ir al contenido

Ricardo De Montreuil, el cine como naturaleza

Nacido en Lima, Ricardo de Montreuil creció en la ciudad costera de Trujillo, donde estudió en la escuela de Bellas Artes y cultivó su talento artístico. A los 18 emigró a los Estados Unidos para estudiar Dirección de cine en The Savannah College of Art and Design. Según Hispanic Magazine, es uno de los 20 latinos más influyentes de Hollywood. Debutó como director de cine en 2005 con La Mujer de mi Hermano, película basada en la novela del autor peruano Jaime Bayly, la cual resultó ser uno de los estrenos más exitosos en Latinoamérica y una de las películas latinas más distribuida en los Estados Unidos. En el 2009 su próxima película Máncora es presentada en el prestigioso festival de cine de Sundance, consolidándose así como un importante referente del progreso en el cine latinoamericano. La película más reciente del director peruano ha sido Lowriders, producida en el 2016 por la reconocida compañía de cine Blumhouse Productions, que encajó en las taquillas más de seis veces el valor del presupuesto de producción. Ahora Ricardo es el director creativo de importantes canales de televisión, y ha obtenido diversos reconocimientos internacionales en las áreas de cine, TV y publicidad.

Vídeo

LOWRIDERS – OFFICIAL TRAILER (2017)

Leí hace poco que a los 14 años fuiste a buscar al hotel de turista al director de cine peruano Lombardi. Si es así, ¿podrías contarnos qué clave te dio para que continuaras con tu sueño de ser un realizador?

Lombardi confesó en ese instante que había estudiado cinematografía en Buenos Aires y me recomendó que Argentina, Cuba y Europa tenían buenas universidades de cine, pero la meca estaba en los Estados Unidos y sería lo ideal. La reunión con Francisco más que todo me sirvió para que mi papá viera lo que yo quería hacer en la vida. Tenía 14 años y él vio que no tuve vergüenza de ir al hotel, presentarme y decir: “quiero hablar con Francisco Lombardi”. Estaba determinado en hacer cine, no era simplemente una fantasía de niño como decir “quiero ser astronauta”.

Como cineasta, ¿cuentas con alguna disciplina?

Ninguna disciplina en particular, intento ver lo más que pueda de cine, leer la mayor cantidad de guiones y trato de relacionarme con directores y actores para ver cómo trabajan, pero finalmente dirigir es algo muy personal, yo tengo mis proyectos y soy bastante enfocado en ellos. Hago ciencia ficción y concretar una película puede demorarse años. Tengo varios proyectos avanzando.

En la actualidad estoy trabajando para sacar adelante The Raven, un cortometraje que hice hace cinco años y que fue inmediatamente un fenómeno viral. Todos los estudios me mandaron ofertas e inmediatamente Mark Wahlberg quiso producir la película. Nunca llegamos a finalizar el guion porque me llegó el guion de Lowriders y decidimos hacer Lowriders primero. Ahora quiero sacar adelante The Raven, estoy en pláticas bastante avanzadas con un estudio y es probable que iniciemos la producción este  año.

¿Crees que tus historias son ricas en contenido y complejas en cuanto a su realización?

En realidad, creo que más que yo la gente tiene que juzgarla. Las películas que he hecho hasta ahora puede que temáticamente sean complejas, aunque por la escala que tienen su realización son relativamente sencillas. Máncora abrió muchos festivales, costó un millón y medio de dólares y para los estándares de Hollywood es una película muy pequeña. En cierta forma es personal, aunque no es autobiográfica, viene a ser una amalgama de recuerdos míos antes de venir para Estados Unidos.

Como peruano quise contar un lado del Perú que mucha gente no conoce porque además de lugares maravillosos como Machu Pichu, la Amazonia, las playas preciosas, Perú cuenta con una cultura grande y bastante diversificada.

¿Cómo construyes el motivo o el tema central de tus películas?

