La temporada 2019 de las Grandes Ligas subirá su telón para todos los equipos con el tradicional Opening Day a celebrarse el día 28 de marzo. Antes, Atléticos de Oakland y Marineros de Seattle se enfrentarán en Japón, en una serie que servirá de manera oficial para dar marcha a la zafra. Pero una vez que todos los equipos salten al terreno de juego, la mayoría de las miradas estarán puestas sobre una zona en especial por el talento que concentra: la división este de la Liga Nacional.
Bravos de Atlanta, Filis de Filadelfia, Nacionales de Washington, Mets de Nueva York y Marlins de Miami lucharán por obtener el banderín del que se perfila como el grupo de conjuntos más parejos de toda la gran carpa.
Brazos a temer
Los Nacionales de Washington son indescartables. Pese a que ya no tienen en sus filas a Bryce Harper, los capitalinos sumaron a su rotación al zurdo Patrick Corbin, el pitcher más pretendido en la agencia libre. Su acuerdo fue una sorpresa mayúscula para muchos, pero tuvo mucho sentido. Con el potencial de ser un as de rotación, el siniestro tendrá un año de aprendizaje al lado de un ganador en varias oportunidades del Cy Young: Max Scherzer.
Ese 1-2 que conformarán será, dentro de la subjetividad del tema, uno de los más poderosos de todas las Grandes Ligas. Ahí radica el proyecto de los Nats, en volver a ser el equipo referente por sus lanzadores, ese que con solvencia controla a los bates contrarios y que busca un segundo año importante del joven Juan Soto, jardinero que fue segundo en la carrera por el Novato del Año.
Candidatos en el pasado, hoy puede que no tengan el peso de otrora, un punto importante para una organización a la que se le reprochaba avanzar a los playoffs pero sin mostrar la misma versión explosiva que en la ronda regular.
Las obligaciones del líder
Cuando hace un año se habló del potencial de los Bravos de Atlanta, se apuntó a lo que sus piezas más jóvenes eran capaces de hacer. Pero era simplemente eso, jóvenes. Encabezados por el novato venezolano Ronald Acuña, el cuadro Tomahawk vislumbraba grandes actuaciones a corto y mediano plaza; no obstante, pocos fueron los optimistas que pensaron en una temporada como la 2018, cuando se hicieron con el primer lugar del este.
Junto a él, Freddie Freeman, Ozzie Albies, Ender Inciarte y Nick Markakis fueron vida a un conjunto acostumbrado al éxito en la década de los 90, pero al que le faltaba hacerse más fuerte en los playoffs para llegar a trascender.
Los ojos puestos sobre ellos
Una vez se conoció que Harper alcanzó un acuerdo por 13 años y $330 millones con los Filis de Filadelfia, toda la atención de los expertos se centró sobre la organización de Pensilvania, que ahora es la favorita de muchos para quedarse este mismo año con la Serie Mundial. Parece una tarea muy apresurada, pero la presión es natural para aquel conjunto que se hiciera con los servicios del elemento más apetecible del mercado.
El respaldo ofensivo, además de Harper, será tarea de otras nuevas caras de la franquicia, como el receptor JT Realmuto y el infielder Jean Segura, ambos de calidad All Star y que alimentan aún más esa tesis de que en Filadelfia hay razones para ser optimistas y pensar que es posible volver a alzar el trofeo de campeón por primera vez desde 2008.
Un nuevo comienzo
Los seguidores de los Mets de Nueva York tienen razones para ser optimistas. En la Gran Manzana hay nuevos inquilinos, como el venezolano Wilson Ramos y el dominicano Edwin Díaz, además del regreso de Robinson Canó a la capital del mundo tras su exitosa etapa con el uniforme de los Yanquis.
Las adquisiciones que protagonizaron los metropolitanos no pasarán por debajo de la mesa al tratarse de jugadores probados en el lugar y que cuentan con el recorrido profesional para ser considerados como jugadores importantes en su nuevo conjunto.
A limpiar su imagen
Los negocios de los Marlins de Miami siempre parecen favorecer a sus rivales; sin embargo, en Florida saben que estas transacciones tienen repercusión en un lado y otro. Pese a salir de sus estrellas, hoy se puede hablar de ellos como una franquicia con material joven que pretende cohesionar a través de una dinámica en la que no hay nada que perder.
Sin mayor presión, los peces pondrán a prueba a la mayoría de sus piezas de baja edad, un proyecto en el que la meta es volver a la postemporada. No será un objetivo fácil de alcanzar, pero la realidad es que los resultados podrían verse realmente a mediano y largo plazo.