Los estragos de una crisis generalizada que hoy en día arropa a Venezuela tiene su impacto sobre el principal pasatiempo deportivo del ciudadano: el béisbol.
El caso, en una atracción que era accesible para todo tipo de fanáticos, hoy pasa a ser un lujo de unos pocos. Así lo ve Franlet Bencomo, seguidor de la disciplina, quien contó a la agencia de noticias AP cómo ha debido adaptarse.
“Ahora hay que venir tras haber comido, a ver tu juego e irse a la casa”, dijo.
Y es que los precios han llevado más allá la situación, con costos que podrían ir más allá de la mitad del salario mínimo del venezolano (bsS 1.800) limitando el consumo de alimentos y bebidas en el juego de nueve innings.
El caso no solo reposa en los fanáticos, también hace mella sobre la organización.
En la presentación de la temporada 2018-2019 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, los altos ejecutivos del torneo confirmaron que contaron con el apoyo del gobierno para poder desarrollar las labores. El precio: 12 millones de dólares.
Entre victorias y derrotas, el béisbol busca seguir siendo una actividad intocable en un país en ruinas, y donde la política ha agrietado todo lo que toca gracias al desacierto de las medidas aplicadas por el régimen de Nicolás Maduro.