El gobierno de Trump impuso nuevas sanciones a Irán este viernes, una respuesta concreta a los ataques a las fuerzas estadounidenses en Irak realizadas esta semana, que fueron en represalia por el ataque aéreo estadounidense que mató al comandante militar iraní.
Las sanciones fueron dirigidas a las industrias metalúrgicas de Irán y a ocho altos funcionarios militares y de seguridad nacional que, según las autoridades estadounidenses, participaron en los ataques con misiles balísticos contra dos bases en Iraq, que albergan militares estadounidense.
Entre los sancionados se encontraban el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, el subjefe de estado mayor de las fuerzas armadas y el comandante de la milicia Basij, responsable de la represión de las protestas antigubernamentales.
“Estamos golpeando el corazón del aparato de seguridad interna del régimen”, explicó el Secretario de Estado Mike Pompeo, que apareció en el atril de la Casa Blanca con el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin.
Las sanciones fueron ampliamente anticipadas, ya que el Presidente Trump había prometido públicamente imponerlas en respuesta al ataque. No murieron ni estadounidenses ni iraquíes, y Trump dijo en una declaración el miércoles que Irán “parece estar retirándose”.
La economía de Irán ya está agobiada por las sanciones a más de 1.000 individuos, compañías y organizaciones iraníes que se han impuesto desde que Trump se retiró del acuerdo nuclear de 2015 con Irán como parte de una campaña de “máxima presión” para conseguir que Teherán cambie sus políticas.
Mnuchin dijo que la acción del viernes cortaría miles de millones de dólares de fondos al gobierno.
Traducción libre de The Washington Post