Cuando Brian Grazer me dio una oportunidad de realizar Lowriders y contar la historia muy particular de una familia americana-latina que vive en L.A., sentí que tenía una obligación de mostrar y ponerle una cara a ese grupo de latinos que en cierta forma están marginados en este país. Son americanos, trabajan para los americanos, pero no son parte todavía de la sociedad norteamericana. Es raro ver una película de Hollywood donde se destaque la herencia México-americana, no obstante la mitad de los habitantes de Los Ángeles, o más, son descendientes de mexicanos. La mayoría de los que han nacido acá son de familias que han estado cien años, entonces son tan americanos, o más, que muchos americanos. Lo que origina la separación es más un tema de racismo, que otro particular.

Por otro lado, en La mujer de mi hermano lo que se me hizo interesante fue humanizar a gente que vive una cierta realidad y tiene un estilo de vida diferente. De esa película me gustó mucho que no juzgaba, se aceptaba la realidad de esa pareja y nadie era malo y nadie era bueno. Era gente viviendo su vida bajo circunstancias bastante específicas y que de repente no se ajustaban a lo que es la sociedad latinoamericana…

¿Algún director que haya influido en tu manera de concebir el cine?

Tres películas que me han gustado mucho son: The Shining de Stanley Kubrick, Alien de Ridley Scott y Seven de David Fincher. Probablemente sean las tres películas que más me han influenciado. Me identifico con Kubrik, Scott y Fincher debido a que los tres tienen un background de fotografía o diseño. Yo soy también diseñador, yo pintaba, de chico pinté, fui alumno del pintor Pedro Azabache por muchos años. Creo que un director debe ser bastante visual y en las películas de ellos veo un lenguaje visual muy pensado y particular, a diferencia de otros directores que no tienen ese tipo de ojo.

El cine latinoamericano siempre escribe su historia conforme pasan los años, es obvio. ¿Cuál es tu consideración sobre el cine Latinoamericano de la última década?

El cine Latinoamericano ha dado directores increíbles. Todavía grandes directores, como Pablo Larraín y Claudia Llosa, se han ido de Latinoamérica a Estados Unidos. Sin embargo, lo que estoy viendo es que está surgiendo a través de todo Latinoamérica un cine que está adoptando un modelo más hollywoodense y que comercialmente funciona bastante bien. Yo creo que esto es bueno porque crea una industria y la economía ligada al cine comercial puede permitir que se haga cine arte, creo que se está pasando por una etapa bastante interesante.

¿Cuál es tu relación con los espectadores, con el público? ¿Ha cambiado en el tiempo?

Siento que si bien he hecho películas que comercialmente han funcionado, han sido películas bastante polarizadas. Hay gente que les encanta mis realizaciones y al mismo tiempo a otros no les gusta. Así es el cine, uno nunca sabe, hay quien de repente me dice que le encanta La mujer de mi hermano, que es súper fan; otros me ven con cara de asco porque hice La mujer de mi hermano, igual con Máncora y con Lowriders.

¿Qué significado tiene para ti filmar en Hollywood? ¿Qué es filmar en Hollywood?

Lowriders fue mi primera experiencia en Hollywood, al realizarla aprendí la importancia de ser parte de la producción de una película. Me di cuenta que el director en Hollywood tiene muy poco control de todo el proceso y eso puede ser muy frustrante. Hay gente que vive detrás de un escritorio y para justificar un salario ejecuta cambios a una película que pueden hacerle mucho daño a la historia, influyendo en la forma en que la gente perciba la trama. Para la próxima película que yo haga quiero tener el control del guion hasta la última etapa, quiero ser uno de los productores y ser parte del comité que decide cuál va a ser el corte final, cómo se va marketear y distribuir. Definitivamente Lowriders ha sido un buen aprendizaje, en cierta forma me vacuné, ya sé cómo funciona el sistema. A pesar de haber dirigido tres dramas espero que mi próxima película sea de ciencia ficción o un thriller.

Y precisamente porque filmo en Hollywood también quiero darle visibilidad e importancia al excelente trabajo que realizan muchos actores latinos, con mucho esfuerzo dicho sea de paso, y por ello me resisto a ofrecerles papeles secundarios que responden más a prejuicios establecidos. Los actores latinos no pueden encasillarse en prejuicios, en modo alguno. Debemos valorarlos a partir de sus actuaciones.