de las mejores fuentes de calcio. El calcio es necesario para el desarrollo de la estructura ósea del bebé e igualmente esencial para el bienestar de la madre. Si la madre es intolerante a la lactosa, la leche de soja es una buena opción.
Legumbres: Son una fuente rica en proteínas y contenido de hierro, y una excelente alternativa para las madres vegetarianas o veganas. Frijoles, guisantes, lentejas, cacahuetes, frijoles, alfalfa y frijoles negros son buenas opciones. Sin embargo, estos son alimentos inductores de gases y, por lo tanto, deberían incluirse con moderación, especialmente si la nueva madre tenía una cesárea.